DOLOROSA CONEXIÓN [+18] #1

Capitulo 15: ¡¿Que mierda alemán?! ¿¡Estás loco?!

¡¿Que mierda alemán?! ¿¡Estás loco?!

Irina.

Aker me mira con el ceño fruncido mientras yo evoco mi último recuerdo de la noche de ayer.

¿Qué quiere decir con "dañarme"?

—Alemán justo ya la iba a sacar es una infiltrada estoy seguro, nunca la habíamos visto aquí además mírala tiene cara de muñeca no es una mujer de la hermandad, ya me la llevaré y le daré una lección...

—Cierra la boca Gabin—sisea Aker mirando a Blood pero ¿Gabin? ¿Qué mierda?

—¿Gabin? ¡Tú eres Blood estuviste en mi casa y te comiste mi comida! —me desespero y el me mira mal.

—Me llamó Gabin muñeca, Blood es mi gemelo—responde con sorna y abro la boca en una O muy grande.

Con razón.

—¿Qué haces aquí? ¿Como entraste? —pregunta Aker molestándose.

Ahora yo misma quiero saber que hago aquí, porque a decir verdad ya no lo recuerdo.

—Emh... yo, yo buscaba a Kaia...—me invento.

—Tu amiga no está aquí, Josep se la llevo—dice con la mandíbula tensa y mis hombros caen—lo mejor es que te vayas de aquí...

Un pitido lo hace callar y voltear, yo sigo su mirada y es el mismo hombre que siempre anuncia que la carrera está por comenzar.

Aker maldice entre dientes y me mira.

—Más te vale que te quedes aquí—ordena y mira a quien ahora sé que es Gabin—que no se mueva de aquí—me da una corta mirada antes de voltearse e irse.

—Espero que no seas una sucia infiltrada muñeca, odiaría sacarte tus bonitas uñas con un mondadientes—masculla y hago una mueca mirándolo.

—Tu hermano me cae mejor—replicó.

—No entiendo por qué, él es un témpano de hielo y yo soy un amor de persona—arruga las cejas cruzándose de brazos.

—Por eso mismo—está a punto de responder cuando él mismo pitido de hace unos minutos vuelve a sonar—¿dónde están los autos? —pregunto.

—Hoy no tocan los autos muñeca, hoy son dos ruedas— ríe.

Mis ojos siguen en el pitido y el bullicio de la gente, la música fue bajada de volumen y ahora solo escucha el presentador en un mini escenario improvisado y delante de él están formadas en fila unas 10 monoticicletas.

—Solo gana uno en esta ¿no? —pregunto a Gabin sin apartar la vista, cuando venía a correr también lo hice en moto, pero no recuerdo muy bien las reglas.

—No rubia, las normas cambiaron. Solo hay un ganador y los demás...—lo miro cuando se queda callado y hace una seña pasando su dedo por la yugular y me atraganto con saliva.

—¿M-mueren? —busco mi voz y el asiente.

No recordaba que la carrera fuera tan sangrienta, pero no puedo evitar la emoción que crece en mi cuando los competidores se suben a sus motos y hacen rugir el motor.

Cierro los ojos dejando que los rugidos me traspasen a mis tiempos de antes, a cuando esta era mi vida y yo lo amaba...

Tal vez...

No.

Miro moto por moto buscando la figura imponente del alemán y lo encuentro en la punta de la fila en una Harley tan grande y aterradora como él.