✞ Capítulo 7 ✞

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Bridget Derrick.

»Aguarda... algo no cuadra aquí«










—No te muevas.— ordené a la chica apenas escuché el timbre de la casa.

La chica estaba en un muy mal estado; tenía tanta fiebre que no pude bajársela con un simple baño, no podía darle antibióticos porque no soy un médico. Tenía que preguntarle a mamá sobre los medicamentos, pero obviamente no iba a arriesgarme.

Su herida del cuello estaba infectada, al parecer.

Apenas eran las cinco de la tarde cuando empeoró todo, la chica empezaba a tener escalofríos repentinos, y en mi pánico no sabía que hacer, lo único que se me ocurrió fue llamar a Chris para que trajera a Erick y a su hermana quien estudiaba enfermería.

Abrí la puerta del porche dejándome ver a dos chicos altos, uno de iris cafés y el otro de verdes claros; a la par de ellos una chica alta, también de ojos verdes al igual que los del chico.

—La chica se encuentra por acá.— los guíe. —Muere de fiebre y no sabia que hacer.— informé.

—¿Donde han conocido a la chica?— cuestionó el chico de ojos verdes.

—Larga historia, Erick. No es tiempo para sentarnos a tomar una taza de café y hablar de lo sucedido.— comentó Christopher al mismo tiempo que entraban a la casita.

Christopher tenía razón. Ahora mi preocupación era que la cosa empeorara más y que las demás personas o la policía se enteraran de esto; si realmente habían cometido un delito y los descubrían a nosotros nos llevarían entre las patas por haber ayudado a esconderlos.

Erick me preocupaba bastante, el hijo de puta y yo no podíamos vernos ni en pintura, pues todo resultaba incómodo y peligroso teniéndonos de frente, pondría un poco de mi parte para no estropearlo, de ser así Erick cogería todo, se larga y nos echaría en cara a todos.

Apenas Erick encontró a la chica recostada en el sillón, casi moribunda se sobre saltó, su rostro fue el fiel retratado de haber visto un ende maligno a punto de devorarlo, su nerviosismo se hizo presente en cada titubeo que salía de su boca, se pasmó tanto, y aquello se me hizo raro y extraño.

Muy extraño.

¿Qué tal si Erick ya la conocía? ¿Se conocían? ¿Tendrán algo que ver?

Una parte de mí pensaba que estaba alucinando tanto, otra parte de mi decía que debía estar alerta de cualquier modo.

Las preguntas se sumaban más y más a mi cabeza conforme Erick permanecía ahí.

Mi desconfianza ahora estaba en un nivel profundo.

—¿Cómo te llamas?— cuestionó la chica.

No obtuvo respuesta claramente.

Me preguntaba si de verdad la chica sabía hablar... ¿qué tal si tiene algún problema en su boca?

No descartaba ni una sola idea que tenía en mi cabeza, pero igual había muchísimas preguntar y pensamientos extraños que quizá solamente yo podía crearme.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now