✞Capítulo 12✞

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Christopher Vélez.
»El peligro está aquí«


Me levanté de golpe apenas escuché los toques fuertes en la puerta.

Perdí la noción del tiempo; no sabía que día era, mucho menos la hora.

No había tomado, mamá no me lo permite, pero parecía como si estuviese con una gran resaca.

Miré a mi alrededor y no estaba en mi habitación, pero sí en la sala, miré un montón de palomitas en el suelo y una caja de pizza también; el televisor estaba encendido, sección de Netflix mientras se encontraba plasmado en The Waking Dead serie favorita de Nessa y también mía.

Recordando un poco, la noche anterior habíamos tenido una noche de tantas que hemos tenido, ella le había puesto Noche de los raros, porque cuando pasaba, lo único que hacíamos era intentar maquillarnos -¡sí, Nessa lo hacía!-, mientras hablamos teorías del área 51. Luego contábamos anécdotas amorosas tan extrañas, como por ejemplo, el porqué le temía a las pollas.

Parpadeé varias veces, sacudí la cabeza para despertar un poco; me había olvidado de que alguien se encontraba tocando la puerta hasta que nuevamente escuché los golpes.

Puse mi mano sobre la boca y solté aire, lo inhalé para saber si tenía mal olor, y normal; cuando te despiertas tienes la capacidad de matar a cualquier animal con ese aliento. Sacudí ni cabello y froté un poco mis ojos.

Tomé el pomo de la puerta y la giré para abrirla, tragué saliva apenas abrí.

—¿Christopher?— me llamó apenas entró a la casa. —¿Qué significa todo este desorden?— cuestionó la mujer.

—Ha venido Nessa, Mamá, y hemos hecho todo este desastre. Lo siento.— rasqué mi nuca apenas cerré la puerta.

—Oh... espero tener limpia la casa para medio día, Margaret, Aracely y la madre de Bridget vendrán esta tarde.

Asentí aglomerado. Realmente había bastante desastre y yo solo no podría y no quería hacer todo esto.

Subí con rapidez a mi habitación abrí la ventana que daba directo al cuarto de Nessa; me quedé boquiabierta cuando vi al chico rubio manchado de sangre, casi estaba bañado en ella, su cara, su ropa y manos estaban repletas de sangre, de sus dedos goteaba sangre con frecuencia. Él aún no notaba mi presencia, parecía no entender lo que él tenía en el cuerpo; miraba la sangre entre sus manos con curiosidad y confusión.

No sé, pero rápidamente pensé en Nessa. Pensé que le había hecho algún tipo de daño.

Desconfiaba de él, aún así Nessa me dijera que no debía hacerlo, de cualquier forma, Kai a mi me daba una vibra realmente extraña, una vibra muy mala.

Me puse de pie en el marco de la ventana y estiré una de mis piernas para llegar hasta la ventana de Nessa, realmente no era una gran distancia, sin embargo, la altura desde las ventanas hasta el suelo te hacían tener una cierta adrenalina fatal. Me impulsé cayendo arriba de los cojines.

Kai me miró tan confundido apenas escuchó el golpe. Miré en toda la habitación, pero no se encontraba ella; corrí hacia el baño, la busqué en la bañera pero tampoco la encontré.

—¿Dónde está ella?— cuestioné apenas llegué donde él.

—No lo sé.— soltó.

—¿Por qué estás así? ¿Qué has hecho?— gruñí.

Kai cambió su expresión de extrañeza a una de molestia.

—¡Contesta! ¿Por qué estás así?— ladré.

Uniones peligrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora