✞Capítulo 9✞

44 7 11
                                    



Joel Morgan

»Después de algo bueno viene algo malo«




7:35 pm.

Exactamente a esa hora venía saliendo de las clases de orientación. Solía ir porque era un chico que solía tener problemas sociales; es decir, problemas para hacer algún tipo de relación amistosa con los que comúnmente me rodeaban.

Pasé por la cafetería y compré las donas de chocolate con chispas de arcoíris que tanto le gustaban a Nessa, también compré el café que frecuentemente bebía.

Dirigiéndome a casa tomé la ruta solitaria. Se encontraba un pequeño puente para poder pasar al otro lado del pueblo que lo dividía un pequeño arroyo.

Me detuve en seco apenas mis ojos apreciaron aquella chica rubia que se encontraba del otro lado del barandal del puente.

Me acerqué hasta allí, sin ningún tipo de ruido, entonces me pude dar cuenta de quien se trataba.

Rápidamente, sin pensarlo rodeé con lentitud el barandal, quedando a la par de la chica.

Pronto sentí su mirada sobre mí, fue entonces cuando nuestras miradas toparon.

Sus ojos azules eléctricos miraron los marrones míos y, así duró por unos cuantos segundos.

Al instante sentí una cierta chispa de electricidad recorrer cada partecilla de mi desgraciado cuerpo.

—¿Vas a saltar?— cuestioné señalando la corriente.

Su mirada era confusa, y así permaneció.

—¡Vamos!— la animé. —Hagámoslo ambos.— extendí mi mano, ella rodó los ojos y soltó una pequeña risita.

—Eres algo extraño, chico sin nombre.

Sí, estaba ya muy confundido por la situación.

—No. ¿por qué quieres tirarte?

—No quiero tirarme.— negó rápidamente con su cabeza. —¿Vida de mierda? Sí. ¿Problemas paténtales? Sí. ¿Problemas sociales? También, pero no quiero terminar con mi vida.— soltó acompañado de un pequeña carcajada.

Extendí mi mano e hice una señal de que decíamos cruzar el barandal que dividía el puente y nuestra muerte instantánea. Ella aceptó mi mano y con lentitud y un sumo extra de cuidado logramos salir ilesos.

—Soy Joel Morgan, ¿tú?— coloqué nuevamente mi mochila sobre mis hombros.

—Me sorprende que aún no sepas quién soy...

—Mmm...— pensé. —¿Alguna celebridad?— cuestioné torpemente.

—Eso podría ser posible.— sonrió. —Soy Maddison Barulich. Ya celebridad de este pueblo.— sus labios formaron una pequeña curva hacia arriba.

—No había escuchado hablar de tu apellido aquí en el pueblo.— comenté. —sin sonar grosero.

—Me ofende. Últimamente, desde que pisamos la tierra estamos siendo tema de muchos a la hora de merendar.— su tono de voz ya era algo gélido. —He pillado a uno que otro.

Uniones peligrosasOnde histórias criam vida. Descubra agora