✞Extra 3✞

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𝐴𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑙𝑒𝑎𝑛, 𝑠𝑒𝑝𝑎𝑛𝑠𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑠𝑢𝑐𝑒𝑑𝑖𝑜́ 𝑢𝑛𝑜𝑠 𝑑𝑖𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝐾𝑎𝑖 𝑠𝑒 𝑒𝑠𝑐𝑎𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑙𝑢𝑔𝑎𝑟...

𝐴ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑠𝑖, 𝑑𝑖𝑠𝑓𝑟𝑢𝑡𝑒𝑛, 𝑎ℎ.

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Extra 3





(—)

Cinco años más tarde.
Italia-Roma.




—¿Y que sucedió esa noche?— cuestionó el hombre sentado en el sofá.

—Murió.— miré a mi hermana agachar la cabeza, no le agradaba la idea hablar ni de estar allí.

—¿Qué pasó con el señor Davini?— cuestionó.

—Papá murió hace dos años. Accidente automovilístico.— enredé algunos hilos que salían de mi pantalón en mis dedos.

—¿Cuantos años tienen ambos?— interrogó.

—Yo cumpliré veinte años el veintiséis de febrero.— comenté.

—Estas próximo.— sonrió de lado. —¿Qué hay de ti, Marena?

—Diecisiete años.

—Eres menor de edad, eso significa que tu hermano está a cargo de ti, ¿no es así?— cuestionó el hombre.

Yo asentí ligeramente.

Cuando papá murió, yo apenas tenía diecisiete y Marena, mi hermana, tan sólo quince años; la muerte de papá fue algo que nos costó demasiado y durante esos dos años no sabía cómo hacerlo, cómo seguir. Nuestro padre había sido nuestra única fuente de cariño maternal y paternal; no habíamos conocido a nuestra madre, papá había dicho que mamá murió apenas en el parto de Marena, no lo recuerdo mucho, tampoco la recordaba a ella, ni sus brazos, olor, ni siquiera su voz, pero nuestro padre se había esmerado durante años en mostrarnos fotografías de ella y a hablarnos como era ella exactamente.

En las paredes de nuestra casa había fotos de ella, en cada pasillo, en donde pisabas para entrar alguna habitación allí se encontraba un gran retrato de la mujer pelinegra de iris grises. Mi madre se veía alta, esbelta, realmente hermosa, y, aunque su cara se veía suave, en el lado izquierdo de su rostro, yacía una pequeña cicatriz que adornaba su mejilla.

—Su padre, el señor Davini llevó la empresa hasta la sima, las personas están muy agradecidas con él, seguro él se sentiría feliz donde sea que este.

Marena lo observaba con detenimiento, luego echaba vistazos a la puerta con la esperanza de que alguien entrara y sacara a ese hombre de ahí, pero eso no sucedió.

—Pero muchas de las personas aún tienen dudas sobre él, sobre la empresa y todo lo que está relacionado con ustedes, los Davini.— agregó.

—Nuestra vida privada no se habla, quizá nuestro padre lo hacía, nosotros preferimos permanecer con el perfil abajo, al menos yo sí.— comentó Marena en un pequeño tono suave mientras estaba jugando con sus dedos.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now