✞Capítulo 19✞

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Nessa Morgan

»Primeras piezas para el juego«


Mi pecho dolía tanto. Sentía como una gran presión de acoplaba de tal modo que no me dejaba respirar. Mis ojos se empezaban a llenar de lágrimas y mi voz quería salir pero era imposible.

Por Dios, no otra vez...

Apreté mis puños y tomé la chaqueta que se encontraba en el estante de la sala. Las llaves de la pequeña motocicleta se encontraban en el platillo de la cómoda.

En mi jodida vida había conducido una moto, pero no era una moto de la cual debía temerle, de hecho era las motos pequeñas que utilizaban los ancianos para ir al mercado.

El viento era fuerte, y aún más mientras conducía; apenas llegué aparqué la moto, mi atención se fue al chico que iba por el pequeño pasillo de la ramada, era nada más y nada menos que Caleb.

Caminé a zancadas largar hacia el chico, llena de furia le jalé del hombro apenas lo tuve enfrente. Él arrugo el ceño y sus ojos se entornaron mirándome con bastante confusión.

—¿Qué haces aquí?— preguntó apenas se sacó del agarré.

—No, ¿qué carajos haces tú aquí?— interrogué entre dientes.

—Estoy por aclarar las aguas negras.— contestó, mientras intentaba caminar, pero no fue así, pues pronto me interpuse en su camino.

—No, tú vas a mover más esas aguas. ¿Sabes qué pasará después de que Aaron sepa la verdad?— lo miré con furia, él no dijo nada y pasó su mano por el cabello,—Eso creí. ¡No sabes nada, Caleb, nada!— gruñí.

—Conozco a mi padre, sé de lo que es capaz ese hombre.— soltó mientras me esquivaba. —Nessa, deja de comportarte como una niña. Después de que lo haga me agradeces.

—¿Qué se supone que debo agradecerte? ¿La muerte de los Camacho?— alcé ambas cejas.—¿O la separación de los Brown?

Caleb se paró en seco y giró en su propio eje para mirarme. Él se acercó y me tomó del brazo apretando de él, tanto que sentí un ardor.

—Que inteligente eres, hermana mía.— habló con hostilidad. —Ya entiendo tus intenciones.

—¿De que hablas?— le miré con el ceño fruncido y forzando para quitar su mano.

—Quieres que no hable, solo para tu propio beneficio, ¿no es así? No quieres que Bridget hablé de tu pasado, eh. No eres nada tonta.— exclamó.

Era verdad. El hijo de perra tenía toda la razón; yo no quería que Bridget hablará sobre lo qué pasó, por la única razón que recordarlo hacía volver a vivir. Yo ya tenía bastante con mis sueños como para volver a rascar en el pasado.

Caleb no se tocaba el corazón, de hecho, tenía el mismo temperamento que mi padre, era por eso que al que más se brindó fue a su hijo mayor, Caleb. Él no se tocaba tampoco el corazón, a menos que fuera para su propio bien, y sólo si lo veía tranquilo.

Pronto sentí como mis ojos volvieron a llenarse de lagrimas.

—No sabes nada Caleb. Lo crees saber todo, pero la realidad es que no sabes nada—hablé con firmeza, pero al mismo tiempo que instaba no mostrar debilidad mis lagrimas bajaban por mis pómulos. —. ¡¿Qué vas a saber tú?! Si apenas ocurrió te largaste.—

—Me importa un carajo el pasado. Estamos en el presente y eso es lo que importa. Escúchame bien— me soltó, me limpié mis lagrimas y sobé mi brazo. Caleb me tomó del mentón con suavidad y me hizo mirarlo. —, debes confiar en mí, Nessa. Confía en tu increíble hermano mayor. Aunque sea por una vez en tu jodida vida, te prometo que Bridget no hablará, porqué a ella tampoco le conviene, y los Camacho no morirán.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now