✞ Extra 2✞

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Antes de que empieces a leer esto, quiero decirte que no es un capítulo, sino es como un pequeño fragmento para entender un poco como pasaron las cosas mucho antes.
Y, aún faltan más, así que... Lean, ah.

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-Diez años más tarde-
Boston- Machasuchet.
10:20 pm.

Llegué a casa exhausto.

Quería tirarme a la cama, sin más, pero eso no fue así.

Fui recibido por una avalancha de abrazos pertenecientes de una pequeña de nueve años que hace un momento se encontraba en la sala de nuestra casa.

—¡Hola papi!— habló apenas sé alejó de mis brazos la castañade ojitos gríseos.

—Hola cariño.— sonreí ampliamente.

Posteriormente, el chico de cabello rubio desordenado me dio un abrazo, fue tranquilo, sin alegrarse ni mucho menos preguntándome si había traído algo para él , como semanas antes lo hacía.

—Que bueno que estás aquí.— soltó en un balbuceo.

Me fue extraño, pero de igual manera sonreí para él; desordené aún más su cabello, siempre solía hacerlo, se mostraba alegre cuando lo hacía, incluso lo dejaba así hasta que lo peinaba, sin embargo, eso no fue así. Él se quitó repentinamente y lo arregló apresuradamente. Pronto desapareció de mi vista.

—¿Haces fideos?— cuestionó la pequeña maravillada.

No podía decirle que no viendo su carita, sus ojitos los cuales destellaban.

—Está bien.— sonreí.

Ella festejó y simplemente dijo: —Le diré a mi hermano que te ayudaremos a prepararla.

Dejé las cosas que había traído del viaje sobre el buró que se encontraba al entrar; fui hasta la cosita, estaba impecable, sabía quien lo había hecho.

Una sonrisa amplia se había pintado en mi rostro al ver todo limpio, y no por el hecho de que lo estuviera, sino por quien lo había hecho.

—Sí, lo ha hecho Eimy.— habló el jovencito rubio apenas entró en la cocina.

Su comportamiento era extraño, me preocupa mucho.

Ya no solía ser el chico sonriente, ya no era el alegre, su mirada había cambiado de una dulce a una vacía, no desprendía nada de ella.

Yo necesitaba saber que era lo que pasaba.

—¿Estas bien? ¿Sucede algo?— cuestioné preocupado.

—No.

—¿No?— ladee la cabeza. —¿Pasó algo con Eimy?— volví a preguntar.

—No.— soltó nuevamente mientras sacaba algunas cosas de la alacena.

—¿Hijo?...

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now