✞Capítulo 10✞

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Nessa Morgan.

»Es que sí Kai actúa así, entonces sí es un ser de otro mundo o universo«


Observé la figura extendida en la tina llena de agua fría.

Tomé un pequeño baldecito de agua y se lo vertí sobre la cabeza, él dio un saltó, y abrió los ojos de golpe; un quejido salió de su boca y tan confundido se quedó mirándome.

Frunció el ceño.

Él aún no podía creer que me estuviese mirando de nuevo, quizá quería escapar de mí o de algo, yo quería hacerle millones de preguntas en ese momento, pero se encontraba apenas despertando y recibirlo con una guerra de preguntas en su estado sería como rascarle al grano.

Chris y el chico nuevo, el de los Barulich habían ayudado a meterlo hasta la bañera, los dos le quitaron la ropa, y los mismos habían sido unos mendigos cobardes porqué las únicas palabras que salieron de su boca fueron:

—Tengo tarea que hacer.— fue la excusa del rubio antes de salir.

—Yo... la verdad es que yo no tengo ni una sola excusa.— comentó Chris. —Yo no voy a bañar a un chico, lo siento mucho, pero no.

—Tienes que hacerlo, Chris, tú eres el chico.

—Tú eres la chica, tú puedes hacerlo con más confianza.

—Estás loco. Sería más incómodo, si tú lo haces, sería más cómodo, están entre chicos.

—Ándale, así tú pierdes el miedo a las pollas...— se burló.

—No les tengo miedo a las...— iba a decir la palabra, pero no pude decirle... —Ay, ¿sabes qué? Está bien, yo lo hago.— dije con fastidio.

Después de esa pequeña "discusión" entre ambos, él decidió irse como si no hubiese nada.

Realmente los días que Kai no había estado en casa, cuando decidió escapar me había sentido a gusto, sin mortificarme en nada. Ya me estaba acostumbrando a su ausencia.

Me senté enfrente de la tina jugando con el agua mientras él se encontraba recostado viendo el techo. En algunas ocasiones le echaba agua en su pecho, el pegaba algunos suspiros.

Observé su rostro el cual estaba con algunos rasguños, también estaba sucio.

—Sht— lo llamé.

Él no respondió.

—Kai— mascullé.

Él me miró alertado.

—Tranquilo. Sólo quería decirte que si puedo lavar tu cara.— pregunté. Él asintió con lentitud y volvió a recostar su cabeza sobre el borde de la bañera.

Pasé mis manos mojadas por su rostro con suavidad; la cicatriz que tenía cerca de su boca estaba sangrando, no dudé en pasar mis dedos por ella y limpiarla con delicadez; su piel estaba muy pálida, parecía no haber visto la luz del sol durante días.

Desde que se fue, había pasado más o menos unos cuantos días, y su herida del abdomen había mejorado, o eso era lo que se podía ver a simple vista.

Baje mis manos hasta su abdomen, pasé mi dedo índice por su recién herida y quedaban algunos rasgos de que estuvo ahí.

—No la cuidaste bien, pero ha cicatrizado. Un poco.— comenté.

Él asintió con su cabeza lentamente.

No había comentado ni una sola palabra desde que despertó, me era bastante raro, pero a la vez era razonable. Era entendible que no quisiese hablar, no lo había hecho desde que apareció en nuestras vidas, tampoco pretendía que lo hiciera cuando desapareció y volvió de la nada.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now