✞Capítulo 16✞

36 7 41
                                    



»¿Qué harías tú en un juego de vida o muerte?
(a) Trampa. (b) Estrategia. (c) Me retiro.«

Joel Morgan.



Caleb ya tenía un poco más de una hora contándome como le había ido durante los años que estuvo fuera; estaba feliz por él, muy orgulloso, pero a decir verdad, no era fanático de escuchar a los demás y sus historias me estaban agobiando.

Miré de reojo el teléfono, esperando a que alguien enviara un mensaje diciéndome que fuera a donde sea, pero vamos, yo no tengo esos grandes amigos, y el único, no me habla a diario.

Deseaba que Erick me mandase un mensaje y que me sacara de ahí, pero yo siempre deseaba cosas que jamás sucederían, es más, seguía los pasos de las señoras de tiktok, esas que decían que pudieras un deseo, que le dieras like, la siguieras y luego le compartieras.

Ingenuo.

—Lo siento, la maestra de orientación pide que vaya ya.— mentí.

Me levanté y aguardé el móvil en mi bolso del pantalón y salí de la casa.

Caminé por toda la calle, sin apresuro alguno. El clima estaba frío, octubre apenas iba a mediados y el cambio de clima me extrañaba mucho. Jalé las mangas de mi sudadera hasta tapar mis muñecas y luego las metí en los bolsillos.

Había caminado ya un par de minutos y volví a revisar el teléfono con la esperanza de que Erick se atreviera a mandar un mensaje avisándome donde carajo estaba; tenía ya un día que no recibía nada de él. Giré a la izquierda y tomé el pequeño callejón para llegar más pronto a la casa de Erick.

La mayoría de las veces que había ido a su casa tomaba pequeños atajos para no caminar tanto. Apenas llegué, toqué la puerta con los nudillos, lo hice un par de veces pero nadie contesto. Caminé un poco por el pasillo de la fachada, mirando por las ventanas hacia dentro. Estaba sumido en un silencio y la luz de afuera no entraba tanto por los ventanales, lo único que alumbraba un poco el hogar era los tragaluces que habían en el techo de las escaleras.

Gruñí y volví a sacar el teléfono de mi bolsillo y busqué el contacto de Erick para llamarlo. Al primer aviso me mando directamente a buzón. Esperé unos cuantos minutos para volver a llamar nuevamente y entonces, ahora sí recibí una respuesta, sólo que no era la que yo esperaba.

—¿Bueno?— Contestó la voz de Madd tras la pantalla.

—¿Madd?— pregunté con curiosidad.

Sabía que era ella. Ya recordaba su voz, así que no podía ser nadie más que ella misma. Lo raro aquí era que porqué razón ella tenía el teléfono de Erick.

¿Estaban juntos?

No quise quedarme con la duda, así que pregunté ingenuamente: —¿Estás con Erick?—

—No, pero sé dónde está.— habló, tranquilamente.

Arrugué las cejas.

—¿Erick está bien?— pregunté, un poco mortificado.

—Joel, no lo sé, y no sé cómo explicártelo.— respondió desgastada. —Ven, corre.— aulló.

—Bueno, correría si me dijeras exactamente hacia dónde.— hablé con obviedad.

Me dijo que en dirección a su casa, luego colgó apresuradamente. Pensé que estaba en problemas, o algo por el estilo. Al final, antes de colgara pude escuchar la voz de un hombre, supuse que era el de su padre quien le llamaba la atención.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now