✞Capítulo 14✞

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Emily Camacho.
»El juego es un campo batalla«

Salí tan temprano de casa, quedé en verme con Lander, mi novio en la cafetería del pueblo.

Lander y yo teníamos más o menos un año saliendo a escondidas, nuestros padres no podían verse ni en pintura, y eso hacía que nuestra relación fuera toda una jodida aventura, llena de altibajos y luego, quizá, momentos de tensión donde todo se veía en un hilo. Aún así, ahí seguíamos, uno para el otro, y cada vez intentándolo con más fuerzas.

Lander había sido mi mejor compañía en todo momento, desde los alegres, donde debía festejar, reír y gritar de alegría, hasta en los momentos donde se debía llorar y lamentar, el ahí estaba para acompañarme en todo aquello, sin faltar a cada uno. Así como también yo para él.

Lander era un gran chico, lleno de bendiciones, lleno de alegrías, un tipo de un gran sentido del humor, tan amable, solidario, siempre estando para los suyos, pensaba que la familia era primero que todo, pero también era un chico tranquilo, no solía meterse en problema alguno, sabía a la perfección que era lo que estaba mal y que era lo que sí. Tenía un corazón enorme, decía que en él solo yacía yo, a veces, sus palabras lograban sacar ese sonrojo en mis mejillas.

Era tan respetuoso con todos, pero sobretodo conmigo. Solía decirle que no estaba preparada para dar los siguientes pasos en la relación, el entendía, el sabía.

Me recibió con un gran abrazo, y un beso en mi mejilla. Me ofreció sentarme y cargo en sus brazos a Cody, mi cachorrito.

—Se acerca nuestro aniversario.— sonrió apretando sus labios.

Miré sus ojos verdes, brillaban con tan solo hacerse la idea de que pronto cumpliríamos ya otro mes saliendo.

Saber que a Lan le causaba tanto un mes donde compartió mucho conmigo era realmente admirable, eran muy escasas las personas que hicieran eso, alégrese por un mes de relación más, pero Lan lo hacía y su sonrisa y ojos me lo admitían casi gritando.

Cuando Lander me pidió que fuera su novia fue exactamente el tres de octubre, fue una tarde y exactamente fue después de haber recorrido un maratón de bicicletas, me lo pidió justo debajo de un árbol en el bosque en el que íbamos pasando, yo estaba descansando y pronto él se acercó y me dio una botella de agua, en la etiqueta escribió el "Emm Camacho, a Lander le gustaría que le otorgaras el honor de ser su novia". Fue algo inesperado, pero salté tanto de la emoción h desde ese momento empezamos un gran recorrido de la vida juntos, claramente con demasiadas dificultes, pero lo controlábamos.

—Lan, ¿qué tal sí lo pasamos justo donde todo comenzó?— dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Lan se maravillo, y sonrió tiernamente.

—¿Debajo del árbol? ¿En el bosque?— Cuestionó maravillado.

—Ahí mismo.— confirmé.

Lander aceptó, sabía que lo haría, y sabía que sería la mejor opción y lugar para pasar nuestro aniversario. A él le gustaba, a mi también, era algo pequeño, pero sabía que significaba demasiado para ambos.

—Te quiero,— soltó. —mucho, Emm— agregó antes de despedirnos.

—También lo hago Lan.— sonreí leve y dejé un pequeño beso sobre sus delgados pero suaves labios.

A Cody le encantaba pasear, de hecho era una de las cosas que más hacía, junto con él, yo. Lo llevé al bosque, así también serviría para ver cómo era que estaba el lugar, tenía mucho sin ir, desde que dejamos de hacer los maratones.

Uniones peligrosasWhere stories live. Discover now