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Ambos cuerpos desnudos, a excepción de la ropa interior, que en ese momento era lo único estorboso, en algún tiempo entre besos y empujones terminaron presionando sus cuerpos contra la fría pared al fondo.

Algo un poco gracioso pero excitante a su vez, porque mientras uno era impactado contra aquella clara pared, en un descuido, los lugares eran intercambiados.

Incluso para Ni-ki había sido sorprendente la rapidez con la que Jungwon se escapaba, hasta la forma ruda en la que buscaba arrinconarlo.
Pero Ni-ki no había planeado ello para que su orgullo fuera pisoteado por alguien a quien creía una presa fácil.

Fue cuestión de segundos para que una de las mejillas y el pecho de Jungwon fueran los aprisionados, con su mano siendo presionada en su espalda, en una especie de llave de defensa y fue casi inevitable para Jungwon soltar un quejido al sentir al Alfa opuesto con el rostro en su cuello, amenazando silenciosamente con marcarlo si trataba de liberarse.

Estaba jodido, y lo supo al momento de sentir la erección del japonés presionando contra su trasero.
También supo que aquella batalla había terminado y él había sido el perdedor.

—Riki.. espera no...— su cuello en ese momento estaba siendo vilmente besado.—No podemos.

—Si estuviera en tu lugar, ¿Me follarías?
El silencio fue la única respuesta.—¿Lo ves? Puro instinto.

Sintió su mano ser soltada, pero incluso queriendo mover una pieza del ajedrez, se sentía perfectamente rodeado para el jaque-mate.
No mentiría, se había tensado al sentir su ropa interior ser tirada hacia abajo.
Aunque a pesar de su miedo, una parte en él parecía disfrutar de esa sensación de exposición.

Y para Jungwon era insano, era insano suspirar al sentir su cuerpo siendo recorrido por las manos de Ni-ki, era completamente insalubre querer más que solo caricias, su trasero estaba siendo perfectamente "amasado" como si buscara amoldarlo, siendo aprisionado entre aquellas grandes manos, que para entonces estaban siendo su perdición.

—¿Suave o rudo?— fue tan repentino que incluso lo hizo abrir los ojos de golpe.

—¿Oh?— claro que sabía a lo que se refería, pero en ese momento no tenía idea de nada, su mente estaba en un completo vacío.—Puedes... Bueno, ya sabes, nunca me han hecho eso a mi.— su respuesta tal vez había sido muy patética pues la risa del pelinegro no había tardado en llegar.

—Entonces seré suave contigo ¿Te parece?

Como un completo necesitado asintió rápidamente, arrepintiéndose al momento.
Preguntándose a sí mismo ¿Por qué ni podía simplemente apartarlo y mandarlo a la mierda? Porque sabía que en ese momento estaba siendo meramente sumiso, incluso aceptar lo había hecho sentir sucio, después de todo para Riki solo estaba siendo una pieza más de personas con las que ha saciado su sentido carnal.

Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de los movimientos del Alfa, no fue hasta sentir dos largos dedos invadiendo su anillo, soltando un fuerte pero corto gemido por la sorpresa.

Para entonces se sentía avergonzado, su recto estaba siendo preparado, con dos dedos dentro suyo mientras el pelinegro besaba sus hombros y parte de su espalda.
No mentiría, era incómodo y doloroso.

Ni-ki abría y cerraba sus dedos en un ademán de tijeras, si por él fuera ya hubiera sacado aquellos dedos y penetrar al azabache sin control, pero por suerte una parte suya muy consciente lo mantenía al pie y no le permitía seguir a sus sentidos.

Jungwon con los ojos cerrados casi con fuerza soltaba bajos gemidos y jadeos, porque aquella incomodidad se había esfumado y a pesar de que el dolor seguía presente ya no lo era con la misma intensidad, tanto así que hasta comenzaba a disfrutar el movimiento de los dedos dentro suyo.
Hasta llegar a ese punto donde quería más pero no se atrevería a soltarlo, o eso creía.

Su pobre lobo ya había pasado por un problema al perder aquella batalla de quién dominaba a quién, no terminaría de destruir el orgullo de su lobo.

Sin embargo parecía que su cerebro había perdido la comunicación con su cuerpo, porque sus caderas habían comenzado a moverse lentamente, llamando la atención del Alfa pelinegro, quien estaba seguro de haberse ganado la lotería entera.

—¿Quieres otro?— por alguna razón, la voz susurrante y grave logró sacarlo más de sus casillas, estaba seguro de que si abría la boca le gritaría como algún Omega en celo completamente necesitado.

Lo veía venir, gritando un "Dios, sí, fóllame maldita sea".

Perdóname lobito. Fue lo único que pudo pensar luego de asentir junto a un sonido de afirmación.

Ni-ki por supuesto, no necesitó que diga algo para acatar a la orden, adentrando un tercer dedo, mirando disimuladamente el rostro del Alfa más bajo.
Si antes se negaba a la idea de que ese chico con cuerpo escultural sea un Alfa, ahora lo hacía rotundamente.

Ninguno era consciente del tiempo que corría dentro de aquel salón.

Ambos chicos habían mandado al demonio su autocontrol, porque tan pronto como Ni-ki sacó los tres dedos del estrecho recto, Jungwon se volteó para atrapar los labios del japonés, mientras este se deshacía de su propia ropa interior.

Con ambos cuerpos desnudos y sonidos sucios presentes, Ni-ki tomó el cuerpo de Jungwon, sosteniendo sus muslos para levantarlo, mientras automáticamente Yang enlazaba sus piernas en las caderas del japonés.

Fue consciente del momento en el que Riki alineaba su falo en su entrada, haciendo su cuerpo tensarse.

—Oye idiota...— ambos pares de ojos se encontraron, brillantes y llenos de deseo tentador.—Solo no seas muy fuerte.

—Al menos que me pidas lo contrario, prometo ser suave contigo.— aún no sabía si debía creer en él, pero lamentable o gratamente lo hizo.

El hinchado glande hizo entrada, y en ese momento se arrepintió de haber continuado con ello.
Sí, definitivamente debió saber que el tamaño de tres dedos no se comparaba con el grosor del miembro viril que tenía el pelinegro.

Continuó con su paso, sintiendo sus paredes anales expandirse ante el repentino "visitante", y si dos dedos le habían dolido, aquel falo terminaba por destrozarlo entero.

Ni-ki respiraba entrecortadamente, porque claro, mientras Jungwon sufría de un dolor incomparable él se sentía en un paraíso, todo por la exquisita estrechez del azabache.

Su mirada encontró a aquellos ojos llorosos, húmedos por las lágrimas que amenazaban con caer si el Alfa más alto se movía.

Oh, ahora Jungwon reconocía la valentía y fuerza que tenían los Omegas para ceder que un Alfa los atienda.
Aunque también estaba envidiando su lubricante natural.

Sus labios fueron atrapados en un beso húmedo lleno de lujuria, cerró los ojos para dejarse llevar, mientras dos pequeñas gotas caían de sus ojos y acariciaban sus mejillas.
A su vez su falo fue tomado entre una de las manos contrarias, mientras era acariciado con vehemencia desde arriba hacia abajo, una y otra vez.
Distrayéndolo del ardor que su trasero sentía en ese momento, con sus gemidos siendo callados en aquel beso profundo.

Jungwon sentía a su propio lobo mover la cola, cosa sorprendente porque el pensaba que después de ello, entraría en una profunda depresión por haber sido destruido de aquella forma, pero ahora sentía que estaba lejos de entristecerse.

Se consideró listo para empezar con la acción, mientras hacía cortos movimientos de auto-penetración, tan pronto como comenzó a moverse su silencioso pedido fue sobrentendido y realizado, porque ahora era Ni-ki quien comenzaba a penetrarlo de forma lenta y sensual, sacándole más de un suspiro.

Sus caderas firmemente sostenidas se movían en lentos círculos que aumentaban conforme las estocadas del opuesto.

El juego a penas había comenzado.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now