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Jungwon despertó como cualquier otro día, o bueno... Al menos hasta reconocer el lugar en el que estaba.

"¿No pudiste simplemente ir a casa? Nuestro orgullo está en riesgo."

"Tú fuiste el idiota que aceptó."

¿Idiota? ¿Acaso su lobo le había nombrado de esa forma? Él no era un idiota, probablemente un tonto indeciso, sí, pero un idiota, por supuesto que no.

Con los ojos ya acostumbrados a la luz mañanera, quiso levantarse y salir corriendo para encerrarse en su habitación y meditar por largas horas hasta llegar a la conclusión, donde prometería no volvería a hacer el papel de delta.

Y seguidamente romper la promesa al primer instante en el que aquel chico se le presente.

Sí, ese era un excelente plan.

"Es patético como tú."

¿Siquiera ese tonto lobo interno podía opinar?
No servía para nada más que presentarse cada seis meses y alterar drásticamente sus hormonas, bueno a veces llegaba mucho antes de los seis meses, pero daba igual.

Pero no, su lobo no era importante en ese momento, lo principal era irse de ese lugar.

"Deséame suerte."

"Lo vas a despertar."

"Gracias por el voto de confianza."

Se removió entre el brazo del chico, debía ser parte de su imaginación, pero sentía que este hacía más presión.

Incluso aguantó la respiración esperando que de alguna manera pudiera salir de esa forma.

Bien, parecía que la presión que ejercía el brazo en su cintura no era parte de su imaginación.

Con la impaciencia controlándolo, su intento de ser delicado se fue al carajo, y simplemente quiso levantarse sin importarle el otro chico.

Quiso porque antes de que saliera de la cama, muy cómoda por cierto, su cuerpo fue empujado devolviéndolo al mismo punto.

Deja de moverte.— sentenció el rubio.

De acuerdo, seguramente si fuera un omega hubiera acatado aquella orden, pero hey, solo quería estirarse e irse a casa como si no hubiera sido follado toda la noche.

Su diestra sostenía la muñeca de la mano externa, levantándola unos cuantos centímetros antes de que volviera a caer.

—Demonios Jungwon, solo duérmete es temprano.

Sus despiertos ojos viajaron al reloj gris colgado en la pared, 8:34 a.m., la hora perfecta para ir a casa y desayunar cualquier cosa deliciosa que su papá cocine.

—Debo ir a casa, tú puedes seguir durmiendo.

Escuchó un desinteresado sonido de garganta y que siguiera siendo fielmente sostenido, le hacía saber que no sería fácil salir de ahí.

"Genial, ese idiota está despierto y no quiere cooperar."

"Te dije que lo despertarías."

Comenzaba a odiar a su lobo.
Hey, esa voz interna siempre estaba de acuerdo con lo que dijera o pensara, se había vuelto insoportable.

Reintentó salir silenciosamente recibiendo un gruñido del rubio.

—Te llevaré luego, deja de molestar.

—Puedo irme solo.— le alteraba creer en que, si su familia lo ve, lo atacarían con preguntas donde tendría que mentir, y él no era el mejor mentiroso.—Déjame ir.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now