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Ambos chicos tenían sus desnudos cuerpos muy pegados.
Ninguno fue consciente del momento en el que habían comenzado a follar.

Un solo minuto después de que Ni-ki se vaya, Jungwon tomó sus cosas, saliendo del aula y yendo hacia la azotea, con la mirada completamente baja y un normal caminar, para evitar llamar la atención de alguien.

Tan pronto como tocó las puertas del baño, fue atraído hacia el interior y sin necesidad de hablar, ambas bocas se volvieron a encontrar.

Algo que para ambos Alfas había sido muy rápido, porque en ese momento Jungwon tenía sus manos prisioneras, presionando contra su espalda baja, sus dedos enrollados entre sí, mientras el pelinegro sostenía ambas manos desde la muñeca, penetrándolo a una velocidad impresionante, que lo había hecho gritar más de una sola vez.

—Mi-Mierda Riki.— sentía los labios resecos, oh sus pobres labios que estaban siendo completamente ignorados.—Por favor... Po-Por fa-vor.

—¿Qué quieres, amor?— como si fuese una tortura, sintió aquellos gruesos labios besar y morder sus hombros.

—Bésame estú-pido, quiero... Quiero que me beses, mgh~— estaba totalmente jodido, es lo único que podía pensar, después de todo nunca había rogado antes.

Pero agradeció totalmente el haber perdido la razón, porque cuando sus labios tuvieron la tan esperada atención fue como si besara a un ángel, o mejor aún, a un demonio, uno que comenzaba a tener el control total en él, y que a pesar de saberlo, le encantaba.

Sentir como sus gemidos eran ahogados, perdiéndose entre la boca del pelinegro, le encantaba, escuchar al Alfa japonés gruñir contra su boca también le encantaba.
Toda esa perdición le estaba encantando.

Intentaba buscar respuestas a su precipitado gusto pero simplemente concluyó en que ser sometido por ese pelinegro podía ser la mejor sensación que sentiría en su jodida vida.

Esperaba que sea algo pasajero, no se quería imaginar creándose un pasatiempo llamado "Tener sexo con el idiota número uno", porque sí, Ni-ki podía decirle esos mimosos apodos lindos, pero Jungwon no dejaba de insultar en ningún momento.

Y si de hablar con sinceridad se trata, Riki estaba encantado por la forma grosera en la que le hablaba. Porque sí, sabía que Jungwon también disfrutaba de ello al escuchar las groserías que escapaban de sus labios, todas dirigidas para él.

No importaba lo romántico, total sólo era sexo.

Pero aseguraba que oír al azabache gritar un "Idiota" y más palabras groseras, era una invitación al infierno.
Una que sin necesidad de leer aceptaba.

—¡D-Dios! Jodido idiota...— oh, ahí estaba esa hermosa melodía.—Riki... Mal-Maldita sea.— sabía que el Alfa más bajo estaba por alcanzar su orgasmo, cosa que aún no iba a permitirle.

Sostuvo el miembro de Yang entre su mano despejada, apretando la punta de este.

—Aguanta... Mierda, aguanta un poco más.

—Eres un... Un idiota d-de lo pe..- ¡Ah, joder sí!— las piernas del azabache comenzaban a temblar, Riki tuvo que dejar sus manos libres, con tal de sostener la pequeña cintura del Alfa.—Riki... Riki déja-déjame correrme... Por favor.— lágrimas de placer se acumulaban en sus ojos.

—No, aún no, bebé.— como si de jugar con la inexistente cordura del bajo se tratara, comenzó a dar mordidas en su cuello.

—Por... favor.— Jungwon sentía su orgasmo a la vuelta de la esquina, así como un dolor en su miembro al evitar que toque su clímax.—Ri-Riki ¡Ah~! Joder, Riki por favor.— a ese punto poco le importaba tener que rogar como un completo sumiso. Y para rematar su sumisión.—Alfa, te lo rue-ruego, Alfa.

Sería capaz de festejar que aquello haya funcionado, pues comenzó a sentir como la presión en su glande disminuía y a su vez, la mano del japonés comenzaba a ascender y descender en su falo. No pasó ni un minuto cuando terminó por llegar a su orgasmo, acompañado de Ni-ki, quien esta vez se había corrido afuera suyo.
Algo un poco decepcionante porque, a decir verdad, Yang esperaba volver a sentir aquella blanquecina esencia dentro suyo.

—¿Otra ronda?— el grave susurro en su oído comenzaba a excitarlo nuevamente.

Pero Jungwon tenía otros planes, y uno de ellos era hacer sufrir al pelinegro, porque vamos, que se porte como un necesitado sumiso tenía su costo.

—¿Solo una más?— preguntó Jungwon, mirando al menor asentir.—Podríamos hacerlo todo el día, sería una buena forma de comenzar el día ¿No crees?— comenzó a colocarse su ropa, bajo la atenta mirada de Nishimura.

—¿Eso es un sí?

Terminó de acomodar su camisa dentro de sus pantalones, sonriendo al darle la espalda al menor.

—Déjame pensarlo, mmm.

—No veo la necesidad de comenzar a vestirte, aún no terminamos.

Ignorando las palabras del pelinegro colocó sus botas, tarareando alguna canción aleatoria.

—¿Jungwon?

Estaba totalmente vestido y casi arreglado, lo suficiente como para pasar desapercibido.
Encaró al menor, mostrándole una de sus mejores sonrisas
—Tonto... no quiero que me folles.— la mirada de confusión en el menor le permitió seguir hablando.—Al menos no el trasero, puedes follar mi boca.— percibió como los felinos ojos del chico comenzaban a brillar, tal vez por imaginar la escena.—Quiero que tomes mi cabello y adentres tu pene a mi boca, hasta lo más profundo.

Ese era el lenguaje sucio que a Ni-ki tanto le encantaba.

—Deseo hacerte disfrutar tanto con mi boca, que dejes tu esencia en ella ¿Podría?.— pobre Nishimura, el que antes era el astuto zorro, ahora estaba siendo engañado por el mismo cordero.

Terminó de creer en que aquella fantasía se haría realidad al sentir al mayor masturbar su falo. Sintiendo ese toque tan ligero y persistente como si pusiera un pie en el paraíso.

Un paraíso que terminó como un valde de agua fría.—Lástima que tengo clases, tal vez la próxima. Idiota.—La sonrisa cínica que le mostró, fue lo que más detestó en ese momento.

Cuando intentó detener al chico, este ya había salido, dejándolo sólo y con una erección.

—Me las pagarás, Jungwon-ah.
Con toda la excitación acumulada, comenzó s masturbarse, imaginando que era aquel "Alfa" con apariencia gatuna y cabello azabache.

El juego había comenzado y ninguno pensaba en parar.

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𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now