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—Sunoo me duele tanto la cabeza, creo que de verdad moriré.— se quejó Jungwon por enésima vez en el día.

Aquel lunes se había levantado bien, había desayunado como de costumbre, pero extrañamente al llegar a la escuela su cabeza comenzó a punzar como si le hayan repartido golpes.

—Jungwon, basta.— el Omega quería salir corriendo, pues Jungwon no dejaba de acurrucarse en él como un bebé.—Eres un exagerado, ¡Dios! Compórtate como el adulto que eres.

—Sunoo~ ¡Me voy a morir!— volvió a abrazar el brazo del Omega, restregando su redonda mejilla en él.

—¡Jake! ¡Dile algo!

El Alfa castaño simplemente comía de unas papas mientras ignoraba la presencia de sus amigos.

—¿Qué quieres que haga? Jungwon siempre es raro.

—¡¿Por qué nadie se preocupa por mí?!— hubiera deseado que su voz no saliera tan alta, pero para empeorar su día más de un estudiante había volteado a verlo.—Como decía, me siento mal.— se cruzó de brazos evitando hacer contacto visual con cualquier otra persona.

—Anda a enfermería, genio.

Jungwon rechistó levantándose de golpe, dejando su pastel de manzanas a medias.—¡Los odio!

Caminó hasta la salida de la cafetería, liberando feromonas que expresaban su enojo, ignorando la molestia en su cabeza. Al salir, el pasillo estaba más tranquilo y vacío de lo normal.

Caminó hasta la mitad del pasillo hasta que una luz parpadeante lo alertó, de acuerdo, tal vez haber visto una película de terror con su hermano antes de dormir no había sido la mejor idea.

Si algún extraño ser paranormal lo asesinaba, culparía a su hermano. Y a sus amigos por abandonarlo. Retrocedió uno, dos y tres pasos antes de chocar con algo... o bueno, alguien. Se tensó un par de segundos antes de sentir el embriagador aroma que lo hizo voltear con seguridad.

—Riki, casi me da un infarto.— suspiró aliviado.—¿Qué haces acá?

—Estudio aquí, Jungwon.

El Alfa azabache rodó los ojos.—Ish~ Me refiero a...— marcó sus labios en una línea, ladeando la cabeza.—Olvídalo, nada importante.

—De acuerdo...— mordió su mejilla interior, sin saber exactamente qué decir.
Jungwon lo miraba como si esperara que dijera algo más para romper el tenso silencio.

—Umm... Tengo que-

—¿Te sientes bien?

El rostro combinado de preocupación y desinterés hizo a Jungwon dudar de si sincerarse o mentir.—Me siento un poco mal.— como si hubiera hecho una especie de atracción, su cabeza comenzó a punzar nuevamente.—La cabeza me duele tanto, es raro de explicar.— su mano comenzó a sobar su cien, tratando de ignorar aquel consecutivo dolor.—Es como si me estuviera estrellando la cabeza contra un metal... Y se siente todo tan confuso, hasta tengo la sensación de que caeré.

"¿Así se siente estar drogado?"

Riki no pudo evitar reír por unos segundos antes de que Jungwon volviera a hablar.

—¿De qué te ríes? Estoy hablando en serio.

—Me parece que estás hablando muy exagerado.

Jungwon resopló exasperado.—Ni siquiera sé por qué te lo estoy contando.

—Bien, bien... ¿En verdad te duele tanto?

El Alfa más bajo asintió rodando los ojos.

—¿Te lastimaste acaso?

—No, eso es lo extraño.— el dolor volvió a desaparecer por unos momentos.—Fue repentino.

—Puede que hayas comido algo... ¿Malo?— habló sin saber exactamente qué decir.

—A menos que mi papá haya intentado envenenarme o algo por el estilo... Lo dudo.

—Mhm.— llevó el dorso de su mano hacia el rostro del mayor, tocando su frente y mejillas.—Bueno, tienes un poco de fiebre.

Jungwon sonrió sin gracia.—¿Me recomienda algo, doctor?

—Ja, estudio mercadotecnia... No medicina.— aclaró.—Pero deberías ir a enfermería.— apretó una de sus mejillas, logrando que el coreano se queje, apartando su mano.

—Iba a ir ahí antes de toparme contigo.

—Genial, te acompaño.

Los ojos del azabache se abrieron sorprendidos.—No hace falta.— Pero repentinamente sentía el brazo del japonés por encima de sus hombros, caminando hacia la dichosa enfermería.

Mentiría si dijera que le había molestado, simplemente estaba sorprendido, caminando junto a Nishimura, mientras este le hablaba de algún tema extraño como si fueran amigos de toda la vida. Ciertamente, no le incomodaba, en realidad el aroma sutil y embriagador le estaba sirviendo como un relajante para el atentado en su cabeza.

Eran simplemente ellos hablando e incluso sonriéndose unos a otros, algunos que cruzaban por ahí se sorprendían al verlos de aquella forma tan... cercana.

—Por cierto...— se ganó la atención total de Jungwon al momento.—Mi madre te adora, es horrible... Estuvo todo el fin de semana preguntándome por ti, ¿puedes creerlo?

Emitió una risa corta.—Que te puedo decir, tengo encantos.— levantó una de sus cejas, mostrando un rostro egocéntrico.

—Muy humilde de tu parte.

—Oh, vamos.— sonrió en grande.—Riki, eres el menor indicado para hablar de humildad.

Escuchó al rubio soltar un corto gruñido, haciendo que la sonrisa en su rostro se mantuviera.

Sí, tal vez no era tan molesto como pensaba.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now