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En una redonda mesa del lugar, Jungwon y Riki comían de un helado, hablando, mejor dicho, discutiendo, porque a Jungwon se le había ocurrido insultar a la chocomenta.

—A Sunoo le gusta eso y es asqueroso.— Arrugó la nariz con asco.—De solo olerlo me da náuseas.

—Ahora resulta que te provoca.— Rodó los ojos, comiendo del helado.—¿Alguna vez lo has probado?

—No.— Dijo indiferente, levantando los hombros al notar la mirada incrédula del rubio.—Es de esos alimentos que no necesitas probar porque de solamente verlos sabes que es horrible.

—No hay nada de sentido en eso.— Parpadeó confundido.—Si lo probaras...

—Prefiero evitarme unas náuseas, gracias.— Sonrió falsamente, volviendo a lamer del postre.

—Tu amigo tiene mejor gusto que tú.

—No me estés comparando con otras personas.— Frunció el entrecejo con molestia.—Yo tengo buen gusto, tú no.

—¿Por qué tenemos que discutir tanto?— Cuestionó.

—Por tu culpa.— Dijo con obviedad

—¿Mi culpa?— Repitió indignado.—Es tuya.

—¿Por qué?

—Porque quieres que todos piensen como tú y tengan los mismos gustos que tú.

—Sí... Pero eso no quiere decir que sea mi culpa.— Asintió seguro.—Bueno, no del todo... Por ejemplo tú... Eres tú.

—¿Esa es tu justificación?

—Bien, cambiemos de tema.— Puso los ojos en blanco.—Hablemos de...— Miró a los costados, viendo una fila horizontal de motocicletas por la ventana.—¿Las motos?, ¿te gustan?

—No tanto, me estresan.— Mordió el cono de galleta.

—¿En serio?— Habló con un poco de desánimo.—Pareces de esas personas que tienen una colección de motos en su garage.

Soltó una risita ante la sinceridad.
—El ruido del motor me distrae y me molesta, así que no me gustan.— Resopló.—¿A ti sí?

—De hecho, sí, tenía un amigo que me había enseñado a manejarla... A escondidas de mis padres.— Admitió.—Ellos tienen miedo de verme al volante, piensan que soy un peligro.

—¿No sabes manejar?

—Sí, sé.— Asintió con un mohín.—Pero mi padre intentó enseñarme, así que vio las veces en las que aceleraba en lugar de frenar y cuando se apagaba el motor... ¡Oh! Y cuando chocaba con los conos... Aunque no le importó tanto, de no ser porque mi papá estaba ahí y tuvo una especie de trauma solo porque "atropellé" un cartón en forma de niño.

—Vaya... ¿Nada más por eso?— Respondió irónico.

—Oye, al menos no atropellé el que tenía forma de perro.— Frunció el ceño, dándole una mordida al helado, arrepintiéndose cuando sintió el frío en su boca.—Es un poco tonto, tengo una licencia de conducir como decoración.— Habló mientras sobaba su sien.

—Sí, eso debe ser decepcionante.

—¿Sabes que es lo que más me molesta?— Respondió al instante.—Que salgo demasiado bien para tenerla guardada... Mi credencial de estudiante es espantosa y tengo que mostrarla una vez al mes a los profesores para presentar examen.— Refunfuñó.

—¿Les hacen eso a ustedes?— Dijo sorprendido.—Mis maestros solo nos entregan las hojas... Aunque solamente son dos exámenes o tres.

—¿Tres? Yo tengo nueve.— Suspiró, agotándose de solo recordarlo.—De hecho, empiezo la próxima semana.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now