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Sunoo y Jake seguían silenciosamente los pasos de Jungwon, quien se había escabullido entre las personas durante la salida.

Sí, muy raro para alguien que prefiere evitar el contacto corporal y los aromas combinados.

Era un poco difícil seguirlo, pues Sunoo tenía que encontrar un buen escondite para que su cabello blanco no sea visto.

A diferencia de Jake, quien pasa desapercibido casi por completo, de no ser porque se ocultaba tras plantas delgadas que no protegían ni la mitad de su rostro.

Vieron a su amigo correr hacia el estacionamiento trasero, por lo que, apresurados, caminaron hacia una pared, ocultándose junto a ella y asomando su cabeza para continuar con su vigilancia.

—¡Jake, tu cabello me estorba!— gritó en susurro.

—¡Shh! Ahí está Jungwon.— respondió en el mismo tono de voz.

Ambos lograron diferenciar al japonés acercándose a su amigo.

Jake pataleaba y Sunoo decía un "te lo dije", en cuanto vieron a Jungwon subir a aquel carro.

Se llevaron una grata sorpresa al ver que el rubio miró hacia su dirección cuando Jungwon se adentró al auto, por lo que ambos dejaron de asomarse.

—Nos vio.— pronunció Sunoo, pegado al muro como si esperara desaparecer.

—¿Crees que le diga?

—Lo dudo, le hubiera dicho antes de que subiera.— suspiró sacudiendo sus prendas.—Vámonos, me debes treinta dólares y una salida.

Tomándose de las manos, ambos decidieron salir del lugar, para dar un largo y lindo paseo.

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—Tus amigos te estaban siguiendo.— dijo al subir, colocándose el cinturón.—Te digo que son raros.

—¡¿Me siguieron?!— se alteró, mirando al alto.—Demonios, no se tragaron mi mentira.

—¿Quieres chicle?— inquirió de la nada.

Jungwon entrecerró los ojos en una mueca.—¿Es en serio, Riki?

—Si no quieres, solo dilo.— rodó los ojos, metiéndose una tira de la goma.

—Si quiero.— frunció el ceño, extendiendo su mano para recibir una tira.—Gracias.— sonrió, mordiendo de la larga goma por partes.

Riki lo miró por unos segundos, soltando una corta risa.

—¿Qué sucede?— habló Jungwon nuevamente.

—Simplemente... Pareces un conejo comiendo de esa forma.— sonrió enternecido.

Sonrió apenado.—Bueno... Los conejos son lindos.

—Sí, tú también lo eres.— miró al chico, sonriendo de lado.

Jungwon agachó la mirada al sentir sus mejillas calentar.—Lo sé.— escondió su sonrisa, mordiéndose el labio.—¿Podemos irnos?

—Claro.— apartó la mirada del azabache, arrancando y acelerando, para cumplir la pequeña petición.

A diferencia de las pocas veces que estaban juntos, esta vez, decidieron terminar el silencio, fundiéndose en pláticas triviales.

Aunque mayormente era Jungwon quien hablaba, contando alguna anécdota o simplemente dando una explicación o su punto de vista, mientras Riki lo escuchaba y en algunos casos también opinaba.

Ambos terminaban riendo y sonriendo al ver que tenían mismas opiniones o simplemente defendiendo su punto de vista al tener algunas diferentes.

Se sentían plenamente a gusto de aquella forma, conociéndose un poco más.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora