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Aquel martes se había levantado un poco tarde, la noche anterior no pudo dormir como era debido, se apresuró a llegar a la escuela, muy cansado y hambriento, pero al menos llegó.

Sunoo le había enviado un mensaje minutos atrás, algo tan corto como un "salón de artes" que no había entendido del todo, pero había ido a aquel salón mediano.
No entendía qué quería Sunoo o por qué en un salón tan concurrente como era el de artes, además, el Omega ni siquiera tomaba materia alguna que requiera su asistencia en el aula.

Llegó al aula, adentrándose después de dar una mirada al interior. Su confusión creció al ver que no había nadie ahí. Seguramente Sunoo aún no llegaba, ¿no es así?
Sin embargo, era un poco raro estar en aquel salón solo, no sabía si los estudiantes de aquella asignatura eran exagerados o mentirosos, pero solían decir que aquella aula tenía un dichoso fantasma.

Y Jungwon era un poco asustadizo, pero nada más un poco.

Caminó unos cuantos pasos pequeños lejos de la entrada, avisándole a Kim que ya estaba en el aula. Recibió el visto en segundos, pero no hubo respuesta alguna, por lo que decidió creer que su amigo apenas iba a llegar a la escuela. Se quedó estático en su lugar, mirando hacia cada esquina del salón. Mentalmente, se debatía entre quedarse o irse cómodamente a su salón, evitando toda la paranoia que en ese momento sentía.

La parte más bondadosa de su ser lo obligó a quedarse, seguramente Sunoo tenía algo muy importante que contar.
Se dirigió a un mediano banco, tomando asiento frente a un lienzo limpio, volviendo a mirar la pantalla de su celular con el fin de ver si no había obtenido alguna respuesta.
Al no ver señal de parte de su amigo, volvió a enviar un mensaje, recibiendo un "Okay" en minutos.

Su pie golpeaba con el piso insistente y rápidamente, sintiendo su paciencia agotar.
Se levantó, dando un corto paseo por el salón, distrayéndose con una terminada pintura de un cielo nocturno.
De repente, un toque en su hombro lo sorprendió, volteando con agresividad y soltando un aterrorizado grito a su vez, el chico frente suyo también gritó, callándose con un quejido al sentir la rodilla de Jungwon estampando contra sus, sin culpa, genitales.

—¡Dios, lo lamento!— Se apresuró en decir, agachándose un poco ante el peli-negro.

—Está bien... No te preocupes.— Respondió, a pesar de su claro rostro de sufrimiento.

—Me espanté.— Admitió.—Lo siento, ¿te encuentras bien?

—Agradezco la vasectomía gratuita.— Habló irónico, haciendo reír a Jungwon. Con cautela se puso de pie, seguido de Yang.—Park Jay.— Se presentó de repente.

—Oh, Yang Jungwon.— Sonrió, rascando su nuca, avergonzado.

—Diría que es un placer conocerte, pero no fue la mejor presentación.— Su expresión se torció en una mueca.—Bueno, tu amigo me envió aquí.

—¿Sunoo?— Inquirió confundido, obteniendo un asentimiento.—Ah, bueno... ¿Necesitas algo?

—En realidad sí.— Dejó que el aire en sus pulmones se expulsara, sonriendo con amabilidad.—Me enteré de que eres un cerebrito matemático y yo necesito un poco de eso.— Hizo énfasis en la palabra, dándole una mirada suplicante a Yang. La puerta fue abierta, dejando a otra presencia pasar, pero ambos chicos la pasaron desapercibidos.—No tienes idea de cuánto te necesito y bueno, ¿podrías ayudarme?

Jungwon humedeció los labios, ¿era buena idea? No lo sabía, nunca había ayudado a otras personas a estudiar, no era porque sea malo, simplemente no sentía tener la paciencia adecuada para hacerlo.
—Yo... Sí, está bien...— Dijo, no muy convencido.—Podría intentarlo, solo... Esta semana estoy muy ocupado, así que tal vez en vacaciones pueda ayudarte, mmm... ¿Puedes esperar un poquito?— Inconscientemente hizo un ademán, acercando su pulgar e índice.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora