21

1.5K 200 88
                                    

Si le hubieran avisado que aquel "—El único asiento libre es junto a Yang Jungwon. Toma asiento, por favor.", le iba a arruinar el día y seguramente el resto del semestre... Se hubiera sentado junto a alguno de sus otros compañeros de aula.

Por milésima vez, en aquel invernal día del jueves, soltó un suspiro inquietante, mordiendo el interior de su mejilla y golpeteando la punta de su lapicero en el cuaderno.

—... Y así fue como adopté un lorito... Es muy lindo, a veces hablo con él cuando estoy aburrido, ¡sabe decir muchas cosas!— finalizó el emocionado chico.

Oh, cierto.
Aquella mañana había llegado un alumno nuevo, algo sumamente extraño, pues solían llegar los lunes y no cualquier otro día laboral.

Un omega con cabellos y ojos de color miel, se había presentado como Jehyun.

A Jungwon seguramente le hubiera agradado de no ser por lo increíblemente confianzudo que era. O bueno, esa era su perspectiva. Un chico lindo, pero insoportable. En dos horas ya tenía mucha información que, por supuesto, no le importaba y Jehyun no parecía querer callarse nunca.

—¿Te gusta el helado, Jungwon?— volvió a hablar Jehyun, después del corto silencio.

—Sí.— respondió en seco, fingiendo estar prestando atención a las palabras del profesor.

—¡Genial!— exclamó en un susurro.—Podemos ir por helados después de clases, ¿te gustaría?

—Umm... Estoy ocupado.— mintió.

—Oh, será otro día.— levantó los hombros sin dejar de sonreír.—Jungwonie~

—¿Mhm?

—¿Puedo hacerte compañía en la cafetería?— puso unos ojos de cachorro.—Soy nuevo y no tengo amigos acá, eres lo más cercano a uno.

Por un momento, la empatía se había adueñado de su ser, sintiendo pena por el chico.

—Está bien.

—¡Gracias! Eres encantador.— fingió dar unos aplausos, dando pequeños saltos en su lugar.—¡Oh! Jungwon...

La pena que había sentido anteriormente, se esfumó por completo, tomando un fuerte respiro antes de volver a escuchar al chico.

🍇

—¿No son emocionantes las clases? ¡Ya quiero hacer mis propias maquetas!— ambos caminaban por el pasillo en ese instante.

A diferencia que Jungwon caminaba relajadamente con el rostro serio, queriendo buscar un momento milagroso para salir corriendo lejos del Omega; Jehyun caminaba dando saltos que lo hacían ver más tierno, sonriendo con cada paso y palabra que decía.

—¡Espera, Jungwon! Creo que se me metió algo en el zapato.— hizo un puchero, apoyándose en el hombro de Yang, obligándolo a detenerse.—¿Cómo puede meterse una piedra? Ni siquiera hay piedras aquí.— frunció el ceño sin dejar el mohín, sacudiendo su zapato. Un pequeño pedazo de papel enrollado cayó, haciéndolo sonreír mientras volvía a colocarse el zapato.—Uh, ¿me puedes ayudar?

—¿En qué?— preguntó confundido.

—Mi zapato no entra, ¿podrías ayudarme?— sonrió mirando hacia el azabache.

Resopló sin objetar, agachándose y tomando aquel zapato blanco, acomodándolo para sostener el pie del chico, colocándole el par con suavidad.

—¡Me siento como cenicienta!— rio.—Es mi princesa favorita.— suspiró.—Eres lindo, Jungwonie... ¿Serías mi príncipe encantador?

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon