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Los dos chicos se adentraban a aquel salón oscuro, decorado con luces LED en variedad de colores.

Un buen grupo de personas estaba dentro, cada una desprendiendo distintas emociones, pero sobre todo emoción y ansiedad.

La música de fondo terminaba por meter la emoción al lugar, dándole más color al ambiente.

Jungwon caminaba casi saltando a la caja del sitio, dispuesto a comprar aquella tarjeta de pase y jugar cada uno de aquellos juegos coloridos dentro.

A pesar de que Riki parecía más atento a los sabores de helados que el lugar vendía, debatiendo en sí debería atender el llamado inservible de su antojo; si bien, no tenía hambre, nunca estaba de más consentirse un poco.

Decidido a hacer el pedido, el llamado de Jungwon lo interrumpió.

—¡Vamos, apresúrate!— habló lo suficientemente alto como para que pudiera escucharlo, mostrando un par de tarjetas con la emoción mostrándose a través de su sonrisa.

Bueno, después de todo no tenía hambre.

🍇

Jungwon soltaba maldiciones en susurros, quejándose por el más mínimo detalle y, casi, casi, queriendo lloriquear al ver que los balones lanzados pasaban a un costado de la canasta.

Había olvidado lo mucho que detestaba los deportes.

—¿Por qué eres tan malo en esto?— se burló el menor, quien únicamente había fallado un tiro en aquellos 2 minutos del juego.

—¡Es horrible!— exclamó, mirando hacia el tiempo.
Los últimos 10 segundos de juego pasaban y su pequeño puntaje se mantenía en un número par que no hacía nada más que estresarlo.
—Odio los deportes, son molestos.— lanzó el último balón con fuerza, sabiendo que fallaría, pero eso era lo que menos importaba.

Y como si el universo buscara dejarlo en ridículo, el anaranjado balón rebotó en el borde del aro, impulsándose hacia el frente y en dos segundos impactó en su frente, haciéndolo retroceder algunos pasos mientras llevaba su mano al lugar de impacto.

—¿Estás bien?— la preocupación en la voz del menor era notoria, al igual que sus ganas de reír.

—¡Claro! Me acaba de golpear con un balón grueso y lleno de aire, estoy perfecto.— sonrió falsamente, poniendo los ojos en blanco.

—Si no fueras tan brusco y torpe...

—¡No fue mi culpa!— lo silenció, cruzándose de brazos.

—Bueno, tú lanzaste el balón.— alzó los hombros, sonriendo inocente ante la mirada seria del mayor.—Solo digo.

—Mejor no digas nada.— gruñó, comenzando a alejarse del punto.

—¡Oh, espera!— se acercó a Yang, tomando su brazo para detener su paso.—Déjame ver.

—Riki, este lugar está lo suficientemente oscuro como para que veas si tengo un moretón o no.

—Lo sé, pero de esa forma puedo estar cerca de ti.

Jungwon parpadeó anonado con una notoria mueca de disgusto en su rostro.
—Oh, Dios, eso fue horrible.

—¡Fue bueno!— frunció el ceño.

—Fue demasiado... demasiado cliché, eso es horrible.— resopló.—¿Te gusta el cliché?

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now