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No se les olvide que los planos son para la próxima clase. No acepto ningún trabajo con retraso, mucho menos una excusa sin justificación. Pueden retirarse.

La mayoría de estudiantes, ahí presentes, desapareció en segundos, caminando, casi corriendo, apresurados.

Como de costumbre, Jungwon esperó a que la última chica saliese, antes de despedirse amablemente del profesor y salir del salón.

Su celular sonó dentro de su bolsillo, lo sacó, visualizando el contacto de su padre, por lo que respondió al instante, deteniéndose en una esquina del pasillo.

-Jungwon, ¿ya saliste de clases?— antes de que pudiera contestar, el Alfa habló al instante.—Necesito que vengas pronto.

-¿Es muy importante? Aún quedan muchas personas.

-Si no fuera tan fundamental, no estaría hablándote.— Jungwon resopló rendido al instante.

-¿Qué es tan crucial?— retomó su caminata, disculpándose con un movimiento de cabeza al topar con algunas personas.

-No puedo decirlo, pero seguramente te encantará.

Una mueca se formó en su rostro, odiaba las sorpresas.-Bien, estoy en camino.— respondió de mala gana.

Colgó la llamada, distrayéndose con su bandeja de entrada, chocando en segundos con alguien y, por si fuera poco, manchándose con jugo de naranja.

Su mirada pasó de sus prendas, y la pantalla de su celular, mojadas, hasta la dueña de aquel jugo.

Esperaba encontrarse con alguien menos odioso, pero terminó viendo un rostro desconocido, aguantándose las ganas de maldecir a aquella chica.

¡Por Dios! Fíjate, no me compré ese delicioso zumo para desperdiciarlo por tu culpa.— habló la chica, que también tenía las prendas superiores mojadas.—Creí haberme librado de un martirio el primer día, pero apareciste tú a arruinarlo todo.

—¿Quién camina con una botella abierta?— tal vez su camino a casa se atrasaría un poco.

¿Acaso no puedo hidratarme mientras camino?

—No si tienes a cientos de personas apresuradas a tu alrededor.— la chica abría la boca ofendida.

No sé quién demonios eres, pero no tienes derecho de hablarme así, ¿sabes quién soy?

—Aunque fueras la hija del maldito presidente, te hablaría como yo quiera.— gruñó, haciendo que la chica retrocediera un par de pasos mientras bajaba su mirada.

Un poco del sentimiento de culpa se le instaló, probablemente si se hubiera dado cuenta de que aquella chica era una Omega no lo hubiera hecho.

Lucir como un torpe en la primera impresión era muy distinto a parecer algún tipo de "abusador" por su jerarquía.

Miró a la chica con lástima, unos segundos antes de seguir con su camino, como si nada hubiera pasado.

Ignoró las pocas miradas que recibía, bajando las escaleras y recorriendo los pasillos hacia la salida, apresurado.

Al llegar al extenso patio, su mirada navegó sobre todas las cabezas, buscando la cabellera blanca de su amigo.

—¿Buscas a Sunoo?— se sobresaltó en su lugar, apretando los puños al escuchar la risa socarrona detrás de él.

Deja de hacer eso, te golpearé la próxima.— intentó mantener un rostro serio.—Y sí, estoy buscando a Sunoo, ¿lo viste?

—Se fue.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Where stories live. Discover now