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El martes había comenzado con un infernal dolor para Jungwon, si, tal vez en ese corto momento se arrepentía de sus actos, pero el arrepentimiento solo le duró media hora.

Largos 30 minutos donde no pudo salir de su habitación por miedo de que alguien lo viera, sabía que su papá siempre despertaba más temprano, con tal de hacerles un buen desayuno a él y a su hermano, con la excusa de no querer que sus hijos se desmayen.

Tenía la suerte de levantarse temprano y que esos treinta minutos no le quitaran el tiempo para llegar a tiempo al colegio.

Lamentablemente al tomar asiento en el comedor, no pudo evitar hacer una mueca, a ese punto preferiría tomar clases de pie, Jeongin no pasó por percibido su rostro, comenzando con el cuestionario.

—¿Todo bien? ¿Te lastimaste?— su voz debió haber sido muy fuerte, pues su padre apareció preocupado.

—Mhm, me caí ayer y me golpeé con una esquina del asiento.— recibió una larga explicación de su papá del porqué debía tener mucho cuidado con lo que hacía.

—¿Tan fuerte te golpeaste?— oh, Jeongin debía aprender cuándo callarse.—Digo, si aún te duele es un poco extraño ¿No?

—Por supuesto, voy a empujarte contra un asiento hasta que te golpees el culo ¿Te parece?—un manotazo de su papá llegó en su nuca.

—Ya les he hablado del vocabulario en casa, harán que me salgan canas demasiado pronto.

—Lo siento, es culpa de In.

Como dos pequeños, ambos chicos se sacaron la lengua, haciendo que Doyoung se cuestionara por qué decidió tener dos hijos.

🍇

Con el desayuno terminado, ambos hermanos se cepillaron los dienten, peleándose hasta por tomar la pasta, bien, su relación de hermanos sufría de muchas discusiones pero seguía siendo cercana.

Ambos con sonrisas resplandecientes salieron de casa, luego de despedirse de su papá, tomando distintos caminos para llegar a su lugar de estudio.

🍇

A las 6:30 a.m., Riki seguía en su cama durmiendo, como dirían, en su quinto sueño y hubiera pasado al sexto de no ser porque su madre entró a hacer ruido, peor que un alarmador.

Tomó una de sus almohadas y se tapó los oídos para seguir durmiendo, pero sus sábanas fueron arrastradas lejos de su cuerpo.

—Dios, madre di que me odias de una vez.

—Te odio.— a pesar de ser madre e hijo parecían Tom y Jerry, aunque Ni-ki sabía que su madre lo amaba.—Es tarde, no te dará tiempo para desayunar ¿No te cansas de dormir tanto? De solo verte me da sueño.

—Me mantengo con vida gracias a las horas que me tomo para descansar, deberías ser más agradecida con ello.

—Ish, tú y tu etapa adolescente, te quiero abajo en diez minutos.— antes de que su madre salga lo miró una vez más.—Ni-ki, dúchate por favor, me haces cuestionar mis cuidados como madre.— y así la mujer salió, dejando a un Ni-ki adormilado.

A fuerza de voluntad se tomó una ducha, casi a punto de volver a dormirse al sentir el agua templada caer.

La noche anterior no pudo evitar desvelarse, incluso stalkeó la cuenta de instagram de Yang, con todo el miedo de que el dichoso like se escapara.
Debía admitirlo, el chico era bello, todo de él era algo de envidiar, pero para Riki más que envidia era puro querer, pero no querer su belleza o la ternura natural que portaba, sino querer todo del chico, al punto de adueñarse y poder decirle a todo el mundo que Yang Jungwon era suyo.

Saliendo de su pieza una sonrisa automática apareció, en la puerta principal estaban su padre y madre esperando por él.

No era de sorprender, para ellos, la puntualidad era algo más que importante.
Para Ni-ki era un aspecto más en el que podía fallar alguna que otra vez.

En ese momento estaba hambriento, pero ni rogando le dejarían probar una cucharada de cereal, y seguramente su madre terminaría diciéndole que debió haber despertado más temprano.

Por mucho que amase a sus padres, eso no era suficiente para evitar lo estrictos que eran.

Fue un viaje de 10 minutos, hasta que llegó a la gran escuela, queriendo salir de ahí tan pronto como puso un pie en ella.

Como si de un castigo matutino se tratase, Eunmin se le acercó, abrazándolo tan melosamente y diciéndole alguna frase de buenos días que al japonés le interesaba en lo más mínimo. Uno de sus pensamientos nocturnos había sido dejar a la chica, bastante la había soportado ya, y sería una completa lástima que la engañase de esa forma. Sí, estaba completamente consciente de que la Omega tampoco estaba enamorada, pero eso no quitaba el hecho de que no estaba bien. Aunque en términos de no estar bien, iniciar una relación con alguien que no ama también estaba lejos de estarlo. Pero al final, fue una decisión que tomó muy rápido y cuando entró en razón ya era pareja de la chica.

Hasta ese punto se preguntaba si la Omega se encontraba bien, porque desde que puso un pie en aquel edificio la chica no se le había alejado ni un segundo. Cosa que a Ni-ki comenzaba a incomodarle.

—¿Te sientes bien?— preguntó completamente harto del comportamiento de la chica.

—¡Claro! Ayer fue el mejor día gracias a ti.— "Y claro que fue un buen día, pero gracias a alguien más" pensó Ni-ki.—Me conseguiste la bolsa y el vestuario que más anhelaba, todas esas estúpidas Omegas van a envidiarme ahora... Hubiera sido mejor si hayamos terminado como siempre... En tu habitación.— el tono de la Omega cambió a uno coqueto, acompañado del mechón de cabello que había comenzado a jugar.

—Ah... ¿Se acerca tu celo?— la mirada de la castaña endureció.

—¿No puedo desear tener sexo con mi novio acaso?— el rostro que Riki había puesto, fue más que una respuesta.—¿Sabes? Mejor no digas nada. Eres increíble ¡Me vestí malditamente sensual para ti y no me has dado ningún cumplido!

—¿Se supone que debo hacerlo?— oh, se comenzaba a meter en terreno peligroso.

—Te perdonaré esto si me llevas al teatro y nos divertimos hasta la segunda clase.— ahí estaba nuevamente el comportamiento coqueto de la Omega.

Aunque cualquier otro hubiera aceptado, Ni-ki se perdió al ver a Jungwon pasando detrás de la chica, mentiría si dijera que no quería correr detrás de él, especialmente al ver el rostro serio con el que lo había visto.

—Eunmin créeme, ahora quiero todo menos tener sexo contigo.— habló apresurado, siguiendo al azabache con la mirada hasta perderlo por otro pasillo.

—Riki ¡No puedes hacerme esto!— su tono de voz había subido, llamando la atención de algunos.—Eres de lo peor, no tienes ni una jodida idea de lo temprano que me levanté para arreglarme tan bien ¡Por ti! Maldito Alfa.

—Si tanto quieres que te follen, entonces busca a otro Alfa.

—¡Bien! Lo haré ¡Me acostaré con uno de tus amigos y gritaré tan alto su nombre que lo escucharás!

Bien hecho Eunmin, ahora toda la escuela se enterará.

—Dios, sí, haz lo que quieras me tienes harto.— alejó a la chica de un empujón.— Haz una orgía si quieres, tú y yo ya no somos nada.

Se alejó a paso rápido, escuchando a la chica maldecirlo de mil formas, pero claro, le importaba en lo más mínimo.

Ahora lo único que quería era hablar con Jungwon, porque extrañamente tenía la necesidad de explicarle y decirle que Eunmin y él ya no eran nada.

𝘿𝙀𝙇𝙏𝘼  ► 𝙬𝙤𝙣𝙠𝙞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora