Capítulo 2

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Solo diré que: a la mierda el baño. Tenía la piel de gallina y todavía podía sentir el peculiar olor de aquella habitación. ¿Sabrá la familia de Fabricio que hay un cuarto así en su casa? Es decir, soy chismosa, quería saber el cuento completo pero no se lo preguntaría a Ariana. De repente le digo algo que no debería saber y termino creando el peor de los caos familiares. Ya me enteraré en otra ocasión, créanme, los voy a mantener al tanto.

No ha pasado mucho tiempo desde que abandoné la mesa, solo unos diez minutos. Juro que parecen horas, dios mío, hasta me arden los ojos por haber llorado. Y sentía también una especie de frio, no sé por qué, pero me había caído bien el hermanastro de mi mejor amiga. Aunque también mal, seamos francos. Es narcisista, aunque tiene de que y de donde presumir. Debía bajar antes de que Ariana se preocupara, eso implicaba tener que verlo a él. ¿Pero de donde saqué tantos nervios por estar en el mismo lugar con el sí apenas tenía minutos de haberlo conocido?

Ahora mismo en mi cabeza pasaban dos nombres: Ashton, que era el primero, el nombre del hijo de puta que me rompió el corazón y decidió invitarme a su boda como símbolo del «jamás fuiste el amor de mi vida aunque te hice creer que sí» y Fabricio, el del sujeto que me hizo sentir adrenalina por un momento. Porque sí, eso sentí. Había llegado a la mesa y todos se me quedaron viendo por un momento, especialmente Ariana que tenía los ojos abiertos de par en par tratando de enviarme un mensaje con ellos, pero no podía descifrarlo. Maldita sea. Me siento a su lado y todo vuelve a su rumbo normal, la comida estaba un poco más fría y ahora la mesa estaba completamente llena.

—Volvió mi futura novia, pensé que te había espantado—habló Alex, mirándome de forma picara. Estoy casi segura de que ese era el nieto de Claire, recuerdo que Ariana siempre me hablaba del sobrino fuckboy del que se sentía orgullosa, y ahora que estoy aquí confirmaría que es él—. ¿Me extrañaste?

—La tienes asfixiada, Alex—habló Ariana con un tono autoritario—. Te delataré con Melissa.
—No serías capaz—la retó él, entre dientes—, y no te creería.

—¿Quieres apostar?

Alex se cruzó de brazos y siguió comiendo. Le agradecí internamente, ese niño estaba violándome con los ojos. Ósea, no es molestia, digo, soy increíble y admitamos que se siente bien que nos den atención. ¡Pero! Agh, esta ni siquiera era mi casa y me sentía incomoda frente a tantas personas desconocidas.

Hablando de desconocidos, como se encargaron de hacerme tricitas la noche, eh. Créanme, todo en la cena iba tan bien, yo estaba tan callada, todo genial, todo cool, disfrutaba de la lasaña, de las historias familiares, de vez en cuando mensajeaba a Ariana, hasta que a Jules, la madrastra de Ariana y una mujer que me caía bien hasta hoy, se le ocurrió hablar.

Específicamente hablarme.

A partir de ahí empezó el show.

—Oh, Emma se me había olvidado presentarte a Fabri—dice la señora mientras terminaba de comer—, es mi pequeño bebé. Aunque ya no es tan bebe, pero lo seguirá siendo para mí.

—Mucho gusto… Soy Emma—respondí un poco seca y con una sonrisa falsa, no sabía si decirle que ya lo conocía o actuar como si fuera primera vez que hablábamos. Creo que opté por la opción más viable.

—La famosa Emma, wow, me han hablado mucho sobre ti—habló él con un tono sarcástico, como si quisiera hacerme quedar en ridículo—.  ¿A la que dejaron por otra, verdad? ¿Cómo fue que pasó, te terminó por mensaje, no? Mis respetos a ese chico.

Eso me había dejado como culo en agua. Definitivamente esto era peor que ser picado por muchos zancudos, que estar sin señal y sin internet. ¡Esto era peor que no comer helado en todo un año! ¡Esto era increíble! Y me estaba comiendo viva ese sujeto, literalmente me dejó sin palabras. ¿Qué iba a responder a eso para no salir más humillada?

Deseos Oscuros Where stories live. Discover now