Capítulo 18

720 84 7
                                    

El lugar era más grande de lo que imaginaba. Todo el piso era grama, la decoración estaba llena de luces que colgaban alrededor y en el techo. Debo decir que se veían bonitas. Habían muchas mesas con mantelería blanca, un área solo de pasapalos y el altar con flores y alfombra blanca por la que suponía Valeria iba a caminar.

Olía bien, cómo una combinación de césped, flores y comida. Detallando poco a poco el lugar no habían muchas caras conocidas y ni siquiera sabía a dónde tenía que ir. Apreté con más fuerza la mano de Fabricio cuando ví que una pareja de ancianos se acercaba a nosotros.

—¡Emma, linda!—dijo la señora envolviéndome en un inesperado abrazo—, no esperaba verte por aquí, ¡Pero me alegro!

—¡Señora Natalie, hola!—le saludé correspondiendole al abrazo.

Nos separamos y abracé al señor Arnaldo. Ellos son los padres de Ashton, unos señores con los que me llevé bien desde el primer momento y qué sin duda extrañaba porque nunca fueron malos conmigo. Diría que son lo que más extrañaría de mi vida junto a Ashton.

—¡Pero que hermosa estás!—me halagó con emoción el padre de Ashton—, el rojo siempre ha sido tu color.

—Te ves hermosa y aún más acompañada—contesta Natalie para luego posar su vista sobre Fabricio, que sorprendentemente permanecía callado—. ¿Y este hombre tan apuesto quien es?

—Fabricio Maldini—dijo Fabricio extendiéndole la mano antes de que yo pudiese presentarlo—. Su novio.

—¿Eres el Fabricio Maldini que creo que eres?—le preguntó Arnaldo mirándolo de reojo, pero al mismo tiempo con fascinación.

—El de la empresa y la cadena de hoteles, sí, ese soy. Mucho gusto—respondió con una sonrisa en el rostro.

—Era un buen amigo de tu padre, de hecho solíamos jugar póker en la madrugada hace muchos años—le contestó el señor—. Y siempre suelo verte en las noticias de Instagram, increíble lo que haces.

—Gracias, he dejado mucho esfuerzo en lo que hago y me gusta que me lo reconozcan.

—Es una lástima que no seas tú la novia de esta boda, pero me alegra que estés mejor ahora—dijo Natalie acariciando mi cabello con suavidad.

Bueno, ahora sí estaba sintiéndome algo incómoda. Fabricio pasa su brazo por mi cintura y la aprieta un poco, no sé porque eso hizo que me sintiera tranquila.

Sin saber que responder solo asiento con la cabeza, y sigo escuchando lo que la madre de Ashton dice.

—¿Quieren sentarse con nosotros?—me preguntó ella con amabilidad.

—Creo que mejor vamos a aquella mesa vacía—le respondí yo sin intenciones de ofenderla.

No quería sentarme con ellos, seguramente estarían también con los suegros nuevos de Ashton y me sentiría mal si los veo llorar de orgullo a mi lado cuando su hijo se esté casando.

Esto estaba resultando tan mal como lo presentía. Al menos no he visto a su “asombroso” hijo todavía. Ojalá no verlo hasta el final de la noche.

—Fue un placer verte, y ojalá los próximos en casarse sean ustedes—nos dijo el padre de Ashton antes de irnos.

Fabricio y yo le sonreímos y caminamos hasta aquella mesa en el fondo que aún estaba vacía. Con cuidado de no hacer más ruido del que hay o joder el vestido, me siento y espero a que Fabricio haga lo mismo.

Bien, creo que ahora estoy en una zona más segura. Tenía una buena vista de todo lo que estaba pasando, y no estaba tan incómoda como antes.

—Que agradables ex suegros—me dijo Fabricio con algo de maldad—. Se ve que les caías bien.

Deseos Oscuros Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu