Capitulo 24

648 62 11
                                    

—Vi como te veía, Emma—me dijo Fabricio de camino a casa. 

Ambos estábamos sentados en la parte de atrás de su camioneta mientras Francisco, uno de los empleados, conducía. No sabia a donde íbamos porque Fabricio dijo que era una sorpresa. Sus palabras exactas fueron «Te ves demasiado hermosa en ese vestido como para desperdiciar la ocasión». Aún así, se le notaba algo estresado desde que salimos de la comisaria. Cuando le pregunté se excusó diciendo que la charla con el detective Liam no le sentó bien. 

—¿Y que tiene? No creo verlo de nuevo, Fabricio—respondí excusándome como por decima vez en lo que iba de camino—. ¿Estás celoso? 

Una sonrisa juguetona se formó  en mis labios, me sentía orgullosa de mi victoria. Si mi memoria no falla, era la primera vez que Fabricio me hacía una escena de celos tan directamente, y ya olvidaba lo que se sentía ser deseado solo para alguien. Llámenme masoquista, pero me encantaba.  

—No estoy celoso de alguien con menos perfección que yo—contestó él con aquel tono arrogante que lo caracterizaba—. ¿Querías que me diera celos?

—Los dos sabemos que si te dieron celos.

—¿Segura?

—"Vi como te veía Emma"—repliqué intentando imitar  su voz—. Admitirlo hará que sea menos difícil para ti. 

Hubo silencio por un momento, Fabricio se acercó a mi y agarro mi cabeza desde atrás para acercarme a él, estábamos muy muy cerca que sentía su respiración en mi cuello. 

—Aunque estuviera celoso, eres mía, Emma—me susurró al oído—, y ni él ni nadie va a quitarme eso.

No respondí y solo me quedé viéndolo fijamente. Su agarre todavía permanecía así que nuestras caras estaban relativamente cerca tanto que sentía su mirada pesada y fuerte. No quería que quitara sus ojos de los míos. Odiaba el contacto visual, odiaba que me miraran porque sentía que me estaban contando los defectos, pero vernos mutuamente, se sentía tan intimo y me hacia sentir una especie de mariposas en el estomago. 

—¿Qué esperas para besarme?—le dije sin pensarlo demasiado.

Quería que me besara. Mis labios lo pedían a gritos, no se porque Fabricio me generaba tanta lujuria y lo necesitaba como si fuera agua para evitar mi deshidratación. ¿Acaso era normal eso? 

—Estoy esperando a que me lo pidas—me dijo acercándose más a mi. 

Que cortara la distancia cada vez más me afectaba el doble, este momento se sentía tan hot aunque solo fueran unas miradas simples. Mis hormonal se estaban alterando al mil.

—No tengo porque pedírtelo si sabes que quiero que lo hagas.

Fabricio se quedó callado y bajó un poco su cabeza para quedar a la altura de mi cuello. Movió con su rostro mi cabello y comenzó a dejar besos húmedos por todo mi cuello que me excitaban más de lo que quisiera. Sentía mi intimidad arder.  

—Quiero escuchar que lo digas—me responde volviendo a besar mi cuello—. Quiero que salga de esa voz que hice gemir hasta cansarme. 

Los besos de  Fabricio siguieron bajando hasta llegar a mi pecho, siguió besando mientras yo seguía disfrutando de las sensaciones que aquellos besos me causaban. Fabricio se detuvo y me quedo viéndolo, esperando una explicación.

—Emma como quisiera besarte las tetas y seguir bajando pero te ves tan hermosa con el vestido—me susurra—. Ya pídeme que te bese. 

—Me parece que el que tiene mas ganas del beso aquí eres tú—digo con orgullo—. Pídemelo tú.

Deseos Oscuros Where stories live. Discover now