Capitulo 7

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Suspiré y me armé de valor para salir del ascensor y pasar la puerta del edificio. Mi mente se imaginaba muchas escenas de lo que podía pasar esta noche, y eso me hacia sentirme ansiosa, emocionada, aunque me costara admitirlo también me excitaba. Durante las ultimas tres horas no paré de darle vueltas a los mensajes que Fabricio envió. Como si quisiera hacerlos realidad, como si realmente quisiera que se convirtieran en algo real.

Doy unos pasitos fuera del edificio y me encuentro con una camioneta plateada, no se ve nada en su interior, pero sé que se trata de él por la placa. Fabricio es el único estúpido que sería capaz de escribir "S3X04R4L" en una placa de auto. Gracias a Dios muy pocas personas entienden el español en esta zona, pero tampoco hay que ser tan pendejos como para no captar ese mensaje. Dios se apiade de quien me conozca y me vea bajar de ese auto. 

La puerta la abren desde adentro y al primero que veo es al increíble hermanastro de mi mejor amiga. El hombre al que creo odiar, pero que al mismo tiempo me quiero follar. A la persona que poco a poco está adueñándose de mis fantasías. Y eso está mal.

O al menos, quiero creer que lo está.   

—Quien lo diría que ahora te busco a favor de tu voluntad—me dice con una maldita sonrisa tan arrogante como puede llegar a ser.

Fucking man. 

—Vete a la mierda—respondo sacando mi dedo medio. Luego de eso subo al auto y me siento algo lejos de el, casi pegada a la puerta. 

—Mmmm, me parece que eso debiste habérselo dicho a Asher—suelta una risa algo disimulada—, pero si mal no me contó mi bella hermana, lo que le dijiste fue "¿Acaso no soy suficiente para ti" "¿No podemos intentarlo otra vez? 

Trago saliva e intento mantener la calma. Pero Dios, odiaba recordar aquello. Como pude haber sido tan imbécil para haberle propuesto eso. Mientras mas busco olvidarlo mas parece perseguirme.

—Es que te juro que quisiera...—le digo, pero entonces me callo.

La verdad es que razoné un poco. Estaba en su auto, con su gente. Mínimo podía sacarme a las patadas de allí y yo lo necesitaba, no me iba a arriesgar. Así que debía controlar lo que decía. ¡Claro que le iba a seguir diciendo cosas hirientes! Pero no iba a pasarme de la raya.

—¿Quieres que?—preguntó de una manera algo pícara.

Allí pasó lo que esperabas, lo que en el fondo yo esperaba, Y LO QUE EL PUBLICO QUERÍA VER. O bueno, algo así.
Fabricio sin aviso llevó su mano de una manera discreta hacia mi muslo, apretándolo. Lo miro en silencio, buscando moverme a pesar de que estaba acorralada por la puerta. Traté de quitar su mano, pero no podía porque había puesto fuerza. Sin quitarle la mirada de encima, dejo de respirar y mis ojos se abren de par en par al percatarme de sus intenciones.

Como si me fuera a quejar, je. 

Fabricio siguió deslizando su fría mano por mi muslo interno, hasta meterla en la falda, con lentitud, permitiéndome sentir su tacto de una manera que a pesar de ponerme nerviosa, me gustaba. La seguía deslizando, y llegó a mi ropa interior. Al sentirlo, mi piel se erizó. No podía, ni quería moverme para no arruinar el momento. Aún no había hecho nada y ya empezaba a excitarme. Lo deseaba, sí. Me daba miedo, y aunque dijera que lo odiaba, iba a lanzarme al vacío solo para sentir sus dedos y su cercanía otra vez.

Deslizó sus dedos por encima de mi ropa interior, logrando alterar mi respiración. Deslizaba dos de sus dedos de arriba a abajo por varios segundos, y luego se detuvo. Solté un suspiro, y finalmente conseguí quitarle la mirada de encima. Pude escuchar una risa salir de su boca por lo bajo. Me gustaba sentir sus dedos posados allí, estáticos, y notar como estaban calientes. Rápidamente volvió a mover sus dedos, está vez en círculos. Lento, luego rápido, y luego lento de nuevo. Quería soltar un jadeo, pero llevé mi mano a mi boca por miedo a que el chofer del auto se diera cuenta. 

Deseos Oscuros Where stories live. Discover now