Capitulo 4

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Muy tarde, también sé que el capitulo está corto y lo interrumpí en las mejores partes, pero ya volví a salir del bloqueo escritor y voy a actualizar a diario (o eso espero) <3


Y decidí tomarla. Porque nadie sería capaz de saber cuánto lo deseaba en ese momento, lo juro. Absolutamente nadie.

—¿Estas lista para descubrir el verdadero placer?—escuché aquello que salió de los labios de Fabricio, de una manera tan provocativa en la que sería capaz de escuchar esa puta frase como si fuera un disco rayado.

—¿Tú sí?—pregunté tratando de provocarlo, pero no tenía idea de si había funcionado.

Él sonríe, luego me da un corto beso en los labios y después de eso se aleja un poco de mí, por lo que me volteo para verlo. Observo que está desatando el nudo que tiene su corbata color vinotinto. Lo desataba despacio y no sabía porque eso me parecía jodidamente sexy o porque me gustaba. La realidad estaba en que, cuando terminó de hacerlo, enrolló la corbata en su mano y comenzó a acercarse todavía más a mí. Sin esperármelo, entrelazó sus manos con las mías, y fue deslizándolas desde mis muslos hasta detenerlas en mi cadera, rodeándola. Lentamente comienza a subir mi camisa, y le sigo el paso sin quejarme, subiéndola poco a poco hasta conseguir sacarla completamente. Mi sostén color azul oscuro quedó a la vista. Tan simple como yo. O eso me había dicho Ashton. Soltó un suspiro y separó sus manos de las mías, recorriendo mi espalda con ellas hasta llegar al sostén y desabrocharlo. Ví como el sostén cayó al suelo y confirmé que ahora sí estaba completamente expuesta.

Entrelazó de nuevo nuestros dedos para después deslizar los índices sobre las curvas de mi cuerpo, haciendo que sintiera la tela de la corbata. Era suave y estaba un poco fría, pero se detuvo justo al llegar a la altura de mis ojos. No sé cómo, pero la tenía entre sus manos antes de que pudiera darme cuenta.

Estaba inmóvil, y podría admitir que en ese momento estaba a punto de dejar que me convirtiera en su sumisa si le daba la gana. Y juraría que está a punto de hacerlo, porque cuando vi que la corbata se acercaba a mis ojos y comenzaba a cegarme, supe que la acción había empezado enserio. Apretó fuerte el amarre con la corbata, y terminó. No podía ver absolutamente nada. A partir de ahí, él comenzó a tener el control de todo.

Sus manos fueron bajando desde mis hombros hasta el agarre de mi pantalón, desabrochando el botón y bajando el cierre, mientras dejaba que cayera sobre mis piernas hasta aterrizar en el suelo. Saco mis pies de ellos y lo empujo hacia nosedonde para después comenzar a sentir sus manos subiendo de nuevo. Se detuvieron justo en mi pecho, y una comenzó a bajar hasta detenerla en uno de mis pechos, y apretarlo salvajemente. Encajaba perfectamente en su mano. Lo apretaba una y otra vez hasta que decidió tocar el pezón y pellizcarlo de una forma en la que me encantaba, luego comenzó a hacer lo mismo con la otra. Hundí mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos, quedando entre su cuello y su clavícula. El italiano que estaba apoderándose de todo mi cuerpo empezaba a depositar húmedos besos en mi cuello.

—Hmmm—musito mientras sentía el cálido beso que había dejado en mi cuello.

Fabricio fue bajando y depositando besos desde mi cuello hasta mis hombros, de una forma en la que comenzaba a sentir la tensión sexual en el ambiente, o sentirla aún más, porque yo la sentía desde la primera vez que hablamos en esa habitación. Sus besos se sentían cálidos, decididos, y quería que lo siguiera haciendo, que me provocase más. Con su mano recoge el mechón de mi cabello que está sobre mi oreja, y lo pone detrás, luego, siento como comienza a rozar los bordes de mi oreja de una manera que me inquietaba, porque comenzaba a excitarme de verdad. Sentía como lo lamía, y como lo mordió por un instante, lo que causó que soltara un minúsculo gemido.

Deseos Oscuros Where stories live. Discover now