Capítulo 16

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La verdad es que no encontraba una palabra para describir lo genial que la pasé anoche pero sí para aquella sensación que estaba experimentando al despertarme por los rayos del sol pegándome justo en la cara. Al evaluar todo alrededor recordé lo que había pasado y que después de eso nos habíamos quedado dormidos un poco luego de que él accediera a cantarme Los Pollitos Dicen tras una larga charla de negociación. Básicamente la negociación llevaba consigo una o dos manoseadas.

Pero puedo decir que valió la pena, Fabricio era buen cantante y también era bueno con sus manos. Así que no me arrepentía de nada.

Centré mi atención en él y aún seguía dormido, podía sentir su respiración y como subía y bajaba su pecho. No podía moverme porque me abrazaba con su brazo, y en el fondo yo tampoco quería alejarme. ¿La novedad? Aún no había electricidad. Supongo que Fabricio tendría que llamar a alguien para que lo solucionara. No tenía idea de qué hora era, pero volví a cerrar mis ojos por la comodidad y seguridad que sentía. En realidad no quería que el momento se acabara tan pronto.

 La canción que tenía como tono de llamada está vez fue la responsable de que me volviera a despertar. Leí el nombre de Adrik en la pantalla y con algo de dificultad contesto.

—¿Estabas despierta ya, no?—pregunta al otro lado de la línea.

Antes de responder me fijo en Fabricio dormido y busco levantarme con delicadeza y recoger mi ropa del suelo. Esperaba que no estuviera nadie cerca.

—Ehm, algo así. ¿Pasó algo?—contesté yo.

—Es qué como faltaste a la universidad quería saber si podía ir a tu casa para almorzar y así terminamos de hacer ese trabajo que deberíamos entregar mañana.

—Ah, bueno, creo que está bien.

—¿Te parece si llego en una hora?

—Seguro.

Cuelgo lo más rápido que puedo para mirar la hora, 12:39. Luego miro al dormido cuerpo de Fabricio y camino hacia las escaleras para buscar el baño que a estas alturas seguía sin saber en dónde se encontraba. Este lugar daba un poco de miedo sin luz, y en piso de cerámica estaba frío, debía irme rápido si quería llegar a tiempo y no quería despertar a Fabricio, así que mientras caminaba en busca del baño, entré a Ridery y pedí un uber.

Atendieron la solicitud rápido y me llegó una notificación de que en cinco minutos estarían aquí, así que solo me colocaría la ropa y me terminaría de arreglar en mi casa.

Di un par de pasos más hasta terminar en frente de una puerta que conocía a la perfección. La había pisado dos veces en mi vida, y como me gustaría que no fueran solo las únicas. Frente a esa puerta había otra, y mi atención se fijó en ella. Estaba un poco dudosa cuando bajé la manilla para abrirla, pero mis papás no criaron una cobarde, así que entre completamente en la habitación —con la excusa de cambiarme— y poder curiosear un poco. En realidad se veía como una normal.

Pongo la ropa y mi celular en la cama y empiezo a colocarme el sostén, luego el top y después el pantalón. Mientras lo hacía, me fijé en el montón de fotos que estaban colgadas en la pared con luces LED alrededor. Busqué detallarlas a lo lejos pero no conseguí mucho, así que me acerqué y las ví más de cerca. Era una mujer embarazada, se veía joven, y recuerdo haberla visto en la cena. Luego había otra de esa misma mujer con un niño, el niño tenía uniforme escolar y un morral, después ví una de una boda, varios cumpleaños, y luego a Fabricio de grande. ¿Esa era su habitación?

El bip del teléfono me asustó haciéndome pensar que alguien había entrado, pero solo fue el aviso de que el uber había llegado. Tomo mis zapatos que aún no me había puesto y bajo a la velocidad de la luz hasta la entrada, me detengo en el sofá donde Fabricio aún descansaba y acaricié su cabello para volver a salir corriendo.

Deseos Oscuros Where stories live. Discover now