Un beso bajo las estrellas ©✓

★CAPÍTULO 03

"No hay encuentros accidentales entre almas". Sheila Burke.

ESTELA TESSIER

Su voz tan profunda...

La reconocí inmediatamente, era él, no podía moverme, estaba paralizada, podía sentir mi corazón latiendo como loco, ¿por qué?. Estaba atrapada y no podía escapar.

—Uh, ya veo quién es la acosadora —su voz tenía un tono burlón.

Gire sobre mi eje, el espacio era menos de lo que esperaba, el estaba a unos cuantos centímetros de mi. Su rostro varonil era más atractivo de lo que recordaba, su cabello azabache un poco largo estaba desordenado, pero aún así se veía bien, su camisa de color verde esmeralda, las mangas yacían enrolladas hasta sus codos, dejaba ver los ligeros músculos de sus brazos.

Necesito alejarlo, cualquier movimiento y nuestros rostros estarían rozándose.

El ladeo su cabeza—. ¿Ya terminaste de admirarme?

Arque una ceja y cruce los brazos sobre mis pechos, sin dejar de mirarlo, no quería que pensara que le tenía miedo o algo por el estilo—. Que egocéntrico.

—Que acosadora.

Mordí la parte interior de mi mejilla.—No te estaba —me interrumpió.

El movió su cabeza en forma de negación varias veces y se río, —claro, y los carros vuelan.

Me encogí de hombros y mi mano tomo mi barbilla fingiendo que pensaba, —mmm —lo mire de nuevo y mis labios imitaron su sonrisa burlona, —En Harry Potter si.

Él bufo, —que creativa.

—Oww, gracias —agradecí sarcásticamente mientras una de mis manos se posaba en mi pecho.

—No era un cumplido.

Nadie dijo nada más, era como si él estuviera esperando que yo dijera algo, pero nada salió. Su mirada verde se conectó con la mía azul.

Sus ojos eran tan profundos y intensos como un océano, «¿Un océano verde?, Dios, que estoy diciendo», decían tantas cosas tan difícil de descifrar, tan difíciles de leer. Nunca había visto unos ojos tan encantadores, pero con ese toque de misterio tan atrayente que podía llegar a ser peligroso.

¿Quién eres, ojos verdes? ¿por qué causas tanta curiosidad en mi?

Tomo un mechón de mi cabello y empezó a jugar con el en sus dedos, su mano estaba rozando mi pecho. Su mirada volvió a mis ojos, trate de controlar mi respiración antes de que se agitará más. El aroma de su perfume llegó a mi.

—Quizás deberías irte.

—Si. Tal vez si te quitarás podría irme, ¿no crees?

—No es mi culpa que estuvieras divagando por un bosque a estas horas.

Tu estabas haciendo lo mismo, idiota.

Sentí mis mejillas arder, sin razón, no lo comprendía, apenas lo conozco y hemos cruzado algunas palabras que claramente no han sido las mejores, no es la mejor persona para iniciar una conversación estable. Di algunos pasos hacia atrás para tratar de alejarme, pero el dio pasos acercándose más, sentí mis espalda chocar contra el tronco de un árbol, estaba entre el tronco y el, mis manos se posaron en su pecho para detenerlo, solté un jadeo a esa acción.

¿No sabe que es espacio personal?

Trague con dificultad y remoje mis labios, —¿como te llamas?