★CAPÍTULO 10

33.5K 2.9K 1.4K
                                    

ESTELA TESSIER

Me sentía sola y pérdida entre tanta gente que desconozco. El olor a bebidas alcohólicas, o mejor dicho, personas borrachas me desagradaba en lo absoluto; bailaban con el licor corriendo por sus venas mientras tanto yo permanecía sentada en un sofá jugando el icónico Candy Crush, o a veces entraba a la galería y veía las fotos, no tenía internet por lo que todo era más tedioso.

Las fiestas no me disgustaban pero cuando no conocía a nadie solo quería irme, lo único que estaba disfrutando en ese momento era la música. Preferiría estar en casa leyendo algo o viendo alguna serie.

Que, ¿Que hacía aquí? Pues, es una fiesta por la victoria del equipo de baloncesto. Siempre que ganan algo alquilan un bar por una noche.

Después de 10 mensajes a Hannah donde no recibí respuesta alguna, decidí irme; pasar entre adolescentes hormonales no fue tan fácil, con cada paso que daba sentía un empujón y podría jurar que también manos sobre mi cuerpo.

Cuando percibí que ya había salido de todas esas personas me choque con un fuerte y grande pecho en dirección a la pista de baile, estaba por caer en mis tacones cuando sus manos me sujetaron.

Un jadeo en dolor dejo mis labios de momento, una punzada ardiente se encendió en mi frente. Era un chico el que estaba frente a mi, no podía verlo bien por la oscuridad, la único que alumbraba el lugar eran las luces de colores; sus labios se movieron por lo que pude suponer que me decía algo.

—¿Estela? —lo escuché decir entre el ruido, su voz se me asimilaba a una conocida pero no podía descifrar cual.

—¿Quién eres? —inquirí con mi ceño fruncido.

Su próximo acto fue tomarme de la mano y llevarme a otro lugar. Confunda trate de soltarme, a lo que no tuve éxito. Entramos por una puerta, sentí pánico de no conocerlo y que me tomara de tal forma, llegamos a un lugar mucho más claro, donde pude detallarlo mejor.

—¿Max?

—El mismo —sonrió de lado, su mirada corrió hasta mis tacones—. Deberías tener cuidado, podrías hacerte daño. Esta vez fue tu zapato que se quebró, evita que sea una de tus piernas la próxima vez.

—Disculpa —solté apenada por la situación, camine para sentarme en el sofá de al frente, me quite mis tacones el cual uno se había roto en dos partes, por suerte tenía unos tenis en mi bolso.

—¿Por qué?

—Por la escena vergonzosa —alegue.

—No te preocupes —negó con la cabeza.

Eleve mi mirada, Max estaba sentado en el sofá de adelante, sus codos descansaban sobre sus rodillas; los dos primeros botones de la camisa blanca residían desabrochados y su cabello desordenado como si estuvo bailando por tiempo exagerado.

—¿Qué haces sola en un bar?

Remojé mis labios—. ¿Cómo sabes que estoy sola?

—Si no estuvieras sola no te vieras tan desesperada por irte. —Asentí dándole la razón, mire todo a mi alrededor; pocas personas en la sala, la música y el desastre no se escuchaba tanto por acá. En la mesa a unos metros de mi una botella de algún tipo de licor sellada y en perfecto estado.

Un beso bajo las estrellas ©✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora