★CAPÍTULO 26

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"Siempre crecemos esperando un final feliz pero, si creciéramos esperando un final realista viéramos cuán hermosamente doloroso es el mundo"

TW: sustancias tóxicas, mención de autolesiones.

HADES EDEVANE

—¿No te vas a despedir bien? —bromée.

—Ganate mis besos, son valiosos y sólo se dan una vez en mucho tiempo —comentó con burla, coqueta.

Mi risa ronca fue lo único que se escuchó mientras nos mirábamos. Esa seguridad que ella transmitía me encantaba.

Se acercó, tomándome del cuello de mi camisa y bajándome un poco, para que quedara a su disposición. Su mirada dominante se posó en mi cuello y la percibí nerviosa por lo que iba a hacer.

¿Para qué ver las estrellas si en sus ojos encuentro una galaxia entera?

Estela no se inmutó y, cuando sentí sus labios en mi mejilla, aquella se tensó y me esforcé por mantener mi auto-control intacto.

Ignoremos el hecho de que en mi mente ese momento pasaba con una canción de The neighbourhood en el fondo.

Mi mano en el aire luchó por no tomarla de la cintura y pegarla más a mí. Esa chica era mi perdición.

Sus labios no se mantuvieron quietos, se movían lentamente, rozando.

—Buenos días, Edevane.

Una fina sonrisa se dibujó en su rostro antes de pasarme por un lado y meterse en medio de ese montón de adolescentes. Un montón donde ella siempre resaltaba.

La presencia de Estela se notaba sin que ella se esforzara en hacer ruido, todos volteaban a mirarla y ella lo sabía. Aunque, muchas veces no era porque les agradara.

Esa chica con una mata de cabello rizado, buen estilo y objetivos claros siempre se notaba.

Ella era hermosa.

No me refería solo a la manera física, todo de ella me parecía bonito. Sus sentimientos, su personalidad y carisma, su inteligencia. Sabía que estaba jodido cuando empecé a sentir cosas por tan solo una sonrisa.

Con tan solo su esencia.

Y ahí me di cuenta que esa atracción que sentía hacia ella era mucho más fuerte que las demás veces.

El qué ella no se sintiera lista para una relación lo comprendía, tampoco quería obligarla. Quizás tenía razón, ambos necesitábamos sentirnos completamente listos.

No podía identificarme como una de esas personas que creía en el amor y en las almas gemelas, fanático de encontrar a ese alguien. Sí, leía libros donde había romance pero, en mi mente el mundo real era muy frío para que un "felices por siempre" pudiera ser real.

Y Estela me hacía sentir que eso si existía.

[...]

El aroma a lluvia de la tierra húmeda me atrapó por completo. Ese callejón de por sí daba terror, imagínense de noche. Pero, ya estaba acostumbrado a venir, no era nada nuevo.

Las luces de los faroles titilaban, grietas se podían apreciar en las paredes con grafitis dañados y desgastados. Las piedras en el piso podrían hacerte caer fácilmente si no te fijabas bien donde pisabas.

Y al final del callejón yacía una chica sentada en la acera, esperaba encontrarla aquí.

Entre sus labios salía ese humo producido con cada calada que le daba al cigarrillo. A pasos lentos y discretos llegué a ella, aún sin percatarse mi presencia, la cuál notó unos segundos después.

Un beso bajo las estrellas ©✓Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt