★CAPÍTULO 39

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"La magia de
conectar y la
suerte de
coincidir"
—Anónimo.

ESTELA TESSIER

Hace dos semanas había sido el funeral de Kennedy.

Y aunque hace dos semanas no sabía de su existencia, su muerte golpeó ese lado sensible en mí. Los acontecimientos que habían pasado relacionados con Marck me mostraron las diferentes realidades y como personas que pasaron por lo mismo pueden terminar de manera diferente.

Elena, una niña con tan solo 13 años, estaba embarazada.

Kennedy terminó muerta.

Hannah estaba en el hospital.

Y yo…

A veces pienso que yo no sufrí tanto como ellas, no debía quejarme tanto.

Pero la psicóloga me explicó que no importaba quién había pasado por más, todas sufrimos el peso de las cadenas que Marck colocó sobre nosotras. Ella me dio a entender que no era mi culpa la muerte de Kennedy, ni nada de lo que hizo Marck con aquellas chicas. Ella me hizo saber que yo estaba rota, realmente quebrada, y que no era mi culpa. Nada era mi culpa.

Los oficiales seguían buscando a Marck ya que no había nada más que investigar, absolutamente todo había salido a la luz por sí solo. Axel fue trasladado a una cárcel para jóvenes, y lo condenaron a cinco años, por ahora. Con el juicio de Marck puede que cambie todo y lo sometan a más años.

Hannah seguía viva y los doctores decían que eso era un milagro, de hecho ellos pensaban que Kennedy tenía más probabilidades de quedar viva que Hannah. A pesar de que seguía con vida y las semanas que pasaron desde que el incendio sucedió, no le daban una garantía de que pudiera salir de ahí sana. Los doctores informaron que era casi imposible que ella caminara de nuevo, pues el disparo que obtuvo en una de sus piernas, más las lesiones le impedían tener un buen funcionamiento.

La buena noticia era que Hannah despertó, no podía hablar con normalidad, pero a sus padres les alegró mucho verla al menos con los ojos abiertos.

Aún no le habían dado la noticia de que Kennedy no resistió al incendio, su madre decía que eso podía ponerla mal. Y la duda de que eran Kennedy y ella se mantenía en mí mente. Una parte de mí quería saber qué tenían en común.

Ayer mi transfusión de sangre fue realizada, todo había salido excelente y eso me alegraba, mi salud mejoraba cada día. Aún debía tomar muchas vitaminas para la anemia, pero saber que algún día me libraría de aquella enfermedad era motivador.

Un hombre jóven, al cual le calculé unos 25 años, fue el que me donó la sangre. Mientras me quedaba ayer en el hospital, él estaba ahí apoyando, fue agradable su presencia. Se llamaba Sebastián. Le pregunté «¿Por qué decidiste donar sangre?» Me sorprendió el hecho de que él no sabía quién era yo y aún así tuvo la bondad de ayudarme. Sebastián me respondió con un simple:

«Siempre que tenga la oportunidad para ayudar a alguien, lo haría».

Las horas que estuvimos juntos me comentó sobre que en una semana se casaría con su actual novio, hasta me mostró fotos de él pero no me dijo su nombre. Al ver a su novio me dio cierto aire de familiaridad, sin embargo, no pregunté mucho. También me contó cómo se conocieron, fue una historia muy conmovedora que sonaba de película.

Quería contarle a Hannah sobre aquello, que yo estaba mejor, que estaba esperando por ella para abrazarla y fortalecer nuestra amistad. ¿Aún teníamos oportunidad? Nos distanciamos, pero eso no significaba que nuestro vínculo se haya roto.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now