★CAPÍTULO 32

23.8K 2.4K 1.8K
                                    

"Llorar es la forma que tiene el corazón de desahogarse"

HADES EDEVANE

—¿Tomaste la foto?

Mi pregunta la dejó inmóvil, estupefacta. Su boca se abrió y cerró de inmediato, ella sabía que no podía mentir, era muy obvio. Al lado del marco había un anillo que, ya no estaba ahí, ahora tomaba lugar en el suelo.

Aparté la mirada y suspiré con una sensación amarga en mi pecho, dejé la foto a su lado y con la mano que la sostenía masaje mi cien derecho. Estela trató de tomar mi mano pero, sus dedos solo se movían con indecisión cerca.

«Cálmate. Cálmate. Cálmate» Era lo único que giraba en mi mente.

—¿Puedo...abrazarte?

No le respondí.

Mi pecho subió y bajó con cada respiración acelerada. Era una mierda volver al lugar exacto donde me encontraba hace años: En la misma habitación. Los mismos pensamientos. Los mismos sentimientos.

Solo que esta vez con ella a un lado de mí.

Retuve las lágrimas como pude, sin el valor de mirar la foto o mirarla a ella. Era la primera vez que alguien además de mi familia veía esa foto. Estela me abrazó por la espalda, apoyando su mentón en mi hombro mientras susurraba y dejaba besos pequeños en mi mejilla.

Temblé antes de que una lágrima se permitiera salir con libertad. Esa vez no sentí miedo de llorar, de expresarme, de demostrar mis debilidades. No se sentía como todas esas veces donde minimizaron el dolor que sentía.

—Llora, está bien. Llorar es la forma que tiene el corazón de desahogarse —susurró con un tono de voz acogedor.

Estela no preguntó algo hasta que yo tuve la iniciativa de hablar. Su comprensión fue excepcional, era ese tipo de entendimiento que querías tener en tu vida para siempre.

3 años atrás.

Toronto, Canadá.

Casa Edevane.

Eran las tres de la mañana aunque debía llegar a las doce de aquella que fue mi primera fiesta. Pero no una fiesta de cumpleaños o para celebrar algo, era simplemente una fiesta juvenil donde los adolescentes iban a pasar el rato.

Cada luz del Interior yacía apagada, pues seguro todos estaban dormidos.

—¡Ho —estaba por exclamar al ver a la mujer de rasgos parecidos a los míos bajando las escaleras, pero me calló con un:

—Shh...no hagas ruido, despertarás a tu padre, —hice una mueca de ojos abiertos al escuchar eso. Él se enojaría si me ve llegando a tal hora—,  y por tu cara puedo ver que no es algo que quieras.

Me acerqué a ella y de inmediato agarró mis cachetes como si fuera un bebé, plantó un beso en cada uno.

—¿Y Hela? —pregunté.

—Creo que dormida —No le creí, Hela de seguro me estaba esperando para que le contara como me fue—.¿Tomaste mucho? No me gusta que...

Negué con la cabeza—. No tomé nada, mamá —le mentí—. Tranquila.

Nos deseamos buenas noches y ambos subimos a las respectivas habitaciones: Mamá dormía con papá, y yo con mi hermana porque estaban remodelando las que serían nuestros cuartos individuales.

Traté de no hacer ruido al llegar al cuarto, pero, en la cama de ella no había nadie. Encendí la luz y confirmé que no estaba durmiendo. Mi sentido auditivo captó el ruido del agua que esparcía la ducha chocando contra la porcelana.

Un beso bajo las estrellas ©✓Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ