Capítulo 22

13.2K 1K 39
                                    

Dereck

Estuve a punto de arrollar al chico del estacionamiento, algún día le daré un cheque por tanta mierda mía que le hago pasar.
Salí muy enfadado del auto y le arrojé las llaves al rostro, éste las agarro aún en el aire, eso no era usual, normalmente se le caían o simplemente no hacia el intento por tomarlas.
<Que extraño>

Corrí hasta el elevador que gracias al operador de ascensores estaba abierto. Me metí y oprimí el botón con el número desgastado "10". Miré ansioso la pantalla con los números, 7, 8,9... Cuando por fin llego al 10 salí prácticamente corriendo y giré el pomo de la puerta.
—¿Tommy? —Un leve pánico me abrumó. ¿Y si tomó sus cosas y se fue? ¿Y si para él no significo nada esto? Estaba asustado.

—A-Aquí estoy. —Su voz sonaba ¿excitada? Me emocioné como niño pequeño y corrí hasta el balcón donde se encontraba Tomm.
—Ya estoy aquí, Ian regreso sol... —Me quedé callado al verlo ligeramente ruborizado y con pequeñas gotas de sudor formadas sobre su blanca piel.
—Q-Que bien. —Agachó su cabeza y por primera vez realmente me di cuenta de lo bajo que es, al menos unos 15 o 20 centímetros. Puse mi mano detrás de su cuello y con mi pulgar alce la base de su mentón, él miro a otro lado y apretó los dientes. La brisa de la tarde movió su cabello haciéndolo ver la persona más adorable en el planeta.

Me agaché para poder estar cerca de él y acaricié su nariz con la mía, él en respuesta ronroneó suavemente.
Puse mis labios sobre los suyos, Tomm empezó el beso, eso... Eso no lo esperaba. Con mi mano derecha tomé su cadera posesivamente y lo jalé hacia mí, él me abrazó y me empujó delicadamente dentro del apartamento. Abrió un poco su boca para dar paso a mi lengua, pero a cambio mordí su labio inferior con mi colmillo provocándole un gemido.
Me separé de él para tomar aire y dejarlo hacer lo mismo. Mientras jadeaba quedamente lo miré de la cabeza a los pies, no se había cambiado, pero se veía distinto.
La luz semi-roja que viajaba desde fuera hasta nuestros cuerpos me permitió ver su enorme erección.
<¡Maldición! ¿Hasta cuándo le duraría el efecto de esa porquería?>
Nos miramos a los ojos unos instantes, incómodos. Lo quería y ahora, pero así no lo sentía real, Tommy bajó su mirada y se ruborizó mucho al observar el creciente bulto en mis pantalones.
De nuevo alzó sus ojos y sostuvo mi mirada, sin más dudas prácticamente me aventé contra él y nos besamos hambrientos por más.
Poco a poco bajé hasta su cuello y lo besé, lo recorrí con mis labios y mi lengua provocándole sonoros gemidos.
—Por favor, De-Dereck.
Esas palabras mitad habladas mitad gemidas terminaron por hacer crecer mi erección.
—Tomm... ¿Estas seguro? —No pude evitar preguntarle, era obvio que se moría por que estuviera dentro de él, pero en la mañana parecía muy dolorido y lo último que quería era dejarlo en silla de ruedas.
—S... ¡Ah! ¡Sí, id-idiota! —Bajé mis dos manos hasta ambas caderas y lo junté lo más posible conmigo.
Toda la revolución en nuestras bocas ocurría del mismo modo abajo.
Rápidamente le quité él delgado suéter que traía dejando su hermoso y pequeño torso desnudo, pasé mis manos desde sus omoplatos hasta su cintura haciendo que se retorciera y respirara fuerte.
Caminé poniendo una pierna entre las suyas hasta que llegamos al amplio y costoso sofá principal. Agradecí a lo que fuera que hay que agradecer por no ser tacaño al comprar muebles.
Sus rodillas se doblaron cuando sintió el sofá detrás y se recostó. Con una rodilla entre sus piernas me puse sobre él y continúe besándolo.
—¡Mmm! —No paraba de intentar fallidamente contener los gemidos.

Me quité el abrigo y lo tiré en el piso al igual que la corbata, desabroché los tres primeros botones y acto seguido tomé las manos de Tommy y las lleve hasta mi pecho, torpemente desabrochó los botones que sobraban y retiré mi camisa por los hombros, la arroje detrás del sofá.
—Todo esta bien. Tranquilo. —Susurré en su oído derecho, al terminar la frase mordisqué y lamí el lóbulo de su oreja, Tommy ronroneó como un gatito y me besó.
Esto era el jodido cielo.

Fui bajando mi boca hasta llegar a sus pantalones, con extrema lentitud desabroché su cinturón y lo jalé hacia afuera, Tomm levantó las caderas para no obstaculizar la salida del cinturón, ese movimiento me excitó como nunca.
—¡Hazl.. ¡Oh! Y-Ya... —Dijo mi Tommy entre jadeos.
Conservando mi velocidad bajé el cierre de sus jeans para después hacer lo mismo con los míos, me puse en pie y me los quité lo más rápido que pude, hice lo mismo con los suyos quedando ambos desnudos.
Tommy tenía los ojos cerrados y su cabeza se dirigía hacia otro lado, sus mejillas estaban tan rojas como un tomate. Me subí sobre él y lo besé suavemente en los labios.
—Te quiero, Tomm. —Él abrió sus grandes y preciosos ojos cafés y me correspondió dejando libre el paso de mi lengua en su boca.
Soy ateo en cuestión teológica, literalmente estoy convencido de que no existe ningún tipo de ser sobrenatural controlando tu vida, y sé que no existe vida después de la muerte, pero esto era lo más cerca del paraíso que se pude estar.
Mientras él emitía sonidos felinos pasé mi mano por su abdomen haciendo círculos imaginarios, llegué hasta su miembro y comencé a masturbarlo muy lento.
Tommy arqueó la espalda en respuesta, gimió y jadeo
—Ma...s ra-rápido... —Sonreí e hice lo que me pidió. aumenté la velocidad con que lo tocaba. Él no paraba de soltar sonoros gemidos, hasta creí que algún vecino llegaría a callarnos.

Me incliné sobre él y besé su cuello hasta que llegó al clímax con un jadeo que más bien fue una mezcla entre gemido y ronroneo.
Dejé que recuperara la respiración unos segundos.
Sus piernas rodearon mi cintura y puse mis brazos a cada lado de su rostro, no quería aplastarlo.
—¿Seguro? —Susurre. Me sorprendió demasiado que en tan solo unos segundos estuviera listo.
—Sol... Sólo hazlo — Sonreí y muy lentamente lo penetré. Él volvió a cerrar sus ojos y ruborizarse completamente.
—Kt...
Esto se siente tan jodidamente bien, ser uno con la persona que... ¿amas?. Era difícil de explicar; en todos mis años acostándome con quien quisiera nunca me había sentido así, nunca había estado dentro de alguien que quisiera tanto.
Ahogué mis jadeos sobre la boca de mi novio, embistiéndolo cada vez más fuerte. Su anatomía alrededor de mí me estaban provocando una sensación concentrada en mi miembro.
Él me abrazo y enterró su cabeza en el hueco de mi cuello.
—¡A-Ah! —Gemí en cuanto llegué al clímax.

Estiré mis brazos, recargué la cabeza sobre su pecho y recuperamos la respiración al mismo tiempo, Tommy había manchado su abdomen.
—Sólo tienes que quererme una décima parte de lo que yo a ti —Dije con voz entrecortada y temblorosa.
—Sabes que no entiendo de matemática
—Lo sé —Me reí.
—Yo... Yo t-te... Te... Etto... Te qui-quiero. —Cubrió su tierno rostro con ambas manos. No le respondí, al menos no con palabras, le respondí con la mirada.

De pronto me estaba mirando a mí mismo a través de otros ojos, miré mi maldita vida de mierda mejorada en menos de seis meses por esta pequeña, adorable y malhumorada persona. Esto tan muy mal... Ya me enamoré, lo único que tenía que evitar y no pude hacerlo bien.
Negué con la cabeza y fruncí el ceño. Tomm no tardó en notarlo.

—De-Dereck... ¿Estas bien?
—Sí, ahora sí. —Lo abracé más fuerte y me rendí, como una bomba nuclear todo lo que había estado conteniendo por seis largos meses explotó dentro de mí. No se lo dejé saber, pero la verdad es que en ese momento supe que no había marcha atrás para lo que sentía.
—Me... Fal... Ta el ai-aire. —exageró.
—No me importa —jugueteó con mi cabello, pensé en decirle que no lo hiciera pero se sentía tan jodidamente bien. Nos quedamos dormidos al poco rato, ahí en el sofá y deseé que nunca despertáramos.

Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora