Capítulo 2: Rechazo

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Dereck

—¿Ya te vas? —Dijo Kurt medio dormido.
—Iré a la escuela —Este se removió en su cama y asintió levemente. —¿No vemos por la tarde?
—Estaré ocupado.
—Hoy les diré a mis padres lo de... Nosotros.
—¿Qué? Pensé que sólo les dirías que eres gay. —Fruncí el ceño y me recargué contra el marco de la puerta.
—¿A qué te refieres? —Él entornó los ojos y se puso en pie. —¿No quieres que sepan que salimos?
Gatito, no quería decir eso.
—Sí, como sea —No le creí. Sólo salí de su apartamento con mi mochila al hombro y tomé el autobús, bajé justo en la puerta de mi casa.

—Mamá, papá. Ya estoy en casa. —Mis padres estaban sentados, desayunando.
—Sí, es evidente, Dereck. —Mi padre no despegó su vista del celular.
—Me alegro, cariño. ¿Terminaste el proyecto junto con tu amiga? —Cierto, había olvidado la mentira que les dije para poder dormir con Kurt.
—Ah... Sí. Amo química.
—Clarisse, déjalo. Seguro ni abrieron los libros, ¿verdad, campeón? —Genial, mi padre ya empezó con sus insinuaciones.
—No, papá. Hicimos el trabajo. —Levanté el dorso de mi mano y moví mis dedos para recordarle que llevo un anillo de castidad.
—Dereck, ¿ya te he dicho que desperdicias todas las oportunidades que te da la vida? Los tiempos han cambiado.
—Sí, como unas ochenta veces. —Entorné los ojos y fui a mi habitación. No era nada especial, sólo pósters de Green Day y Nirvana, (que sea gay no significa que me guste Britney Spears)
Mi cama desordenada, mi teclado y un total desastre en el piso, pilas de ropa, libros y discos.
Dejé caer mi mochila y después de darme una larga ducha y vestirme con unos jeans comunes, una playera y una camisa, corrí hasta el armario.
Tenía planeado decirles después de la escuela, pero, de cualquier forma sólo estaba retrasando lo inevitable.
Saqué un par de mis playeras y camisas favoritas, también unos jeans y los metí junto con otras cosas esenciales a una mochila de tela. Lo más seguro es que después de esta platica mis padres me echarían de casa.

Salí y cuidadosamente, dejé la pesada mochila al lado de la puerta principal y caminé hasta la mesa. Mi madre bordaba una servilleta con la frase "Dios es mi Señor y nada me faltará" Toda mi familia es muy religiosa, incluso mi padre es Pastor de la iglesia local, y como tal yo he tenido que ser "el ejemplo a seguir de todos los jóvenes de mi edad"
Pobre, si supiera que soy homosexual y que será mejor que vuelva a meter en su caja el anillo de castidad que llevo en mi dedo.

—Mamá, papá... Necesito hablar con ustedes. —Mi padre frunció el ceño y habló suavemente
—¿Podría ser después? Estoy estudiando un pasaje del Nuevo Testamento, tú deberías hacer lo mismo.
—Tiene que ser ahora. —Ambos suspiraron y me miraron. Apreté entre mis sudorosas manos la parte de arriba de una silla y respire profundamente. —Bueno, ambos... Ambos saben que siempre he sido un buen hijo y...
—¿Cuánto dinero quieres?
—¿Qué? ¡Esto no es sobre dinero! —subí notablemente la voz.
—No le hables así a tu padre, Dereck.
—Está bien... Como les decía... Siempre he sido un buen hijo, mis calificaciones son las mejores de mi generación, no tomo, no me drogo... ¿Ustedes siempre me amaran?
—¡Pero claro que sí, mi vida! ¿A qué quieres llegar con esto? Nos estas asustando... — Mi madre abrió mucho los ojos y mi padre empalideció, apretó fuertemente la mandíbula y tocó el brazo de mi madre para que me dejara continuar.
—Yo... Yo... —Las lágrimas comenzaron a salir por mis ojos, mi madre se puso en pie y me abrazó. Estaba muy asustado
—Tranquilo, cariño. No pudiste hacer algo tan malo como para estar así. —Me cubrí el rostro con las manos y me tranquilicé. Cuando volví a subir la cabeza ambos estaban frente a mí.
—Sí lo hice...
—¡Dereck! ¡Sólo dilo! —Gritó mi padre. No me gusta que grite. Me enoja que grite.
—¡Soy gay! —Jadee un par de veces y bajé mi mirada, mis padres no emitieron ningún sonido.

Después de un par de minutos mi padre me abofeteó haciéndome caer.
—No digas idioteces. No lo eres. —Esperaba que mi madre lo detuviera, pero sólo observaba la escena con lágrimas en los ojos. Enfurecí.
—No digo idioteces. Lo soy y no me disculparé por ser como soy. —Él levantó su mano y a unos centímetros de estrellar la en mi mejilla nuevamente se detuvo.
—Tú no eres mi hijo. —Guardé silencio y me puse en pie, no creía que sería tan malo. Mi padre nunca me había golpeado. —No quiero un hijo gay.
Dijo la última palabra con el mayor asco posible.
Miré a mi mamá y limpié mis lágrimas.
—Dereck... —Susurró.
—No quiero volver a verte. —Escupió mi padre.
—P-Pero, aún soy su hijo.
—No, mi hijo murió.

Sentí que sus palabras clavarse en mi pecho. Herido, tomé mis cosas y abrí la puerta. Miré por encima de mi hombro hacia atrás, nada había cambiado, parecía que nunca habíamos tenido esa conversación. Mi padre seguía sentado con su celular entre sus manos y mi mamá retomó el bordado.
Salí y cerré la puerta con un fuerte golpe, supe inmediatamente que nunca volvería a cruzarla. 

Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora