Capítulo 27

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Dereck

—¡Pero qué hijo de puta! —Grité una vez que estábamos en el apartamento.
Anne se había ido por su lado, pasó el resto de nuestro tiempo en la playa preguntándome "¿Qué tienes?" "¿Qué sucede?" Pero, ¿qué iba a decirle?
Intenté eliminar cualquier sospecha de que estuviera contagiado, pero recordé una vez que no nos protegimos, siempre soy muy cuidadoso, y ahora por una sola maldita vez puede que tenga VIH y tal vez hasta Tommy tiene.
Solté un largo suspiro y fui a la recámara.
—Dereck... ¿Estás bien? —Dijo en el umbral de la puerta.
—Sí
—Voy a ir a las clases que restan ¿vale? A entregar trabajos —Planeaba aventarme a él e impedírselo, pero tal vez esta sería una buena oportunidad para ir al doctor sin que él sepa nada. Después de todo, si estaba sano podría sólo ignorar esto y continuar con mi vida normal, Tomm no tenía por qué saber nada.
—¿Tienes que ir? —Si iba a mentir, tenía que hacerlo bien. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Sí, tengo que.
—Okay, yo me quedo.
—Te van a despedir.
—No lo creo, Dean me adora. —Sus labios se fruncieron.
—Ah... Regreso en unas horas. —Le sonreí y alboroté su cabello. Él se fue cabizbajo con su mochila al hombro.

Bueno, y ahora... ¿Cómo carajos es la dichosa prueba? Tenía miedo, definitivamente tenía miedo. ¿Por el resultado? ¿Por qué mi vida cambiaría si es positivo? No.
Por las estúpidas y odiosas agujas, porque supuse que sería un examen sanguíneo... A decir verdad, la única razón por la que no estoy tatuado es por el miedo a las agujas.
Suspiré y me estiré para tomar el computador, lo abrí y coloqué en la barra de búsqueda "Prueba de VIH". No me juzguen, nunca antes había tenido la necesidad de saber sobre esta enfermedad. Oprimí el primer Link que apareció y leí.
Conforme las palabras en el ordenador cobraban sentido en mi mente, la arruga entre mis cejas crecía, al parecer es un virus que afecta el sistema inmunológico y se le llama SIDA sólo cuando la enfermedad está muy avanzada. Cuando llegué a los síntomas automáticamente los empecé a sentir uno a uno.

—Necesito un descanso, esto va a matarme. —Cerré el ordenador y me recosté.
Desde que leí "Podrían presentarse severos dolores de cabeza" automáticamente tuve uno, tal vez soy hipocondríaco. ¿Y ahora? No quiero que una estúpida aguja toque mi brazo. Podía vivir yo solo con la duda, pero tenía que saber la verdad para decirle a Tomm. Solté un entrecortado suspiro, decidí que lo mejor sería acabar con esto de una buena vez.
Me puse en pie y me cambié de ropa, algo que no iba conmigo, unos jeans de mezclilla obscura, una camisa blanca sin abrochar en su totalidad y una chaqueta. Alcé los hombros con indiferencia y tomé mis llaves, tendría que comprar un celular nuevo.
Rodé mis ojos, estaba planeando lo que haría con tal de que me diera tiempo para hacer todo sin que Tomm sospechara nada cuando el timbre sonó dentro del apartamento. Caminé automáticamente hacia la puerta y la abrí, Ethan estaba en pie con la barbilla levantada y su espalda erguida. Ahora recuerdo porque me gustó, se parece tanto a Kurt en su lenguaje corporal...

—Tenía que venir y verte —Lo miré fijamente y me hice a un lado para que pasara, de todas formas tenía que hablar con él. —Eh... Antes que nada, lo siento. Debí haberte avisado en cuanto lo supe, pero estaba tan enojado contigo y conmigo y con medio mundo. ¿Ya fuiste al doctor?
—Me lo acabas de decir hace unas horas, idiota.
—Cierto. Vamos al hospital. —Enarqué una ceja y fui a servir dos vasos con whisky, le llevé uno a él y me senté aparentando falsa tranquilidad.
—No —rodó sus ojos y se dejó caer a mi lado.
—De todas formas ibas de salida. No voy a dejar que te pase algo malo sólo por tu capricho. —Desvió su mirada hasta encontrar la mía y prosiguió —Sé que tú... sé que tú no sientes lo mismo por mí, pero por favor, no te dejes morir.
Mordí mi mejilla derecha y me aparte de él, esto se empezaba a poner incómodo.
—Eh... Me gustaría ir solo.
—Escucha, idiota. Me tragué mi orgullo para venir hasta tu casa después que no contestaras ni una de las sesenta llamadas y que destrozaras el corazón. Así que ahora mueves tu trasero hasta el hospital, te haces la puta prueba y dejas de culparme por toda la mierda de tu vida.
—Pero ¿A ti que carajos te pasa? Yo no te culp... —Ethan se puso en pie en frente de mí y tomó mi muñeca haciéndome estar frente a él y gritó.
—Me lo debes.
—¿De qué hablas? Tú eres él que me contagio. —Abrió los ojos y me miró con culpabilidad y enojo.
—Ya me cansé. Vamos a ir aunque tenga que arrastrarte hasta mi auto. —Relajé mis músculos y miré hacia otro lado.
—No me dejaras en paz hasta que acepte ¿verdad?
—Exactamente.
—Bien.

Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora