Capítulo 6 ~ No te atrevas a confundirme con Peggy.

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2 semanas después.

Los entrenamientos con Natasha seguían siendo un secreto, o por lo menos eso creía Maggie, estaba lo bastante cómoda con Natasha y le producía ciertos deja vú volver a entrenar con ella. Le enseñó todo lo que podría aprender para volver a las misiones, usos de armas blancas y golpes letales, lo único con lo que no pudieron practicar es con armas, Maggie ha dejado en claro muchas veces que les teme a las armas de fuego.

Había decidido que volvería a terapia, hace 1 semana se había comunicado con Sam para poder asistir a la terapia que este exsoldado les proporcionaba a los heridos de guerra, Fury le había propuesto ir y compartir su historia con los soldados, ellos podrían entender su trauma.

Había decidido dar vuelta su vida, darle un sentido, dejar de esconderse detrás de un lugar con paredes de fierro blindado, ahora estaba destinada a esconderse detrás de la espalda de Steve y su escudo, el capitán américa era su niñero y no le molestaba para nada la idea, era fuerte, decidido y estaba dispuesto a dar su vida para protegerla, exactamente lo que Maggie necesitaba. Ese hombre la había liberado y cuando ella estuviese preparada para ayudar a sanar sus heridas, sin ninguna duda le devolvería la mano.

Maggie, Sam y Steve se encontraban trotando en medio de las instalaciones de Shield, los dos chicos iban bastante parejos (refiriéndose al hecho de que ninguno había parado, puesto que Steve le llevaba 4 vueltas de ventaja), Maggie en cambio paraba cada dos minutos rogando que por favor se acabara este martirio, odiaba trotar, pero si quería ser una agente y recuperar su puesto debía ponerse en forma.

— Margaret levanta tu trasero y ponte en la ruta, no seas perezosa, si eres activa serás la mujer perfecta. – dijo Sam con ese humor que le caracteriza.

— Quizás no quiero ser la mujer perfecta, ¿De qué me sirve?, de nada. Así que no seas superficial.

— Sabes que no digo que eres la mujer perfecta por tu físico, sino que, por tus valores, por lo valiente que eres y por lo que estás haciendo por salir adelante. – Sam siempre sabía que decir.

Después de escuchar ese comentario tan tierno y acertado, Steve sintió cierto recelo, no le gustaba escuchar a Sam hablar así de Maggie, sabía que se habían conocido hace poco tiempo, pero él era el que escuchaba sus problemas y quien la aconsejaba, le tenía envidia, no sabía con exactitud el porqué, pero estaba convencido de que envidiaba a ese hombre.

— No trates de ser mi terapeuta ahora, los soldados se pondrán envidiosos si ven que recibo un trato especial.

— No puedo evitarlo, los demás soldados no vienen a trotar conmigo.

— Ni siquiera troté Sam, solo te insulté mientras intentaba trotar, en cambio, Steve nos venció por mucho.

— Yo diría que le faltaron algunas vueltas y debería de llevarte con él, a lo mejor y se te pega el habito de no parar.

— Claro que no, fue suficiente, aunque Steve las podría hacer por mí.

— Fury solo me pidió ser tu niñera, el ejercicio corre por tu cuenta. – dijo Steve con tono vacilante.

— No sabía que podías bromear, me gusta este Steve tratando de ambientarse. – dijo Maggie mientras lo miraba con una sonrisa, no pensaba que Steve fuese de esos que hacen chistes.

— Soy un gran bromista Maggie.

-— No me cabe duda capitán Rogers, es un desafío cuidar de Maggie así que debe tomárselo con humor. – dijo Sam.

— No te comportes como un idiota Sam. – dijo Maggie mientras se acercaba a Steve y tomaba su brazo. – Sabes que soy la mejor compañía que una persona puede tener.

Heridas de guerra | Bucky Barnes Where stories live. Discover now