Capítulo 22 ~ Follar sin culpa🔞.

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Maggie


Decir que estaba confundida es poco al atisbo de emociones que despertaron luego de pasar la noche con James, sobre todo porque no llevábamos ni un mes de conocernos. Fue precipitado, loco y probablemente la calentura era la que se había expresado por nosotros. Pero no me arrepentía de absolutamente nada y eso me asustaba.

Había tenido sexo con diferentes hombres, casi todos de una contextura parecida, puesto que mi tío Tony no contrataba flacuchos para proteger a su rayito de sol, si supiera que casi todos hicieron más que cuidarme. La cuestión es que ninguno me había follado como James lo había hecho, ni siquiera Steve.

Por un momento me olvidé de que era un hombre de los años 40, con estándares bastantes diferentes a mi época y que claramente no se había actualizado del todo. Pasé de sentirme una insensible que se aprovechaba de un hombre mayor a una protagonista sumisa que solo ha tenido sexo con un hombre en su vida. Su manera de tocarme, de probarme, claramente no las iba a encontrar en ningún lado. Era una pena y no niego que las iba a extrañar.

Porque no volvería a tener sexo con James.

Habíamos venido aquí con una misión y esa era librarlo de eso que le metieron en la cabeza, el sexo no podía interferir, aunque fuese maravilloso.

Desperté por el escalofrío que me provocó el viento que entraba por las ventanas del balcón que habíamos dejado abierta. Así que me separé del brazo de James, mientras quitaba lentamente su mano de mi cintura para no despertarlo.

Tomé la camiseta de James y me la puse, mientras tomaba bragas nuevas del cajón.

Cuando me di vuelta lo vi acostado cabeza arriba, mientras se tapaba los ojos con su brazo de metal y la mano libre tenía mi forma, como esperándome para volver a esa posición, con él.

Cerré las ventanas detrás de mi y salí al balcón a tomar aire, era un lugar tan hermoso, pero a la vez tan silencioso y luego de estar sola tanto tiempo, tenía claro que el silencio era algo que odiaba con toda mi alma. El silencio te hacía pensar en cosas que no querías que pasaran por tu cabeza, como la imagen de ese hombre que había terminado de destrozar mi vida, como si esa hubiese sido su misión.

No podía evitar preguntarme como reaccionaría al enterarse que me casé con su supuesto mejor amigo, si de verdad le importaría o simplemente trataría de vengarse follándose a una de mis amigas, ya que mi prima no era parte de sus opciones para lastimarme.

Lo odiaba, por haberme hecho sentir especial, sabía que era una chica que había perdido el amor desde muy pequeña y se ofreció a cuidar mis heridas, pero ese fue el problema, que nadie más que yo podía sanarlas. Aun así, dejé que lo hiciera, que tratara de proteger a la chica que había sido un peso hasta para su propia abuela. Intentó sanar mis heridas, pero las abrió mucho más.

Mucho más precavida.

Mucho más fría.

Mucho menos romántica.

Mucho más humana.

— ¿No puedes dormir? – escucho que gritan hacia el edificio, desde uno colindante. – siempre puedes venir a hacerme compañía.

— Disculpa... ¿Nos conocemos? – grito confundida, a él no me lo habían presentado.

— Probablemente nos presentarían mañana, pero el destino quiere que te conozca hoy. – respondió – por fin mi primo aceptó lo que tanto tiempo estuve proponiéndole.

— No soy parte de ninguna propuesta, así que creo que te confundiste. – no tenía ganas de charlar con ese tipo, me daba mala espina. – buenas noches...

Heridas de guerra | Bucky Barnes Where stories live. Discover now