Capítulo 30 ~ Nunca te pedí un polvo de despedida.

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Les dejó al principio el fondo de pantalla del iPad de Maggie, para que así tengan un paraguas en medio de la tormenta :(

La tensión brotaba en la entrada de la residencia y las emociones estaban a flor de piel, pues ninguno de los dos se imaginó que tendrían que llegar a un momento como ese

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La tensión brotaba en la entrada de la residencia y las emociones estaban a flor de piel, pues ninguno de los dos se imaginó que tendrían que llegar a un momento como ese.

— James... – murmuró Maggie, con una voz casi inexistente. - ¿Po-podemos hablar adentro?

— Solo entraré a buscar mis maletas. – respondió el chico con un tono que rompería la voz de cualquiera. – no necesito darte explicaciones.

Maggie solo se movió de la entrada y le permitió el paso, puesto que no quería formar un alboroto con Happy que estaba en la entrada y la gente de servicio que miraba por el jardín. Lo guio hacía la habitación en la que habían dejado las maletas, la misma en la que se hospedó Maggie la primera vez, el cuarto donde se maquilló y se puso un vestido lindo para casarse con ese hombre que tenía en frente.

Maggie lo dejó entrar primero y cerró la puerta para tener más privacidad, además de que no quería que Natasha y Bruce escucharan lo que estaba pasando, aunque estaba bastante claro que alguna de las chicas de la limpieza les contarían, pues Maggie no se veía nada bien.

— ¿Me puedes explicar que está pasando? – Maggie rompió el silencio. – porque hace algunas horas estabas dispuesto a ir a la cárcel por mi y ahora solo te vas. – su voz se escuchaba más rota, mientras bajaba la mirada para aguantar un poco más. – yo-yo no lo entiendo James...

— Pasa que comprendí que, si me quedo contigo, tendré que estar escapando constantemente y no estoy dispuesto a hacerlo. – James miró para otro lado, no podía aguantar ver como Maggie se rompía al frente de él. Quería abrazarla y decirle que todo estaría bien, pero sabía en el fondo de que era mucho mejor que lo viera como un gilipollas, a que lo viese como un asesino.

— Hace algunas horas, estabas dispuesto a hacerlo...

— Tú lo dijiste... Estaba dispuesto. Ya no...

Maggie agachó la mirada, mientras buscaba la orilla de la cama para sentarse y respirar, necesitaba respirar, porque toda esta situación la estaba superando.

— No lo entiendo James... – dijo, en un tono tan dulce, que el chico pensó que se hundiría con ella. – tú sabes que lo de las fotos no fue mi culpa, si eso te enojó... yo no lo hice... fue-fue una trampa.

— Estabas tan empecinada en buscar venganza, que alguien te hizo el trabajo sucio. – soltó sin piedad. – felicidades Margaret, ahora todo el mundo sabe que tu abuela era una zorra, tal y como tú querías.

— James... – murmuró, algo sorprendida por verlo tan cegado. – sabes que dejé eso a último minuto, porque quería algo mejor para nosotros...

— ¿Sabes?, quizás querías que se supiera lo de tu abuela, para cubrir toda la fila de hombres con las que te acostaste. – sabía que con esto se pasaría de la raya, nunca se había mostrado así con ella. – dime... ¿Qué se siente saber que ya no eres la más adultera de las Carter?, aunque en mi opinión, sigues siendo la más zorra de las tres...

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