ESPECIAL NAVIDAD ~ Un collar, un anillo, una promesa y una canción.

1.1K 78 22
                                    

Maggie

Despertamos en medio del bosque, acostados en el suelo de la fogata. Sentí como James me tenía abrazada por la espalda, mientras su chaqueta cubría mi cuerpo.

La fogata debió haberse apagado por el frío y me di cuenta de que ya no era de noche, cuando un atisbo del sol se mostraba en el cielo. Desperté a James para que viéramos el hermoso amanecer de Wakanda.

— James... Despierta, mira que hermoso está el amanecer.

Sentí como soltaba mi cintura, no sin antes dejar un pequeño beso en mi mejilla. Cuando su brazo separó nuestros cuerpos, me levanté y tomé su chaqueta, tapándome con ella.

— Si, está muy hermoso. – dijo, pero no miraba al amanecer, me miraba a mí.

— Pequeño mentiroso. – reí y tomé su cara para que mirara el cielo. – ahí está el amanecer...

— No lo sé. – encogió sus hombros. – mirarte a ti se me hace mucho más hermoso.

Me acerqué hacía él y dejé un pequeño beso en sus labios, mientras pasaba mis brazos por su cuello y jugueteaba con su cabello.

— ¿Cómo te sientes? – pregunté, haciendo referencia a todo lo que pasó anoche.

— Como un hombre libre... Es como si viviera en un libro y la escritora por fin se dignó a darme todo lo que me merecía.

— Es una gran metáfora. – respondí entre risas.

— Además... – susurró, posando sus brazos en mi cintura, para atraerme más a él. – amanecer a tu lado ha sido lo más hermoso que me ha pasado.

— Pero si siempre dormimos juntos...

— Si, pero había una posibilidad de que esto no funcionara y no pudiese tenerte nunca más conmigo. – sentí como hundía su cara en mi cuello. – y me acostumbré tanto a ti, que no sé si soporte no tenerte conmigo...

No dije nada, solo me acerqué hacía él y lo besé, demostrándole de que yo había tenido el mismo miedo y que quizás ahora, por fin podríamos dejar nuestras restricciones atrás y vivir como dos personas que sienten.

— Creo que tenemos que volver a nuestra habitación. – susurré, separando nuestro beso. – se suponía que yo no tenía que estar aquí...

— No debías, pero sabía que vendrías igual. – dijo, entre risas. – a Margaret Barnes, nada la detiene.

— Y a James Fitzwilliam Barnes, nada se le escapa. – bromeé.

— Salgamos de aquí Devushka, vamos a darnos una ducha...

Luego de vestirnos y colocarme la chaqueta de James encima, para que mi vestido no se subiera y se viera que no llevaba ropa interior, ya que James la noche anterior rompió mis bragas, sentí como tomaba mi mano, para salir del bosque.

Ayer en la noche estaba tan perdida en seguirlos, que ni siquiera me había dado cuenta de lo lejos que quedaba de nuestro edificio, así que, a la mitad del camino, ya me había cansado.

— Ven aquí. – sentí como James hacía señas a su espalda, para que me subiera en ella. – sé que no te gusta caminar.

Sonreí casi por inercia y me subí a su espalda, sintiendo como tomaba de mis piernas y yo me afirmaba a su cuello. – gracias, mi príncipe de brillante armadura. – bromeé.

Solo soltó una risa y sentí como caminaba conmigo encima, mientras yo abrazaba su cuello y posaba mi cabeza en su hombro.

Cuando llegamos, vimos como Shuri y T'Challa nos estaban esperando, la cara de Shuri era como si estuviese viendo la escena más romántica de una película de amor, en cambio, T'Challa estaba más serio de lo normal.

Heridas de guerra | Bucky Barnes Where stories live. Discover now