Capítulo 35 ~ Solo lo hago por Emma.

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Maggie

Estoy cansada, sudorosa y cabreada con la vida. Luego de que la fiesta terminara, Sharon nos citó a mi y a Nat a su oficina, para concretar algo que Sam le había propuesto. Un negocio que pintaba por todos lados, ser una farsa.

James haría cualquier cosa para que volviéramos a tener contacto, el muy maldito se metió en mi oficina creyendo que me acostaría con él, como si lo necesitase. Pues me complace informarle que el auto placer me ha resultado muy bien estos años.

Así que no, no necesito esa cosa que tiene entre las piernas, de hecho, ni siquiera lo extraño. Para nada...

Cierro la puerta de la oficina al entrar y me acuesto en el sofá de mi prima, mientras recuesto mi cabeza en las piernas de Nat. La única persona que logra entenderme completamente.

Sharon se mueve como si estuviese muy nerviosa por lo que va a plantear, pero no le tomo atención, la verdad es que solo quiero llegar a mi casa y dormir con mi pequeña.

— Sam quiere hacer negocios con nosotras. – espeta y yo la miro horrorizada. – y creo que deberíamos aceptar.

Me levanto de golpe, pero Nat me agarra como calmándome. Amo a mi amigo y me encanta tenerlo conmigo, pero no se me olvida que es el socio del hombre que me robó la idea y me utilizó como si fuese un puto robot sexual.

— No haremos negocios con ellos. – respondo en tono seco. – si quieres follarte a Sam, invítalo a caminar por la plaza de la mano o te presto mi casita de campo...

— Maggie... – me frena Nat.

— No es por eso Maggie. – responde, pasándonos una carpeta a cada una. Apenas veo el contenido, se me ponen los pelos de punta. – esa es una foto de Karli. Al parecer ya tiene nuevo jefe...

Nat me mira, como esperando mi reacción, pero yo solo sigo helada. Estaba segura de que ese hombre se estaba pudriendo en la cárcel, porque de no ser así, ya le hubiese pegado un tiro en la frente.

La carpeta plasma una foto de Karli, nada más ni nada menos que con Brock Rumlow. El maldito que trabajaba para Pierce.

— ¿Este tipo no estaba preso? – pregunta Nat enojada.

— Se escapó hace aproximadamente 3 meses. – responde Sharon, mientras se sienta en el sofá del frente, agarrando su frente. – es por eso que necesitamos hacer negocios... los necesitamos cerca.

— Es un negocio que no sirve y es obvio que van a sospechar de lo que queremos. – repongo y siento la mirada confusa de las dos. – los dos vendemos lo mismo, con la diferencia de que nosotras lo hacemos de forma ilegal...

— Es obvio que lo saben. – dice Nat bastante confiada. – no vinieron en tres años y justo llegan cuando las copias del suero desaparecen... Es demasiado obvio.

— Además... Sabes que James considera que los supersoldados son una amenaza. – agrega Sharon. – él fue una amenaza...

No digo nada, porque tiene razón. James es el ejemplo de lo que pasa cuando utilizas el poder para el mal. Fue utilizado, torturado y manipulado por Hydra. No querrá que algo así pase de nuevo.

Pero no quiero tenerlo aquí, no quiero tenerlo cerca. Es demasiado peligroso.

— ¿Y que proponen? – pregunto, aunque sé cual es la respuesta.

— Unirlos a nuestras filas. – espeta Sharon confiada. – llevamos años creando un ejército que proteja a Madripoor, pero no nos sirve de nada, si ellos tienen un ejército de supersoldados... tendríamos en nuestras filas a dos supersoldados.

Heridas de guerra | Bucky Barnes Where stories live. Discover now