Capítulo 41 ~ Mi pequeño rayito de sol.

888 78 13
                                    

Preparen los pañuelos :(

Maggie

Suelto los brazos de mis acompañantes cuando Petrov se levanta de su asiento y se acerca a nosotros con paso rápido.

— Anna Ivanova... – suelta, parándose frente a mí, para tomar mi mano y besar mis nudillos con asco. – la mujer que al parecer no le teme a absolutamente nada.

— Te equivocas. – lo corrijo, pero mi acento ruso sigue latente. – soy una mujer que está repleta de miedos.

— Pero el desafiar a mafiosos no es uno de tus miedos.

— No diría que desafío a mafiosos. – digo inocentemente. – bailar con un hombre no tiene nada de malo.

— Ahora eres tú la que se equivoca. – dice con un tono más serio y me pongo alerta. – porque eres una mujer casada. No puedes moverle el culo al primero que se te cruce.

— Cállate la boca y discúlpate con mi esposa. – Sam me defiende, pero quedamos helados cuando un tipo de seguridad saca un arma y la pone justo en la nuca de Sam.

— Un negro con aires de grandeza no me va a decir lo que tengo o no que hacer. – Petrov levanta la voz y tomo la mano de Sam para que se calme.

— Ahora soy yo la que no te va a permitir que le hables así. – lo defiendo, sacando el arma que tengo en el muslo, para apuntarle al ruso.

Gran error, porque los otros 2 guardias que lo acompañan levantan sus armas y me apuntan directamente en la cabeza.

— Sácate el prototipo de mujer maravilla rusa de la cabeza. – me grita. – baja tu puta arma Cyka (perra).

James está estático, no dice ni hace absolutamente nada y por primera vez en mucho tiempo, me hago la idea de que tengo que confiar en él.

Bajo mi arma y la dejo en el suelo, en el amague, me saco uno de mis anillos y se lo dejo en el pantalón al guardia que está apuntando a Sam.

Petrov saca su arma y me apunta en la cabeza, la punta de la pistola choca con mi frente y por un segundo, ciertos deja vú llegan a mi cabeza.

*Feliz cumpleaños mi rayito de sol, te amo de aquí a Saturno.*

La frase pasa por mi mente y veo a mi papá abrazándome, mientras yo salto a sus brazos y lo lleno de besos.

— Oh Cyka, ¿vas a llorar?, creí que eras una perra mucho más valiente. – Petrov me saca del bucle y recién me doy cuenta de que estoy llorando.

Limpio mis lagrimas rápidamente y mantengo mi posición firme. No es primera vez que me apuntan con un arma, no puedo ser tan cobarde.

— No entiendo que es lo que te molesta...

— Lo que me molesta, es ver a pequeñas ratitas metiéndose donde no debían. – dice y otra frase me nubla la mente.

* Maggie ¿Dónde estás?!!, dime si ves algo conocido, voy por ti ahora, ¡no te muevas! *

*Tengo a un conocido que se encarga de esos trabajos, unas sesiones y Maggie olvidará todo.*

Me quedo en silencio, todo se me nubla. Siento que me cuesta respirar y de un momento a otro, lo único que quiero es correr, correr tan rápido para que nadie me vuelva a encontrar.

Vuelvo a sentir un vacío en mi corazón, el mismo que sentí conforme fui creciendo.

El grito del ruso me hace volver a la realidad. No entiendo que es lo que me está pasando, que es lo que estoy recordando.

Heridas de guerra | Bucky Barnes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora