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— ¿Te gusta? —Preguntó en susurro entre sus labios moviendo sus dedos debajo de su falda.

— Si —Susurró también bajo suspiros llenos de placer ante sus fríos dedos. Entrando y saliendo de sus pliegues tratando de hacerla sentir mejor.

Estaba tímida, se sentía expuesta por la manera en la que el rubio la tomaba en ese lugar. Pero se sentía bien por tener un pequeño polvo después de tanto.

— Abre más tus piernas —Susurró sentándola en el escritorio que estaba en aquella aula vieja. Empezó a subir más su falta y a quitarse el cinturón de su uniforme.

— ¿Estas seguro que nadie sube a este lugar? No quiero meterme en problemas, mucho menos que mi llamen a mi madre.

— No pasará nada, tú madre no se va a enterar y saldremos de aquí antes de que la gente se dé cuenta que los dos desparecimos el mismo tiempo.

Ella rió.

Empezó a poner sus manos en los bordes de la mesa metiendo poco a poco su miembro en la entrada de la peli negra. Ellos rieron al sentirse uno al otro después de tanto tiempo.

Empezaron a juntar sus labios y sus lenguas respirando el mismo aire que había entre sus labios, disfrutado los sonidos obscenos que hacían sus lenguas al chocarse entre la otra.

Gemidos salían de los labios de la menor y a medida que el rubio iba con el ritmo más rápido los gemidos se convertían en jadeos, expulsando el aire que salía de su boca por todo el placer que sentía en ese momento.

Las manos del mayor empezaron a sujetar sus muslos desnudos, tomándola de su trasero llevándola hacia atrás. Está soltó un grito de sorpresa al darse cuenta de lo que el había hecho.

Ahora se encontraban sentados en aquel sillón del escritorio que nadie más usaba. Los gemidos aún estaban presentes y la manera tan fuerte en la que el la sujetaba le hacía saber que estaba a punto de venirse.

Los suspiros se volvieron mucho mas relajados, su agarre se aflojaba poco a poco y su mirada recorría cada uno de los chupones que tenía en el cuello.

— Te extrañé —El sonrió, dejando ver como sus dientes blancos resaltaban con su mandíbula, y sus colmillos tan finos que parecía un vampiro.

— Yo también —Sonrió una vez más.
























Ay dio mío.

DIRTY┃HAN JISUNG. Where stories live. Discover now