40

838 79 10
                                    

Llegando a la casa había notado que las luces de su casa estaba encendida, la menor solo se alarmó porque no sabía cómo contarle a su madre de donde venía.

La mentira más grande debía de inventar antes de entrar por esa puerta, pero al ver que también la luz de su habitación estaba encendida y las sombras de sus padres estaban ahí se había alarmado corriendo hacia la casa sin pensarlo dos veces. 

Subió las escaleras con cuidado, solo para saber que estaban buscando y los gritos de desesperación de Racier se escuchaban muy altos.

— ¡Esto es de un hombre Doni! ¿Como quieres que me calme cuando no estamos aquí anoche y esta mierda apareció de la nada? —Gritaba, con la pulsera de cadenas en la mano. Había olvidado eso ahí y jamás pensó que le traería problemas después.

— Tal vez se lo guardó a un amigo de la escuela, es posible de que se haya perdido y nuestra hija tenía pensado entregarlo —Decía el con paz, porque eso era lo que Racier necesitaba.

— Doni... —Siseó, aún con la pulsera en la mano —Estas consciente de que no estuvimos aquí anoche...

— ¿Que está pasando? —Preguntó después de escuchar todo lo que había dicho. Y el hecho de que su madre pudiese darse cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor la aterraba — ¿Otra vez revisando mis cosas mamá?

— ¿De quien es esto? Y espero que me respondas con la verdad jovencita.

— ¿De quien más va a ser? —Tenía que decírselo, tenía que hacerle saber que no tenía miedo. Quería ser libre, quería simplemente tener una vida normal con relación amorosa normal —Es de mi novio.

En realidad eso no fue lo que pasó, la fantasía de querer decirle todo lo que tenía en mente era algo que de verdad deseaba, pero al carácter de su madre junto con su pasado no le permitía ser ella misma con su propia familia.

— Aún estoy esperando a que contestes... ¿de quien es esta pulsera? Y no me digas que es de Olivia porque esa chica no existe.

Ella no tenía nada más que aportar, estaba llena de impotencia, cada vez que le veía a los ojos sentía ganas de meter los dedos en ellos... estaba tan enojada que tenía ganas de matarla.

Miró hacia su padre buscando alguna ayuda pero lo único que hizo fue mirarla y encogerse de hombros. Estaba entre la espalda y la pared.

— Es de un amigo...

— ¿Ves? Te lo dije —Habló Doni pero Racier había ignorado todo lo que su esposo le había dicho.

— ¿Amigo? ¿Estas segura?

— Si, mamá... estoy segura.

— ¿Ese amigo ha entrado aquí? ¿Ha entrado a tu habitación? ¿Ese amigo de ha metido entre las sábanas de mi hija? —Cada vez que su madre decía una sola palabra la menor tenía un nudo en la garganta que la hacía tragar seco.

— Racier, ¿que estas insinuando? Por dios... no te atrevas a hablar así de nuestra hija —Exclamó Doni un poco de serenidad.

— Encontré unas píldoras del día después en su baño, Doni. Encontré restos de no sé qué en sus sábanas esta mañana...

— Esto es mucho mejor que despertar solo en mi departamento.

— Esto es mucho mejor que escuchar mi maldita alarma junto con la voz de mi madre.

¿Que hacías revisando las sábanas de nuestra hija? Esto... esto de está saliendo de control Racier.

— Yo soy la persona que lava las cosas aquí... he visto suficiente, Doni... y si la sigues defendiendo como si bebiera agua bendita en las noches entonces sería mejor que te vayas.

Suspiró.

— Racier...

— Déjame a solas con ella...

El mayor se fue de ahí, cerrando la puerta dejando a la menor aún viendo cómo sostenía la pulsera con tanta rabia. Estaba tan confundida, no entendía por qué la trataba de esa manera.

— Un mechero, esta pulsera, restos de semen en tu maldita sabana... no se en qué más pensar _____...

— ¡Si me dejaras explicarte... si por lo menos dejas de ser tan hija de puta conmigo te dijera todo... si fueras una buena madre no estarías revisando mis cosas y revisando mis sábanas como una maldita loca! —Gritó.

— ¡¿Donde están tus valores? ¿Huh?! ¿Acaso te enseñé cómo abrirle las piernas a un cualquiera?

— ¡El no es un cualquiera mamá! —Había salido ese detalle, y Racier se había dado cuenta de que había un hombre metido en todo esto —¡Estás viéndote como una maldita psicótica, una desquiciada mental!

— ¡Lo hago para protegerte!

— ¡Lo haces para protegerme! Siempre usas esa maldita excusa... ¡Invadiste mi maldita privacidad! ¡Dos veces mamá! Eso ya es pasar la maldita línea.

— ¡Hago todo lo posible para que no pase lo mismo! ¡Eres mi hija y tú haces lo que yo digo!

— ¡Porque en tu pasado tenías un complejo de puta no se significa que yo vaya a ser igual! —Sintió como su mano se estampó en su rostro para escuchar las palabras que antes a la menor le dolían. Pero ahora no era lo mismo.

— ¡Estas castigada!

— ¡Castigada una mierda! Me largo de aquí maldita sea, es que no te aguanto más, me haces tener problemas en mi salud mental, me haces tener ganas de matarte —Arrugó sus dedos frente a su cara transmitiendo toda la ira y la desesperación que sentía la menor.

Estaba sorprendida en cómo se había convertido la relación entre su hija y ella. Antes se contaban todo, pero ahora la desconocía, tal y como se desconocía a ella misma también.

Quería saber por qué había dicho las cosas de su pasado en su contra y es que la verdad ha estado imaginándose como sería la vida de su única hija si le pasara lo mismo.

DIRTY┃HAN JISUNG. Where stories live. Discover now