〔:🌻:〕「 1 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Aether suspiró antes de entrar al aula. Era el chico nuevo; sabía que todas las miradas se dirigirían a él, que el silencio aparecería solo y exclusivamente para recibirlo. Prefería mil veces pasar desapercibido, pero iba a ser imposible.

Cruzó el umbral de la puerta por fin, con la cabeza agachada, mirándose las puntas de los zapatos mientras avanzaba entre las mesas, evitando el contacto visual con cualquiera. Fue hasta el fondo, ignorando los cuchicheos que iba dejando atrás por donde pasaba, y se sentó en una de las mesas del final, junto a la pared.

Puso su mochila sobre el escritorio y levantó por primera vez la vista. Los demás alumnos allí presentes lo estaban mirando y hablaban sin apartar sus ojos del rubio. Sin embargo, todo fue mejor de lo que Aether había esperado y, justo como prefería, no pareció despertar mucho la curiosidad de sus nuevos compañeros.

Aether se había mudado a Liyue recientemente junto a sus padres y su hermana. No era más que algo provisional hasta que su viaje a Inazuma estuviera listo, lo cual tardaría unos meses dados los problemas que estaba dando el gobierno de Inazuma para aceptar la entrada de extranjeros.

Ya había vivido en Mondstadt, la ciudad del viento y la poesía. Tenía muy buenos recuerdos de aquel sitio y se había visto obligado a separarse de los amigos tan maravillosos que había hecho allí, lo cual todavía le afectaba. Ahora tenía que empezar de cero, hacer amigos nuevos, pero no quería. No quería porque sabía que tendría que marcharse de nuevo y dejarlos atrás otra vez.

Liyue parecía mucho más activa que Mondstadt, en el sentido de que parecía que siempre había gente en sus calles, sin importar la hora que fuera, por no mencionar la cantidad de festivales de los que Aether había oído hablar y que, en el fondo, tenía tantas ganas de vivir.

El rubio estaba rebuscando en su mochila, nada en concreto, tan solo pretendiendo estar ocupado para que nadie se le acercara; hasta que una mano con las uñas pintadas de negro y anillos en casi todos los dedos irrumpió sobre la mesa dando un golpe con la palma, haciendo que Aether levantara lentamente la vista a la vez que suspiraba.

—Quítate —ordenó el chico de los anillos.

Aether lo miró directamente a los ojos, unos ojos dorados sutilmente maquillados. Su peculiar peinado, de un color verde oscuro casi negro y mechones turquesas, combinaba a la perfección con el resto de su apariencia, que hacía que su mirada pareciera incluso más afilada que el collar de pinchos que llevaba al cuello.

—¿Eres sordo o qué? —gruñó con impaciencia—. Este es mi sitio. Aparta, joder.

Agarró la mochila de Aether con mala gana y la arrojó al suelo, haciendo que al rubio se le escapara una exclamación de confusión. El azabache no estaba de humor para aguantar que se sentara en su sitio, mucho menos para ser amable con él.

—¡Oye, oye! —dijo Aether—. Ya me quito, ya me quito, por Los Siete... —murmuró, levantándose.

El rubio se sintió humillado al recoger su mochila. La sensación fue incluso peor cuando vio que los demás estudiantes lo estaban mirando sin hacer nada. No tardó en comprender que allí nadie quería llevarle la contraria al desagradable del collar de pinchos. Con lo antipático que era, no le extrañó en absoluto.

Lo miró de reojo y se prometió que evitaría cualquier contacto con él de ahí en adelante. Aquello no había sido más que un altercado sin importancia que no se volvería a repetir.

Aether se dirigió a otro de los sitios libres y le preguntó a la estudiante sentada delante de él si había vuelto a escoger un asiento ocupado, a lo que la chica respondió rápidamente que no.

—Xiao da miedo, ¿verdad? —murmuró la chica, señalando con la barbilla al chico de antes.

Así que Xiao era su nombre. Era bueno saberlo para no llamarlo nunca, pensó Aether.

—Unos segundos han sido suficientes para saber que no quiero interactuar con él nunca más —resopló Aether, haciendo que la estudiante se riera.

—Parece que solo se lleva bien con Ganyu —dijo—. Oye, por cierto, soy Hu Tao.

Se volvió para rebuscar algo en su mochila. Al girarse de nuevo, le entregó a Aether una tarjeta. El chico se fijó en que sus uñas también estaban pintadas de negro y que en algunos de sus dedos se ceñían finos anillos plateados. A Hu Tao, sin embargo, no le daban un aspecto espeluznante.

—Hija del director de la Funeraria El Camino y futura septuagésimo séptima directora de la misma —sonrió—. Te ayudamos a pasar al otro lado con resultados excelentes si adquieres nuestros servicios. ¡Los mejores de Teyvat, sin duda!

Aether titubeó ante tal presentación y al ver que no reaccionaba, Hu Tao le entregó la tarjeta a la fuerza.

El rubio se replanteó si había sido buena idea sentarse detrás de ella cuando Hu Tao volvió girarse a hablar por cuarta vez en menos de cinco minutos. Él solo quería estar tranquilo y, hasta el momento, no había tenido éxito.

—Oh, mira, una cara nueva. —Aether levantó la vista hasta encontrarse con otra chica, de ojos turquesas y pelo del color de los cerezos en flor.

—¿Has visto, Yanfei? —sonrió Hu Tao mientras la recién llegada ocupaba el sitio junto a ella—. Se llama... Se llama... Uhm... ¿Cómo te llamas? —le inquirió al rubio, después de darse cuenta de que ni siquiera se había preocupado de hacerlo antes.

—Aether.

—Se llama Aether —repitió Hu Tao.

—No suena a un nombre de por aquí —observó la recién llegada—. Ah, me llamo Yanfei, la futura mejor asesora legal de Liyue y probablemente de todo Teyvat. —Se dio unos golpecitos en la sien—. Grábatelo en la cabeza, eh. De aquí a unos años podrás presumir de haber hablado con la mejor abogada del mundo.

Aether mostró una sonrisa, pero no pudo evitar preguntarse para sus adentros por qué narices todo el mundo allí parecía querer venderle algo. Valía que Liyue fuera conocida como la ciudad del comercio y los contratos, pero ¿de verdad llegaba a aquel punto?

Gracias a Los Siete o lo que fuera, el profesor llegó, haciendo que tanto Hu Tao y Yanfei se callaran y que Aether por fin tuviera algo de agradecida paz.

* * *

El rubio se reunió con su hermana a la salida. Había sido un primer día pésimo y horrible. Entre la peculiar de Hu Tao, la charlatana de Yanfei y el desagradable de Xiao, Aether había empezado el curso con mal pie.

—¿Qué tal ha ido? —inquirió Lumine.

—Esperemos que la cosa mejore —suspiró.

—¿Tan mal ha estado?

—Las que se sientan delante de mí hablan por los codos y hay un chico que tiene cara de comer bebés para desayunar. —Miró a su hermana—. Sí, tan mal ha estado.

—Vaya... Bueno, ya verás cómo irá a mejor —lo consoló Lumine—. El primer día suele ser así de malo.

—Quiero que este año pase rápido... Quiero que nos vayamos a Inazuma lo antes posible.

Lumine respondió sin apartar la vista de su móvil.

—Yo también, la verdad. Siento que este va a ser un año vacío y sin emociones.

—Un año desperdiciado —comentó Aether.

—Algo así. Ah, por cierto —dijo de pronto su hermana—, en mi clase hay una chica bastante guapa.

—¿Y?

—Y podría hacerme su amiga y presentártela, ¿eh? —añadió, dándole un codazo con complicidad.

Aether resopló, poniendo los ojos en blanco. Lumine siempre estaba con lo mismo y el chico estaba ya un poco harto de ello.

—Deja de intentar emparejarme, por Los Siete —repuso.

—Se llama Ganyu —insistió Lumine—. Tiene unos ojos muy bonitos.

Aether movió la mano en el aire para darle a entender a su hermana que no quería hablar más de ese tema. No fue hasta segundos después cuando se dio cuenta de que ya había oído mencionado ese nombre antes, saliendo de la boca de Hu Tao. Recordó que la chica había dicho que Ganyu era la única que se llevaba con Xiao, así que no pudo evitar imaginársela con el mismo aspecto amenazante que el azabache.

—Vamos a casa ya, anda —instó Aether, emprendiendo la marcha.

Menor que tres (<3) [Xiaether] (High School AU)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora