〔:🌻:〕「 Epílogo 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Las ramas de los árboles, desnudas, se alzaban hacia el cielo gris, intentando encontrarse con las nubes para contarles entre silenciosos susurros cómo era la vida anclada al suelo, mientras que las nubes, a cambio, les narraban sus aventuras como viajeras del cielo. La brisa fría cotilleaba su conversación, pasando entre las ramas finas y llevándose consigo sus secretos.

Habían pasado cinco meses, cinco largos e inacabables meses. Todo había cambiado: los árboles ya no tenían frondosas copas verdes, ni el aire de la mañana seguía siendo cálido y agradable, ni el cielo estaba completamente despejado. Era casi invierno otra vez, y Xiao tenía más frío que otros años.

Las cosas podían cambiar mucho en cinco meses. El color de las hojas de los árboles cambiaba, igual que la vida de la ciudad, el plumaje de los pájaros o el caudal del río.

Xiao también había cambiado. Tal vez ahora se veía más maduro; sus ojos, más felinos; sus rasgos, más marcados. Quizás incluso había crecido algunos centímetros o estaba más delgado. A lo mejor sus hombros eran ahora más anchos o sus manos, más hábiles.

Todo había cambiado. Todo salvo lo que Xiao sentía por Aether. Eso seguía siendo exactamente igual que hacía cinco meses. Un amor tan puro como el suyo era inmune a cualquier cambio.

Lo había echado tanto de menos... Los primeros días sin él fueron horribles, igual que las primeras semanas. Sin él, los días parecían más largos; las tardes, más tristes; y las noches, más profundas. Por muchas videollamadas que hicieran, nada podía compararse a sentir su calor en un abrazo.

Xiao no podía creerse que volvería a verlo después de tanto tiempo. Quizá cinco meses no era una eternidad, pero a él se le hizo parecido. Los siete meses que había pasado con Aether le resultaron cortos y fugaces, sintió cómo el tiempo se le escapaba de las manos y que se le escurría entre los dedos como si tratara de atrapar agua.

Y, sin embargo, los cinco meses que había vivido sin tenerlo a su lado se le hicieron insufribles, interminables, inacabables. Como si le hubieran quitado un pedacito de él, y más o menos así era, pues su corazón se había ido con Aether a cientos de kilómetros en medio del inmenso mar.

Pero por fin esos meses grises acababan. Por fin lo vería en persona de nuevo, por fin podría abrazarlo después de tanto tiempo, por fin sustituiría el frío del móvil con el que le había estado escribiendo cada día por la calidez y la suavidad de su mano.

Por fin volvería a su lado.

Xiao no podía dejar de sacudir las piernas, ni de tragar saliva, ni de levantar la vista cada cinco segundos. Por Los Siete, qué nervioso estaba. Y qué emocionado. Le quemaba el pecho de la emoción, sentía que le explotaría el corazón de lo rápido que le latía. ¿Cuánto más tardaría en llegar el tren que le traía a Aether de vuelta a sus brazos? ¿Cuánto más tendría que soportar la genuina ilusión que lo estaba asfixiando?

Comprobó la hora en su móvil por enésima vez, deseando que fueran ya las diez y treinta y dos, hora para la que estaba prevista la llegada del tren de Aether. Sin embargo, para su pesar, todavía eran las diez y veintitrés. Tan solo habían pasado dos minutos desde la última vez que miró la hora. Llevaba sentado en aquel banco de la estación desde las diez y siete y aquellos últimos minutos que lo separaban del rubio se le estaban haciendo incluso más largos que los cinco meses que había estado a kilómetros de él.

Sus ojos dorados se quedaron mirando los números de la hora, que pasaba lenta, como si cada minuto durara lo mismo que una eternidad. Sin embargo, su mirada no tardó en desviarse a la imagen que tenía de fondo de pantalla: una de las muchas fotos que se había tomado con Aether antes de que tuvieran que separarse.

Menor que tres (<3) [Xiaether] (High School AU)Where stories live. Discover now