〔:🌻:〕「 42 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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La estación no estaba muy llena. Después de todo, no eran siquiera las diez de la mañana, pero la familia necesitaba estar en el aeropuerto antes de las once para tomar el avión que los llevaría a su nuevo hogar en Inazuma.

Lumine se notaba decaída, Aether tenía la mirada apagada. En sus corazones vibraba el dolor de tener que despedirse, en una nueva ocasión, de la ciudad que habían considerado su hogar durante los últimos nueve meses de sus vidas. En sus almas se sacudía la angustia de tener que despedirse, una vez más, de los amigos tan maravillosos que habían hecho.

Era tan desgarrador el dolor de tener que marcharse que ni siquiera notaban sus corazones latiendo. Lo único que sentían era desconsuelo y unas inmensas ganas de romper a llorar en cualquier momento. La felicidad que había protagonizado sus vidas durante los últimos meses había sido bruscamente apartada para ser sustituida por el amargo sabor de la despedida.

Los padres de los gemelos conversaban en el andén, rodeados de maletas, dándoles a sus hijos algo de intimidad para despedirse de sus amigos. Los dos adultos sabían lo insoportable que tenía que ser repetir la experiencia de comenzar una nueva vida en otra nación, pero no tenían más remedio que partir. Después de todo, desde el principio Liyue no había sido más que un lugar provisional donde vivir hasta que fuera viable mudarse a Inazuma.

A unos metros de ellos estaban Aether y Lumine junto a sus amigos. Hu Tao, Yanfei, Ganyu, Keqing y Xiao... En sus rostros se reflejaba también dolor y tristeza. Extrañarían enormemente a los hermanos, que dejarían un hueco vacío en sus corazones. Ver partir a un par de amigos como los gemelos, con quien tantas risas y momentos bonitos habían compartido, no iba a ser nada fácil para ellos tampoco.

Keqing traía consigo una bolsa rectangular celeste que sostenía con sus manos pálidas y finas. Con un tono apagado que intentó disimular detrás de una voz amable y dulce, ofreciéndole la bolsa a Lumine, dijo:

—Esto es para vosotros. Es un regalo que hemos queridos haceros entre los cinco. Esperamos que os guste. —Se obligó a sonreír.

Lumine tomó la bolsa y tanto ella como Aether no tardaron en asomarse y mirar su interior. Logrando esbozar una sonrisa en medio de la amargura, la chica extrajo de la bolsa lo que parecía ser un álbum de fotos.

—Hemos escogido las fotos en las que mejor salís, eh —comentó Hu Tao, persiguiendo la intención de amenizar un poco el momento.

Lumine y Aether ojearon el álbum. Había imágenes de ellos y sus amigos, imágenes que se habían tomado durante todo el tiempo que habían compartido juntos, recuerdos que guardarían siempre con cariño en sus corazones. Ahora, eso era lo único que podían llevarse a Inazuma: los recuerdos que tenían en común.

Yanfei no se contuvo más las ganas y fue la primera en dar el primer paso, estrechando a Aether entre sus brazos y, justo después, a Lumine. Cuánto los apreciaba, por Los Siete. Cuántas veces la habían soportado cuando se ponía a hablar sobre leyes, cuántas veces la habían escuchado cuando encontraba incoherencias en los códigos legales de las distintas naciones, cuántas veces habían escuchado en silencio cualquier cosa que tuviera que decirles...

La chica sabía que hablaba por los codos, que a veces no sabía callarse y que tendía a ser algo pesada e insufrible. Sabía que esos eran sus principales defectos, pero los hermanos la habían soportado durante nueve meses a pesar de todo. Ni siquiera ella sería capaz de aguantarse a sí misma, por Los Siete.

Los apreciaba muchísimo y la destrozaba tener que decirles adiós. ¿Quién la escucharía con tanta paciencia a partir de ahora?

Hu Tao fue inmediatamente después. No sabía quién sería capaz de comprender su humor tan enrevesado, ni quién se atrevería a ir con ella a dar paseos por la lúgubre y espeluznante Colina Wuwang, ni quién vería con ella películas de miedo en el cine después de que los gemelos se fueran.

Si pudiera, le gustaría volver atrás en el tiempo, regresar a ese día en el que Aether llegó como el chico nuevo y desorientado, le gustaría volver a ofrecerle la tarjeta de contacto de la funeraria, le gustaría ver esa cara que ponía cada vez que se giraba a hablar con él cada dos minutos. Le gustaría poder repetirlo todo otra vez.

A Hu Tao no le daba miedo la muerte. A ella le daba miedo el paso del tiempo. Eso sí que era aterrador.

Keqing les dio un cordial abrazo a los dos también. Los hermanos la habían ayudado a despejarse un poco de sus obligaciones. Keqing no solía salir mucho antes de que fueran amigos y siempre tenía la excusa de tener algo que hacer. Pero tanto Lumine como Aether consiguieron hacer que se exigiera menos a ella misma y que pasara más tiempo con las personas a las que quería en vez de estar enterrada bajo montañas de responsabilidades.

Ahora Keqing estaba más relajada y se tomaba las cosas con más calma, aunque seguía siendo una chica organizada y responsable. Y estaba convencida de que si los hermanos no hubieran aparecido en su vida, jamás habría hablado con Hu Tao, Yanfei o Xiao, jamás habría forjado unas amistades tan estupendas con ellos y jamás habría comprendido lo maravilloso que era tener a personas tan únicas a su lado.

Y qué podía decir Ganyu... Su corazón se llenaba de paz cuando pensaba en los gemelos. No podía pedir más. Se sentía querida por ellos, sentía que la escuchaban y que la entendían. Ganyu no hablaba mucho y era bastante reservada. Justo por eso pensaba a veces que no tenía nada interesante que atrajera a los demás. Pero sin embargo, Lumine y Aether tenían un hueco para ella en su corazón.

No podía evitar preguntarse qué fue lo que hizo que dos personas tan geniales como ellos dos quisieran acercarse a alguien tan tímida y de tan pocas palabras como ella.

Y mientras Ganyu estrechaba a Aether tratando de contener el llanto, Xiao abrazaba a Lumine, a la vez que Keqing, Hu Tao y Yanfei se consolaban entre ellas y trataban de animarse dentro de lo posible.

Los ojos plateados como la luna de Ganyu miraron los ojos dorados como el sol de Aether. Le costó, pero Ganyu logró dedicarle una sonrisa y algunas emotivas palabras de despedida antes de acercarse a Lumine.

Y entonces, sus miradas se cruzaron, las de Aether y Xiao.

A los dos les costaba sonreír.

A los dos les costaba tragar saliva.

A los dos les costaba reprimir el llanto.

A los dos les costaba tener que decirse adiós.

Menor que tres (<3) [Xiaether] (High School AU)Where stories live. Discover now