〔:🌻:〕「 18 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Habían dado un paseo por el puerto juntos. Xiao había notado que Aether se acercaba a él más de la cuenta, o quizá tan solo estaba imaginando cosas. Un paseo por el puerto nunca le había parecido nada especial, pero desde que había aceptado sus sentimientos y le había hablado de ellos a Ganyu, cualquier cosa le parecía que podía convertirse en algo romántico y bonito que compartir con Aether.

En realidad, desde que había aceptado sus sentimientos, se encontraba mejor consigo mismo. Sabía que todo era temporal, pero de alguna forma ya no le preocupaba tanto.

Después del puerto, habían ido al centro comercial que quedaba cerca y recorrieron las tiendas de arriba a abajo varias veces hasta que les dolió la cabeza de estar allí dentro.

Para finalizar, se detuvieron en un restaurante de comida rápida cuya especialidad era el pollo frito, llamado TFC —siglas de Teyvat Fried Chicken—, donde cenaron algo antes de regresar a casa.

Ahora allí, en su portal, Aether creyó que era el momento. Xiao se había quedado en silencio después de despedirse, pero seguía allí parado, esperando a que el rubio entrara por fin al edificio.

Fue entonces cuando Aether quiso dar el paso y atreverse a dejar a un lado los nervios que le estrujaban el pecho. Se inclinó y cerró los ojos, esperando el contacto de los labios de Xiao sobre los suyos. Los mensajes entre Lumine y Ganyu le confirmaban que sentían lo mismo el uno por el otro, la mirada del azabache cuando fue a disculparse con él hablaba por sí sola; así que en eso encontró el valor que necesitaba para lanzarse por fin.

Pero cuando Xiao se percató de lo que estaba ocurriendo y de lo cerca que tenía a Aether, los nervios lo invadieron y su reacción inmediata fue darle una bofetada al rubio, una bofetada que llevó más fuerza de la que a Xiao le hubiera gustado. Por Los Siete, se puso tan nervioso que no podía pensar en nada, mucho menos en controlar su fuerza.

Aether se dobló sobre sí mismo y se llevó las manos a la mejilla dolorida. Fue tan repentino y rápido todo... El guantazo hizo que se le saltaran las lágrimas y que gimoteara afligido. Sentía que la cara le ardía, pero no sabía si era de dolor o de vergüenza.

Xiao quiso disculparse de inmediato y se odió a sí mismo por haber tenido una reacción así, por haber golpeado a Aether, por haberle hecho daño. Sin embargo, el nudo que tenía en la garganta le impidió pronunciar palabra alguna.

—Con que te apartaras era suficiente —musitó Aether. Qué momento tan malo; deseaba que la tierra se lo tragara—. Lo siento, pensaba que... —Dejó la frase en el aire y suspiró—. Da igual... Es que...

—Aether, yo...

—Perdóname si te he incomodado, no era mi intención. Es que verás...

—Tú me...

Qué palabras tan difíciles de pronunciar, por Los Siete, pero le echó valor y las dijo, porque Aether se merecía escucharlas.

—Tú me gustas, Aether.

El corazón del rubio dio un salto en su pecho al oír aquello. Al final Xiao lo había dicho primero.

—Y perdóname por haberte dado una bofetada —se disculpó también Xiao—. Son demasiadas emociones para mí y me cuesta manejarlas... Me he puesto nervioso y me ha salido solo. Lo siento mucho, de verdad.

A Aether ya parecía que se le había olvidado lo del guantazo. En su cara se dibujaba una sonrisa encantadora y sus ojos dorados parecían más brillantes que nunca.

—¿Puedo darte un abrazo? —inquirió.

—Supongo que sí.

El azabache extendió los brazos, gesto al cual no estaba muy acostumbrado. No solía hacerlo a menudo, mejor dicho, no solía hacerlo nunca; pero algo le dijo que con Aether la cosa cambiaría bastante.

El rubio no se contuvo más y lo estrechó todo lo fuerte que pudo. Tuvo que aflojar el abrazo cuando pensó que estaba estrujándolo demasiado, pero Xiao en ningún momento se había quejado por ello.

La voz de Aether sonando como un susurro junto a oreja hizo que se le erizaran los pelos de la nuca al azabache.

—Tú también me gustas, Xiao. Mucho.

—Pero no creo que sea buena idea que tengamos algo —musitó Xiao, haciendo que Aether se separara de golpe para mirarlo.

—¿Y eso?

—Bueno... —Podría haber mencionado la partida de Aether al final del curso, pero no quería hacerlo sentir culpable. En su lugar, se echó tierra a sí mismo—: Sé que a veces soy muy borde y no sé si sería un buen novio —bufó en lo que pretendió ser una carcajada, una carcajada que tenía la intención de disminuir el dolor propio—. Y creo que tú te mereces algo mejor... Yo tengo demasiada mierda encima y...

—Me da igual —lo interrumpió Aether.

—Pero...

—Se puede intentar —sugirió el rubio—. De verdad que quiero intentarlo... Me gustas mucho, Xiao. Y yo te gusto, ¿no?

El azabache asintió con la cabeza, pero entonces mencionó el tema:

—¿Y cuándo tengas que irte a Inazuma?

Aether se encogió de hombros.

—Pues tendré que irme, pero mientras tanto, hasta entonces, podemos estar juntos.

—Quedan siete meses.

El rubio mostró una sonrisa. Si su mente había divagado hasta el día de su partida y se había imaginado en la situación de tener que despedirse de Xiao, aquella sonrisa que esbozó logró esconder muy bien el desconsuelo que la idea pudo haberle causado.

Sujetó la cara de Xiao entre sus manos. Fue entonces cuando el azabache se percató de que seguía teniendo los brazos alrededor de Aether y sintió cómo su propia mirada brillaba por todas las emociones que suponían el simple hecho de tenerlo cerca.

—Entonces hagamos que sean los mejores siete meses de nuestras vidas, ¿sí? —susurró por fin Aether.

La ilusión de Aether tuvo que habérsele contagiado. ¿Por qué si no cedería tan fácilmente a esos sentimientos que se había estado obligando a ignorar? ¿Por qué si no de repente ese miedo que tenía a enamorarse había dejado de acecharlo? ¿Por qué si no la vida le parecería tan hermosa de pronto?

Aether se inclinó hacia él lentamente, estudiando su reacción. Sabía que no se ganaría otra bofetada, pero prefería ser precavido por si las moscas. Los ojos dorados de Xiao no tardaron en mirar los labios del rubio, dejándole claro que el deseo del beso era mutuo.

Sus bocas se juntaron por fin. Aquella era la primera vez que los labios de Xiao tocaban los de otra persona. Fue una experiencia muy nueva para él y quizá por eso se esforzó en hacerlo lo mejor posible, moviendo el labio inferior constantemente, buscando la posición idónea para encajar con los de Aether en todo momento, a la vez que disfrutaba de lo dulces y suaves que le parecían.

El rubio se tuvo que separar, pues sus pulmones reclamaban oxígeno. Aprovechó el momento y miró a Xiao. Normalmente parecía antipático, como si odiara el mundo, pero en aquel momento se veía tan diferente, tan dulce y amable...

Se veía tan enamorado del chico que tenía delante...

Menor que tres (<3) [Xiaether] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora