〔:🌻:〕「 21 」 ༄˚⁎⁺˳✧༚

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Xiao estaba nervioso, pero procuraba disimularlo lo mejor que podía. Hablaba solo cuando le dirigían la palabra exclusivamente a él y el resto del tiempo mantenía los ojos fijos en su plato. Le habría gustado fijarse en cómo eran los padres de los hermanos y buscar sus parecidos, mirar lo guapa que había venido Lumine o por supuesto quedarse embobado con la sonrisa de Aether cada vez que la esbozara; pero prefirió centrarse solo en su tofu.

Al acabar de comer, levantó por fin los ojos y, muy correcto con sus modales, utilizó la servilleta y dejó los cubiertos recogidos.

—Bueno, debería irme ya —anunció Xiao, sin atreverse a mirar a la cara a los padres de Aether. Se puso de pie, se colgó la funda con el bajo a la espalda y recogió su monopatín—. Muchas gracias por invitarme —añadió, esforzándose en dirigirles una mirada por fin.

—No es nada, hombre —sonrió el padre de Aether.

El azabache le habló entonces al rubio. Por un momento, logró ignorar al resto de la familia para hablarle con naturalidad:

—¿Mañana quedamos?

Aether miró con ojos inquisitivos a sus padres.

—¿Me dejáis? —preguntó.

Su madre asintió, mientras que su padre se encogió de hombros.

—Claro —dijo este último.

El rubio se giró de nuevo hacia Xiao.

—Pues ya has oído a los jefes —sonrió.

—Bien —murmuró el azabache—. Pues mañana nos vemos. —Miró a Lumine y a los padres—. Buenas noches.

Y justo cuando se disponía a irse por fin, la voz de Aether volvió a sonar:

—¿Puedo acompañarlo fuera?

El visto bueno de su madre fue suficiente para que Aether se levantara de la silla y se dirigiera con Xiao hasta el exterior del restaurante.

En la calle, la luz de las farolas iluminaba la ciudad. Al ser sábado por la noche, a ninguno de los dos le extrañó la de movimiento que había, tanto de transeúntes como de vehículos.

Por fin solos, y sin los padres de su novio cerca, Xiao se sintió por fin liberado de la tensión. Al escuchar la risita de Aether detrás de él, la liberación fue todavía mayor.

—Has salido vivo de una cena repentina con mis padres.

—Creo que no he tragado más saliva en mi vida —farfulló, metiéndose una mano en el bolsillo.

—Me he fijado.

—¿Se me notaba mucho? —inquirió, instalando en su cara una expresión de preocupación.

—Pff... Qué va. Lumine y mis padres ni se habrán dado cuenta, pero yo te conozco un poco más y he notado lo nervioso que estabas.

—¿Crees que les he caído bien?

—Hmm... Diría que sí.

Xiao suspiró, aliviado.

—Eso era lo que más me preocupaba —admitió—. No se me da muy bien relacionarme con adultos...  O relacionarme en general... Y quería causarles una buena impresión.

—Y lo has hecho muy bien, no te preocupes.

Hubo un silencio entre ellos en el que Aether pateó una piedrecita hasta arrojarla a la carretera. Su concentración era tal que se sobresaltó al oír el monopatín de Xiao dando contra el suelo.

—Debería irme ya —anunció el azabache—. Hay un buen tirón hasta la posada.

En ningún momento había hecho siquiera el amago de extender los brazos, pero aun así Aether entendió que justo después de esas palabras venía un abrazo. Se acercó a él y lo estrechó, aunque la funda del bajo en su espalda le estorbó un poco.

Al separarse aprovechó también y le dio un beso de despedida, breve, pero tan tierno y dulce que Xiao agachó la cabeza para que no lo viera por si se le ponían rosas las mejillas.

—Mañana nos vemos —dijo, subiéndose al monopatín.

—Ten cuidado.

—Siempre lo tengo.

—Escríbeme cuando hayas llegado a la posada —pidió el rubio.

—¿Tanto te preocupa?

Aether asintió.

—Es sábado por la noche, hay mucho tráfico, hay más gente que sale de fiesta, más gente que bebe y más gente que luego conduce estando ebria... Y tú vas patinando por la carretera... —explicó—. Tanto me preocupa, sí...

—Ya veo... Bueno, pues en cuanto llegue te escribiré, para que estés tranquilo.

—Gracias...

Xiao le dedicó una sonrisa y finalmente partió. Aether regresó al interior del restaurante con su familia.

Con el aire dándole en la cara, revolviéndole el pelo y obligándolo a entrecerrar ligeramente los ojos, Xiao sintió cómo esa sensación que se estaba acostumbrando a sentir le invadía de nuevo el pecho. Le gustaba que Aether se preocupara por él, que quisiera ayudarlo siempre, que mostrara ese interés en él...

Hacía que se sintiera querido e importante. Y por Los Siete, cuánto había extrañado esa sensación.

* * *

La familia todavía estaba en el restaurante. Aether estaba a punto de comerse su postre cuando su móvil, sobre la mesa, vibró cerca de su mano derecha. Soltó la cucharilla con la que iba a atacar su flan —prefirió optar por algo tradicional al no ver ningún postre típico de Liyue que le llamara la atención— y comprobó a qué se debía.

Vio que era un mensaje de Xiao y se apresuró a leerlo.

Ya estoy en la posada. ¿Más tranquilo así?

Aether respondió después de limpiarse las manos con una servilleta:

Claro que sí.

Por supuesto que se sentía aliviado al saber que Xiao había llegado sin problemas a la posada. Era justo como Aether había dicho: solía haber más imprudentes al volante, así que aquel mensaje del azabache le permitió suspirar tranquilo por fin.

Le llegó otro mensaje de Xiao antes de apagar el teléfono, y como su padre le estaba recriminando que estuviera con el móvil mientras comía, se resignó a leerlo desde la barra de notificaciones:

Qué bobo te pones, eh. Bueno, voy a darme una ducha. Te escribiré luego. Chao <3

Menor que tres (&lt;3) [Xiaether] (High School AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora