Capítulo 14

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-¡Ba! ¡Ba ba! -murmuró Michi golpeando la tabla de su silla para comer, exigiendo la papilla que Mika había preparado para el pequeño.

-Michi pronto comenzará a hablar -aceptó Yuu que acariciaba con ternura las mejillas rojas de su pequeño, sonriendo a más no poder.

Mika que colocó el plato con dibujos de animales impreso en este asintió con la cabeza con la misma expresión de felicidad que su todavía mejor amigo había dibujado en su precioso rostro, y sin poder evitarlo, se acercó bajando la cabeza para depositar un rápido beso en los labios de Yuu, quien en seguida correspondió gustoso.

Aquellas caricias se habían vuelto tan habituales, que ninguno de los dos se sentía tímido a ese punto, incluso lo sentían como algo natural para ellos, después de todo siempre habían sido tan cercanos, que solían parecer una pareja de casados, muchas veces hasta llegando a incomodar a todas las parejas que Mikaela tenía.

-¿Ya quieres comer? -preguntó Mila regresando a la estufa donde hervía una sopa de pollo que anteriormente había estado cocinando.

-Sí -aceptó-, ven aquí, yo sirvo los platos -propuso el azabache levantándose para que Mika descansara un poco, sin embargo rió y tomó un par de platos de vidrio impidiendo a su contrario que este sirviera la comida.

-Siéntante, Yuu-chan, soy yo quien hizo el platillo y quién decidió consentirte.

Yuu dibujó un puchero en su rostro que le pareció muy adorable al blondo, que sonrió en respuesta ingresando el contenido de la olla en los platos, para posterior a ello sentarse al lado de Michi que había quedado en el medio de ambos adultos.

-Si sigues consintiéndome así, me volveré dependiente de ti -advirtió Yuu que movió su cuchara en el contenido amarillo translúcido del caldo, que humeaba todavía por la temperatura. Las verduras se encontraban suaves y blandas, brillantes por encontrarse sumergidas en el platillo, con el pollo blanco que se deshacía en cada mordisco.

-Esa es la idea -bromeó Mikaela, llevando una cucharada a su boca, soplando y probando de su propip platillo. Por su parte, su mejor amigo rió imitando la acción del rubio.

-Mika, ¿no estás dejando pasar tu trabajo últimamente? -pidió saber Yuu en cuanto cayó en cuenta de que solía pasar mucho más tiempo con su propia persona y temiendo haber afectado la reciente vida laboral de su contrario.

En realidad, Mikaela aprovechaba el tiempo en el que Yuu no se encontraba en casa para trabajar, para así poder pasar tiempo tanto con Michi como con su mejor amigo, por lo tanto, muchas veces incluso se dormía pasadas las cuatro de la mañana, cuando el rubio siempre fue disciplinado a la hora de dormir, pero valía totalmente la pena por poder disfrutar de los preciosos ojos jades de Yuu y las risas y balbuceos que el pequeño bebé adoptivo de su mejor amigo dejaba salir.

-Estoy tomando más práctica -mintió el rubio-, así que soy más rápido.

Yuu no lo creyó del todo, incluso entrecerró los ojos observando a Mikaela inquisitivo.

El rubio al percatarse de ello, sonrió y se acercó a Yuu dando un suave y largo beso a este. Sus bocas se encontraban calientes por lo que comían, inclusl el sabor de sus labios era un poco extraño, pero eso no les importó cuando comenzaron a besarse.

-¡Ba! -rió Michi que observaba cómo ambos adultos se besaban, por lo que se separaron al recordar que un menor se encontraba viéndolos.

-No seas cotilla, amor -rió el de cabellos negros, tomando la manita llena de comida de su pequeño, más no le importó.

Mikaela sonrió al ver a Yuu perdido en su amor paternal, con un par de ojos enamorados. No entendía cómo jamás se había percatado de sus propios sentimientos, confundiendo la amistad con el amor cuando era más que evidente que Yuu lograba hacer latir desenfrenado su propio corazón, podía hacerlo enojar si hacía algo que lo perjudicara a sí mismo o que no confiara en su persona cuando siempre deseaba ayudarlo, y tenía el poder suficiente como para hacerlo llorar si era muy duro con sus palabras. Claro que no solía llorar fácilmente a ese punto, ambos habían alcanzado cieeta madurez incluso si a veces llegaban a pelear o a tener algún conflicto, como cuando recién llegó Michi a su vida.

-¿Por qué me ves así? -cuestionó Yuu avergonzado, escondiéndose tras Michi como si se tratara de un pequeño e indefenso gatito.

-Porque me gustas -respondió Mika sin siquiera pensarlo, lo que logró un respingo nervioso en Yuu que carraspeó para evitar sentirse tan cohibido con su mejor amigo.

-¿En serio...? -pidió saber, reincorporándose, mientras jugaba con la cuchara sin poder comer de su sopa más, no era la primera vez que se decían que se gustaban, pero Yuu era muy inseguro de sí mismo como para pedirle a Mika que fueran novios, y el rubio también se sentía tímido con Yuu, porque sus sentimientos eran muy reales y muy sinceros.

-Es en serio -murmuró muy serio, mirando a Yuu como si estuviesen hablando de algo de suma importancia.

Yuu carraspeó y comió de su sopa intentando evitar esa mirada, e intentando disipar todo el remolino de emociones que se depositaron en su estómago.

-Yuu-chan, tranquilo, come con cuidado -pidió un preocupado Mika, que antes de poder hacer algo al respecto, se dirigió a Michi que quería lanzar su plato de comida-. Michi, tu también, tranquilo -murmuró tomando las manitas del bebé, que pareció molestarse por no poder lanzar el objeto, con su carita completamente llena de papilla verde.

-¡Ba, ba, ba! -gritó al punto del llanto.

Tras saber que ya no quería más comida, Yuu se levantó de su asiento y cargó al pequeño sim importarle mancharse, para dirigirse al baño mientras daba palmaditas en la espalda del bebé.

-Voy a duchar a Michi -avisó el azabache, y Mikaela solo asintió con la cabeza, levantando el plato de Michi y comenzando a limpiar el lugar donde el pequeño travieso había comido.

Tras un par de minutos, Yuu salió del baño vestido con otro atuendo a la par de Michi que había sido limpiado correctamente.

-La comida se había enfriado, sin embargo, la calenté en el microondas cuando escuché que la regadera había dejado de escucharse.

Yuu asintió con la cabeza regalándole una sonrisa de agradecimiento, dejando a Michi en su silla para poder comer la preparación de su mejor amigo.

-¿Mika?

-¿Si?

Yuu no se atrevió a comer, a diferencia del rubio, sentía que había dejado una importante conversación cuando decidió limpiar a su pequeño, y no quería seguir postergando aquella pregunta que tenía atorada en su corazón desde que se volvieron más unidos de lo que ya eran.





Ay wey, hace un año que no actualizo ;-; pienso retomar esta historia, espero terminarla este año xD :(( no, pero en serio sí planeo retomarla y terminarla u.u una disculpa por la gran demora <||3

Una familia para Michirou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora