Capítulo 20

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Tras estrechar su mano con los docentes, y recibir su diploma de graduado, bajó escuchando de fondo los aplausos de la gente que había asistido a la ceremonia de graduación, sentándose al lado de su familia.

Mikaela lo observaba con un rostro de alegría genuina, con una suavidad increíblemente enternecedora, mientras Michi saltaba en las piernas del rubio emocionado, sabiendo que el de ojos verdes había obtenido un logro que ameritaba una gran celebración, por lo que incluso tomó la mano de Yuu que se escondía en su toga negra por la ocasión.

—¡Papá es el mejor!

Yuu dejó escapar una pequeña risita de emoción, escuchando de fondo cómo sus demás compañeros eran llamados para recibir al igual que él su diploma de graduación.

Se sentía muy feliz. Apenas hace poco jamás pensó que podría culminar sus estudios, ni siquiera quería hacer el intento porque había una motivación inexistente, así que escuchar a su pequeño felicitarlo de ese modo, mientras su novio asentía con la cabeza sin quitarle la mirada de encima, le hizo saber que la vida era mucho más grandiosa de lo que pensaba.

—Después de la graduación, le pedí a mi mamá que cuidara de Michi, te tengo una pequeña sorpresa —admitió Mikaela susurrando en el oído de Yuu.

El azabache sonrió asintiendo con la cabeza. Aunque también quería pasar ese día especial con su hijo, le gustaba mantener sus momentos a solas con Mikaela, así que se inclinó frotando su cabeza en el hombro de su contrario.

Una vez la reunión se dio por finalizada, Yuu cargaba a Michi en sus hombros, bajo la atenta mirada del mayor en caso de que tuviera que atrapar al niño si pudiera llegar a caerse, incluso sabiendo que su novio siempre había sido muy cuidadoso con él.

Michi iba tarareando una canción que él mismo se había inventado donde el protagonista de la misma no era nadie menos que Yuu. Mencionaba felicitaciones y adulaba a su padre adoptivo, diciendo lo genial que era, y lo mucho que lo quería.

El momento era hermoso. El cielo se encontraba coloreado de naranja debido a que casi llegaba el anochecer, el viento fresco que soplaba hacía que el cabello de las tres personas se meneara suavemente. Solo escuchaban el sonido de la gente caminando alrededor, pero era algo que había pasado a tercer, cuarto, puede que hasta quinto plano, porque lo principal era el sentimiento del momento que compartían en ese momento.

—¡Abuela Krul, abuela Krul! —saludó Michi alzando sus manitas cuando observó la cabellera rosada de la mencionada una vez llegaron a la entrada de su hogar y esta abrió la puerta.

La mayor corrió con emoción abrazando en seguida a Michirou con evidente cariño.

A Yuu todavía le sorprendía lo bien que Krul había tomado que iniciara una relación con su hijo y que además tratara a Michi como su verdadero nieto de sangre sin siquiera llegar a hacer un comentario que dejara al descubierto algún tipo de descontento.

—Regresen pronto, ¿Bien? Y felicidades, mi Yuu —tomó la mano del mencionado después de bajar un momento al niño, mirándolo con cariño—. Pásenla bien.

Después de despedirse de la fémina, Mika y Yuu tomaron sus manos, caminando en un silencio cómodo, siendo guiados por el rubio hasta llegar a un cine cercano.

—¿Veremos una película? —sonrió Yuu, un poco extrañado debido a la gran ausencia de personas alrededor.

—Algo así —exclamó con un poco de nervios su contrario, apretando la mano de su novio en un intento por calmar su corazón desbocado—. Ven, vamos adentro.

Una vez dentro de la sala, Mika y Yuu se sentaron en el medio, donde frente a las sillas en las que se situaron, tenían una pequeña mesa armable con una charola sobre ella, que incluía cada una, una cubierta de plata con comida, una copa, un juego de cubiertos plateados, y un pequeño florero con un par de rosas rojas en él.

—En realidad, renté este lugar por hoy... —admitió Mikaela, jugando con los dedos de Yuu que parecía intrigado por lo que contenía la charola. A juzgar por el aroma que emanaba, sabía que había carne allí, lo que era un poco extraño a su opinión porque estando en una sala de cine, había una charola que estaba adornada de algún modo con cierta elegancia, escondiendo un platillo secreto—. Porque... Porque hoy es un día especial para ti, y quería que hoy fuese mucho más especial.

Rara vez, Mikaela parecía tan tímido y tan nervioso. Por un momento incluso pensó que le propondría matrimonio.

—Eh, yo... No sé cómo ser cursi, ¿De acuerdo? No sé si exageré o si faltó más ingenio de mi parte —rió acariciando su melena rubia, a lo que Yuu dejó escapar una pequeña risa de ternura, inclinándose para besar con entusiasmo los labios de su novio.

—Eres el mejor, gracias por esto —sonrió recargándose en el hombro del más alto.

—El video se reproducirá pronto, así que... Podemos comer mientras —sonrió destapando ambas charolas, observando un plato que contenía verduras salteadas bañadas en una salsa oscura acompañado con un puré de papa suave como la nieve que se derretía en la boca, y un trozo de filete de res tierno y marrón brillante.

Debajo del asiento, Mikaela extrajo una copa de vino tinto que destapó rápidamente y sirvió a ambos, así que comenzaron a comer conversando animosamente.

Pronto, en la pantalla inició un pequeño video donde había distintas fotos de Yuu estudiando arduamente, haciendo tareas escolares así como también tareas del hogar.

Mikaela había colocado en el corto un par de frases que le parecieron una buena idea para alentar a Yuu y hacerle ver lo especial que era. Lo grandioso que era y lo lejos que había llegado.

El corto no duraba más de diez minutos, lo que fue suficiente para que el corazón de Yuu se derritiera y comenzara a creer que quizá sí, era mucho mejor persona de lo que pensaba.

Casi nunca dejaba al descubierto sus sentimientos, pero en ese momento, abrazó a Mikaela agradeciendo una y otra vez mientras retenía las ganas de llorar de felicidad que presentaba.

Había sido una noche inolvidable, empezando por el día especial donde había terminado sus estudios superiores.

Su día claramente mejoró como Mikaela quería debido a la cena que su novio organizó en una sala de cine donde se reproducían más momentos inolvidables que había pasado con su hermosa familia.

Una familia para Michirou Where stories live. Discover now